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9 de julio 2025

31 de julio 2024

¡Que alguien me explique!

Derrocar a Maduro

Los militares venezolanos están divididos. De que sus altos mandos reconozcan o desconozcan a Maduro dependerá si el sucesor de Hugo Chávez se aferra al poder a cualquier precio o si pacta con los Estados Unidos una salida negociada

Por Ramón Alberto Garza

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Dice la conseja popular, la que dicta la experiencia, que a un dictador jamás se le gana en las urnas. A un tirano se le derroca.

Y eso es lo que deberá suceder con Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela, quien volvió a proclamarse ganador absoluto en las elecciones del domingo pasado y que le darían un tercer mandato, desde que su mentor y también dictador, Hugo Chávez, le cedió el poder por motivos de salud. Selló su facha de tirano.

De qué tamaño sería la real oposición, que en los números totales “reconocidos” por el sistema oficial del Consejo Nacional Electoral se admite que Maduro apenas ganó por 7 puntos. El oficialismo, 51.2 por ciento y sus opositores, el 44.2. Pero nunca mostraron las actas, sólo cifras agregadas, números totales. Las escondieron.

El candidato opositor, Edmundo González, de la mano de la popular María Corina Machado -a quien Maduro despojó de su arrolladora candidatura- exhibieron el 73 por ciento de las actas que les dan un triunfo de dos a uno contra Maduro. Para los opositores, 6.1 millones de votos, para Maduro, 3.2.

Por eso, una docena de naciones, con la Organización de Estados Americanos al frente, salieron a demandar un conteo de votos. La exigencia viene también de los Estados Unidos, de la Unión Europea, de Argentina, Chile, Panamá, Uruguay, Perú y de Costa Rica.

La demanda de esas naciones no es de intromisión. Sólo busca confirmar a quién le asiste la razón. Si al presidente que controla los organismos electorales, pero no muestra actas que respalden su presunta victoria, o a los opositores que reclaman su triunfo con la mayoría de las actas en la mano.

Incluso, Brasil y su presidente, Lula da Silva -de izquierda- ya mostraron sus reservas sobre los resultados que entronizan a Maduro. La reacción del tirano fue la de romper relaciones con los países latinoamericanos que cuestionaron la elección. Sus diplomáticos ya fueron expulsados de Caracas.

Desde México, tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como su virtual sucesora, Claudia Sheinbaum, respaldaron las elecciones venezolanas y a su aliado Maduro. Igual como lo hicieron los gobiernos de China, Rusia y Cuba. Hay demasiados negocios sucios de por medio entre México y Venezuela. Ya lo verán. Segalmex y la leche en polvo, en la punta.

Por eso, el pueblo venezolano salió a las calles para protestar por lo que consideran un enorme fraude. Y por eso, el gobierno de Maduro salió a reprimirlos, dejando hasta ahora una estela de al menos 6 muertos, decenas de heridos y cientos de detenidos tras las manifestaciones masivas de repudio. El estallido está a punto de salirse de control.

Por eso, la Organización de Estados Americanos está convocando, para hoy miércoles, a un consejo extraordinario, para evaluar la situación y demandar nuevas elecciones con observadores internacionales. Sí, los mismos que fueron vetados por Maduro y a los que bajó de sus aviones cuando se dirigían a Venezuela. Como lo hizo con Vicente Fox. ¿A qué le temía Maduro?

Al menos, cinco estatuas del dictador Hugo Chávez, ya fueron derribadas en La Guaira, Carabobo y Caracas por los opositores a Maduro, emulando aquellas escenas de abril del 2003 en Iraq, cuando al momento de la caída de Saddam Hussein fue derribada su majestuosa estatua de bronce, generando una imagen que se eternizó en el inconsciente colectivo mundial como el símbolo de la caída de una dictadura.

Los militares venezolanos están divididos. De que sus altos mandos reconozcan o desconozcan a Maduro dependerá si el sucesor de Hugo Chávez se aferra al poder a cualquier precio o si pacta con los Estados Unidos una salida negociada. Casi como la entrega de Ismael “El Mayo” Zambada, a cambio de inmunidad. Con sabor a huida.

Lo que en el fondo se tiene que entender es que, más allá de una cruzada simple contra los cárteles en México o contra la dictadura de Maduro, lo que está en juego es la sobrevivencia del llamado Grupo Río. Es ese cónclave de naciones latinoamericanas que desde la izquierda tienen años buscando desligarse de los Estados Unidos y ya se alinean a los intereses políticos y económicos de China y sus aliados.

Y en el caso de Venezuela, más allá de su migración masiva, que ya expulsó de ese país a uno de cada cinco compatriotas, estamos hablando de la nación que todavía hoy detenta las mayores reservas petroleras en el planeta. Y eso, en manos de un tirano como Nicolás Maduro, no es poca cosa.

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