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¡Que alguien me explique!

Hasta cuándo, señor Presidente

Hasta cuándo, señor Presidente, va usted a tolerar las impertinencias que rayan en el cinismo, la hipocresía y el doble discurso del epidemiólogo Hugo López-Gatell

Por Ramón Alberto Garza

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Hasta cuándo, señor Presidente, va usted a tolerar las impertinencias que rayan en el cinismo, la hipocresía y el doble discurso del epidemiólogo Hugo López-Gatell.

Dónde está la frontera que, si se descuida, lo llevará a usted y a su administración a ser calificada como un gobierno genocida, que no asumió con la seriedad que se exigía la mortal pandemia.

Porqué se tiene que ser un caradura, como su muy defendido epidemiólogo, para salir en diciembre a exhortar a los mexicanos a guardarse en casa frente al repunte de la pandemia, para aparecer días después -en fin de año- vacacionando en una playa pública, sin sana distancia y sin cubrebocas.

Y por favor, señor Presidente, no vaya usted a salir con el argumento de que López-Gatell, como cualquier funcionario, tiene derecho a sus vacaciones.

Perdón, no en el peor repunte de la pandemia, no cuando somos el peor país del mundo en letalidad de Covid-19. No cuando el irresponsable en jefe de incumplir con las medidas es precisamente la autoridad que la dicta.

“Yo lo que puedo decirles… es que ha estado trabajando bastante, muy intenso, que ha estado cumpliendo cabalmente con su responsabilidad”.

Porqué no se informa, señor Presidente, qué hizo el doctor Anthony Fauci, el epidemiólogo de los Estados Unidos, en estos días de fiesta. Sin duda quizás se tomó un día en familia, pero se mantuvo en el frente de batalla.

Porque si usted todavía no se tiene dimensión del drama, señor Presidente, estamos ante una guerra que ya nos cobró 127 mil muertos y que no tiene para cuándo terminar. No al menos en este recién estrenado 2021.

Y si usted designó a López-Gatell como el Comandante en Jefe de las fuerzas para combatir al sanitario enemigo, bonito ejemplo se da a la tropa de miles de heroicos médicos y enfermeras que están dando literalmente su vida en el frente de batalla.

¿Cree usted justo, señor Presidente, que mientras esos médicos y enfermeras combaten, muchos de ellos sin equipo, sin un día de descanso, ni qué decir sin vacaciones, su General responsable se despoje el uniforme y abandone el campo de batalla para enfundarse en un traje de baño e irse a tomar el sol en las playas de Huatulco? ¡Cuánta irresponsabilidad!

Los únicos frentes de batalla que su epidemiólogo López-Gatell reconoce hoy tienen nombre y apellido: uno es Marcelo Ebrard y el otro es Claudia Sheinbaum.

Del canciller, el epidemiólogo recela que sea el responsable de negociar la compra de vacunas a las multinacionales que las producen. Le compite con su sitio en la historia, le quita su lugar en la foto y eso, para el ego del ‘rockstar’ de la pandemia, merecería una corte marcial para el canciller.

De la jefa de gobierno de la Ciudad de México, López-Gatell no le perdona que en media docena de ocasiones y con enorme sensatez, Sheinbaum lo haya puesto en su lugar, evidenciando la manipulación de cifras, el desprecio por los cubrebocas e incluso la descalificación de un semáforo ¡que el mismo epidemiólogo se inventó y que manipula a su antojo!

“En cuanto al color es, hasta cierto punto, intrascendente: alerta por Covid-19; emergencia por Covid-19. ¿Hay alguna duda?”.

Pero ese cinismo criminal solo puede suceder cuando usted, señor Presidente, insiste en validar aquel famoso dicho de que “no tiene la culpa el indio, sino el que lo hizo compadre”.

Y a pesar de que, desde todos los frentes de la batalla contra la pandemia, se vienen exhibiendo desde marzo los dislates de un megalómano y egocéntrico “científico”, usted insiste en sostenerlo contra viento y marea. Porque afín a su credo, el inquilino de Palacio Nacional nunca se equivoca.

“No está solo, no está solo, no está solo”.

De nada sirve lo que dice la heroica comunidad médica desde los hospitales, o el veredicto de cuatro ex secretarios de Salud de México, o la llamada de atención de la Organización de la Salud, diciendo que su gobierno no toma la pandemia con seriedad.

Para usted todo es un complot, los ex secretarios se descalifican, porque son hijos del ‘PRIAN’ y la Organización Mundial de la Salud tiene intereses muy particulares que nos quieren perjudicar. Su epidemiólogo siempre tiene la razón, siempre la última palabra. Solo porque usted lo dice.

¿Y las cifras, señor Presidente? Esas sí que no mienten. Somos la cuarta nación del planeta en muertes y la primera en letalidad por cada 100 contagiados. El doble que en Irán, que es un muy distante segundo lugar. ¿Qué parte de guerra le da el Comandante López-Gatell de esta criminal realidad? ¿Que vamos ganando?

Y cuidado que nos atrevamos a cuestionar si con las escasas miles de vacunas que están llegando se va a cumplir la meta de crear una inmunidad de rebaño. Las cuentas no dan, por más que nos insistan en vender que “lo peor ya pasó” y que ya vemos “la luz al final del túnel”.

Si es así, por qué existen los cierres totales de la actividad económica, lo mismo en Ciudad de México que en Nuevo León, o en media docena de estados.

No cierre los ojos, señor Presidente, porque el precio a pagar por sostener a un irresponsable en traje de baño, al frente de esta guerra, será demasiado alto para su gobierno.

Si se insiste en contemplar la pandemia desde el fulgurante sol desde Huatulco, su gobierno será irremediablemente revolcado por la ola del genocidio.

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