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1 de mayo 2024

1 de marzo 2024

Opinión

#ConTaconesEntreLegos | Denunciar, Ni Pío

Con tacones entre legos

Tal como le dice AMLO a su hermano Pío, “no sirven de nada las denuncias” al referirse a la acusación que interpuso en contra de Carlos Loret. Porque aquí, en el país de las maravillas, si denuncias a su hijo, a su hermano, a su incondicional, ‘ni pío’

Por Marcela Garza Barba

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Hoy son sobres amarillos.

Ayer fueron ligas.

Hasta hace poco, casas grises.

Y ni qué decir de los contratos de amiguismo de los hijos del presidente, del Clan, como lo titula el periodista Carlos Loret de Mola.

Videos, audios, documentos, pruebas contundentes de corrupción en el actual gobierno que se quedan ahí, en la negligencia, en el nepotismo, en la opacidad, porque ahora AMLO y los suyos se han convertido en esa “mafia del poder” que tanto etiqueta el presidente hacia sus opositores.

Porque no me explico cómo Loret tuvo un careo de ocho horas, en relación a la investigación en video que sacó en 2020, donde presuntamente el hermano del presidente recibió dinero de David León, cuando Pío es el que debe explicar la procedencia de ese dinero.

Pero no, el hermano del presidente todavía se atreve a exigir 200 millones de pesos por daño moral y punitivo, tanto a Loret como a Latinus.

Cuando los recursos que fueron entregados a Morena como “aportaciones”, que no fueron transparentados caen en lo ilegal.

Tal como le dice AMLO a su hermano Pío (que por cierto dice que no lo ha visto en seis años), “no sirven de nada las denuncias” al referirse a la acusación que recientemente interpuso en contra de Loret.

Pero las denuncias que no sirven de nada son las que interponen los ciudadanos y la prensa libre al gobierno en turno.

Sesenta y cinco por ciento de los mexicanos cree que denunciar un acto de corrupción en nuestro país es inútil, según Mexicanos Contra la Corrupción.

La realidad es que, las denuncias hacia AMLO y los suyos, se utilizan como carnada para atacar a la oposición y revertir el cuento de los de la “mafia del poder”, cuando claramente la mafia del poder hoy se llama la Cuarta Transformación.

Porque aquí, en el país de las maravillas, si denuncias al hijo, al hermano, al incondicional de AMLO, ni pío.

Vaya, ni al presidente.

Ocho horas duró el careo por la demanda interpuesta por el hermano del presidente, Pío López Obrador, en contra del periodista Carlos Loret de Mola.

Ocho horas que debieron ser al revés.

Pío le debe respuestas al pueblo bueno y sabio, pero eso ya sabemos que no sucederá.

Y es que el abuso de poder de AMLO y los suyos no es nada nuevo.

Tan descarado es el nivel de corrupción que manejan, que no les importa si se hace público o no, al cabo que nunca pasa nada.

AMLO, muy astutamente, revierte la narrativa y llama deshonestos y prepotentes a los medios que deciden sacar sus trapos sucios al sol.

Hasta ahora no ha pasado nada con las investigaciones del New York Times, que claramente acusan al presidente.

Ni con las del Wall Street Journal.

Menos con las de un medio nacional como Latinus.

El hampa del periodismo, como él suele llamar a los medios de comunicación, se hunde en denuncias y exhibición de corruptelas, mientras que el presidente las diluye con politiquería en sus mañaneras.

Y esto no es nada nuevo.

El deporte que practica AMLO no sólo es el beisbol, sino el de revertir la denuncia al que lo ha denunciado.

Ahí está en 2016, antes de que AMLO fuera presidente, ya denunciaba al Wall Street Journal por difamación.

Porque el Wall Street Journal sacó una investigación en la que detallaba cómo López Obrador omitió señalar varias propiedades en su declaración.

Ahora sí que, el mundo al revés, como bien lo dice Loret.

