10 de noviembre 2023
Opinión
#ConTaconesEntreLegos | Tixtla sí, Acapulco no
Con tacones entre legos
A diferencia de 2013, la realidad es que AMLO no se pone las botas como aquella vez del huracán Manuel, en Tixtla, porque puede y decide no hacerlo. Se acerca a lo que quiere y se aleja de lo que no le conviene. Y rumbo al 2024, Acapulco… Guerrero, no le conviene
Por Redacción Magenta
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AMLO dice que ya es la tercera vez que visita Acapulco para apoyar a los damnificados tras el paso del huracán Otis.
Pero si googlean “AMLO y damnificados en Acapulco” no hay foto que compruebe las, dizque, tres visitas.
Sale aquella (la ya afamada foto) del jeep atascado, la de las protestas de los afectados afuera de Palacio Nacional y las imágenes devastadoras de la zona cero que parecen sacadas de una zona de guerra.
¿Y dónde está la del presidente del pueblo, abrazando a los damnificados?
No la encontré.
La que sí encontré, coincidencia o no, fue una foto de noviembre de 2013, cuando López Obrador recorría con botas blancas de plástico las calles de Tixtla, Guerrero y platicaba con los damnificados del huracán Manuel, mientras que -al mismo tiempo- le exigía al gobernador de Guerrero de ese entonces, Ángel Heladio Aguirre Rivero, que escuchara de cerca las demandas de los habitantes afectados.
Ahí sí estaba de cerca, con botas llenas de lodo.
Hablando cara a cara con los damnificados.
Abogando por el pueblo desde la zona del desastre.
Hoy mejor abraza de lejos.
Desde un jeep enlodado y sin visitar la zona cero guerrerense.
¿A qué le teme el presidente?
¿Por qué no actuar como aquella vez en Tixtla?
¿Será que con poder cambia la cosa?
¿Será que el 2024 le viene en mente y no quiere enfrentar lo indefendible?
Es hora de recapacitar.
Y en serio.
Diez años sí que hacen la diferencia.
¡Vaya poder!
En 2013, mientras AMLO fungía como presidente del Consejo Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional, le pedía al gobernador de Guerrero en turno, Ángel Heladio Aguirre Rivero, una entrevista pública para atender las demandas de los damnificados por el huracán Manuel.
Digamos que era el pacifista en medio del caos.
Cito textualmente.
“Solicitamos a usted, en su carácter de presidente del Consejo de Movimiento de Regeneración Nacional, tenga a bien pedir a los senadores y diputados que pertenecen al movimiento y de otros legisladores, que den respuesta urgente a la necesidad de esta población sufrida y desgastada para que se destinen recursos en el presupuesto de egresos en el 2014 para apoyar a los habitantes de Tixtla”.
Ahí, junto con AMLO, los damnificados reconocieron que era el primer político que -sin pedírselo- había ido a ver cómo estaban y qué necesitaban.
Me pregunto, hoy que los guerrerenses lo necesitan, ¿en dónde está ese López Obrador de 2013?
Digo, tendría que ponerse las botas blancas y caminar igual que lo hizo aquella vez en Tixtla, cuando era presidente del Consejo del Movimiento de Regeneración Nacional, pues ahora, en 2023 es presidente de México.
Pero no, mejor atiende de lejos dichas demandas.
No vaya a ser que se le vengan encima y no pueda parar la conversación áspera que le truncaría, a él y los suyos, el camino hacia 2024.
Tampoco le pide a Evelyn Salgado, actual gobernadora de Guerrero, una entrevista pública para atender las demandas de los damnificados por el paso del huracán Otis.
Mejor la defiende desde su púlpito mañanero y maquilla la ayuda.
Y es que AMLO prefiere lavarse las manos que ponerse las botas blancas como aquella vez en Tixtla, enumerando veinte puntos de reconstrucción para Acapulco que, a mí parecer, no tienen ni pies ni cabeza.
Con mencionar el punto número cuatro se sabe que no hay estrategia.
“Duplicación de Becas para Estudiantes de Nivel Básico”.
¿Duplicación de becas para qué?
Si no hay aulas para la impartición de clases.
Absurdo.
Inaudito.
Y todavía reúne a algunos empresarios para orillarlos a decir que pronto reabrirán sus hoteles para que el turismo resurja.
¡Por favor!
Pero, así como en la foto del jeep, el presidente dice que está ayudando cuando se atasca solito en el lodo.
Quita el Fonden para luego decir que ayuda por otro lado.
Lanza números inalcanzables, como 61 mil 313 millones de pesos para un plan de reconstrucción cuestionable.
Kafkiano.
Y más cuando diez mil millones de pesos del Fonden se eliminaron para traspasarlos, literalmente, a las obras insignia del presidente para después decir ‘se los debo, ahorita no solo junto eso, sino más, todo sea para ayudarles’.
Cinismo puro.
La realidad es que AMLO no se pone las botas como aquella vez del huracán Manuel, en Tixtla, porque puede y decide no hacerlo.
Aquel noviembre de 2013, los damnificados de Tixtla reconocieron que AMLO les daba ánimos para seguir luchando para una patria para todos.
Me pregunto, ¿hoy pensarán igual de este falso mesías?
AMLO se acerca a lo que quiere y se aleja de lo que no le conviene.
Y Acapulco… Guerrero, no le conviene.
Porque 2024 vale más para él y los suyos que la reconstrucción de Acapulco.
El poder sí que corrompe.