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13 de noviembre 2017

¡Que alguien me explique!

La locura de El Chapo

Para intuir el rumbo que tomará el caso de El Chapo, el abogado defensor establece que desde principios de noviembre el preso sufre “un deterioro mental"

Por Ramón Alberto Garza

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Desde que el 8 de enero de 2016 fue recapturado Joaquín “El Chapo” Guzmán y un año mas tarde, el 19 de enero pasado fue extraditado a los Estados Unidos, advertimos que estaríamos ante el caso mas espinoso y emblemático del narcotráfico global.

Más aún, alertamos que curiosamente el expedito proceso de extradición coincidió con los tiempos político- electorales, no de México, sino de los Estados Unidos.

Sentenciamos entonces lo curioso que fue que la entrega del Osama Bin Laden de las drogas, se concretara en el último día del gobierno del demócrata Barak Obama.

Aventuramos que ya extraditado -y bajo la figura de testigo protegido- El Chapo revelaría no solo sus enormes complicidades con los gobiernos mexicanos, sino sus peligrosas relaciones con encumbrados políticos y empresarios norteamericanos.

Joaquín Guzmán Loera fue enviado entonces a una prisión cercana a Nueva York, en donde un fiscal demócrata llevaría su juicio. Los focos rojos se encendieron en Washington.

Pero apenas se instaló el gobierno del republicano Donald Trump, ese fiscal demócrata fue relevado y en su lugar entró un republicano que, como decimos en México, luciría convenientemente “a modo”.

No pasaron muchos días para que el nuevo fiscal comenzara a jugar con la defensa del narcotraficante, en un intento por ir pavimentando el camino para decretarle una insanidad mental.

Y lo que entonces eran suposiciones, especulaciones fincadas en hechos, pero al fin especulaciones, comienzan a concretarse esta semana y se puede ir pronosticando un final feliz de libreto.

El magistrado norteamericano Brian Cogan ya autorizó que El Chapo sea examinado psicológicamente, tal como lo solicitó su abogado defensor Eduardo Balarezo.

El anuncio se hizo el martes, definiendo que esa evaluación podría darse tan pronto como la semana próxima, en una visita sin contacto físico entre el acusado y Cynthia Munro, la experta elegida para practicar la evaluación.

Para intuir el rumbo que tomará el caso, el abogado defensor establece que desde principios de noviembre El Chapo sufre “un deterioro mental manifestado en problemas para recordar personas, lugares o hechos”.

Y que entre los síntomas exhibidos se incluyen una profunda depresión, alucinaciones auditivas, delirios de persecución y severas migrañas que le impiden dormir.

Estaremos de acuerdo que de confirmarse el diagnóstico, lo declarado en juicio por Joaquín Guzmán Loera no tendría ninguna validez legal, considerando que se le decretaría oficialmente la insanidad mental.

Cualquier explicación que El Chapo diera de cómo fue que durante el sexenio del panista Vicente Fox se escapó de una prisión de alta seguridad, sería declarada una locura.

Con mas razón lo serían sus explicaciones de cómo se consolidó como el mayor narcotraficante del planeta en el sexenio del también panista Felipe Calderón. Devaneos mentales.

Tampoco tendrían credibilidad sus confesiones sobre presuntas vinculaciones financieras con grupos inmobiliarios internacionales -algunos de ellos norteamericanos- fondeando desarrollos hoteleros y habitacionales en Panamá y el Caribe.

En pocas palabras, que estamos a nada de que las esperadas confesiones de El Chapo sean invalidadas aún antes de que se presenten a juicio. El test psicológico podría dejar sin lengua al capo.

Será un peregrinar judicial que se inicia el próximo 19 de enero, justo en la víspera de celebrar el primer año de
Donald Trump como inquilino de la Casa Blanca.

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