Porque las denuncias llueven, pero ellos se absuelven y todos estamos de testigos.

Y si acaso pagan las consecuencias sólo es por un rato, luego vuelven a las andadas.

Ahí está el caso de René Bejarano y Carlos Ahumada con la mesa y las ligas.

¿Qué pasó?

Nada.

Digo, ahí está Bejarano en la tómbola morenista y en la lista para diputados, mientras que su esposa, Dolores Padierna, será candidata por mayoría relativa.

Cultura política putrefacta.

O qué me dicen de los hijos de AMLO.

Exhibidos, denunciados a diestra y siniestra.

Por la Casa Gris en Houston, por presuntas redes de tráfico de influencias de los tres hijos del presidente: José Ramón, Andy y Gonzalo con amigos cercanos.

Ambas investigaciones hechas por Latinus y Loret.

La corrupción de AMLO, sus hijos, hermanos y amigos ha sido tan expuesta que ya cae en un insulto a la inteligencia del mexicano.

Cae en ese doble discurso cuatroteísta que deja un sabor a incongruencia, robo y nepotismo.

¿O los más de 100 millones de pesos que presuntamente han ganado los amigos de ‘Andy’ López Beltrán, en contratos a modo, reflejan austeridad, honestidad y cero corrupción?

Los 200 pesos que tanto presumió AMLO traer en su bolsillo al principio de su mandato se convirtieron, al final de este sexenio, en sobres amarillos, casas grises y el nepotismo y amiguismo que tanto criticó de la “mafia del poder”.

Pero si hoy existe una ley es la del karma.

Porque si algo hizo AMLO en sus mañaneras fue exhibir a Loret, tal cual exhibió a otros tantos periodistas, como a Natalie Kitroeff de The New York Times.

Pero ahora su hermano Pío, por querer reparar su imagen, se hunde en una muy mala estrategia de revivir el famoso video de los sobres amarillos en el que participó.

Y por ende exhibe de nuevo al presidente en medio de una oleada de denuncias a su círculo más cercano.

¿Porque quién en su sano juicio, a final del sexenio de su hermano, con una heredera al trono que supuestamente va bien en las encuestas, saca el tema de corrupción por el que se le acusa… de nuevo?

En plena época electoral, cuando ya no era tema.

Si el karma existe, aquí está.

Y tiene nombre y apellido, Carlos Loret de Mola.

Lo irónico no sólo son las ocho horas de careo hacia el periodista.

Lo irónico es que todavía Pío se atreva a exigir 200 millones de pesos por daño moral y punitivo, tanto a Loret como a Latinus.

Cuando los recursos que fueron entregados a Morena como “aportaciones” que no fueron transparentados caen en lo ilegal.

Y todavía Pío admite que los videos son verdaderos.

De no creerse.

Porque mientras en su momento las autoridades decidieron cerrar la investigación de los sobres amarillos por presuntos delitos electorales, por falta de pruebas, al hermano del presidente le dan el beneficio a la duda y todavía se atreve a pedir dinero por daño moral.

Si el daño causado es al país no a su persona.

Está claro, en este gobierno, la corrupción reina mientras que las denuncias se guardan en el cajón de la opacidad.

La mafia del poder no son los de antes, como tanto dice el presidente, la mafia del poder son AMLO y los suyos.

Porque los que deben sentarse a un careo son ellos, no los periodistas.

Los que deben rendir cuentas de los sobres amarillos, las ligas y las casas grises son ellos, no los periodistas.

En 2019, 72 por ciento de los mexicanos consideraban que la estrategia contra la corrupción de AMLO daba buenos resultados.

En 2022 bajó a 44 por ciento.

El pueblo bueno y sabio ya se cansó.

De este mundo al revés en el que denunciar no hace ni pío.

Y en el que con ligas, sobres amarillos o casas grises todos terminan ligados a la corrupción y al presidente.

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