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AMLO: débil y acorralado

Nunca antes, el presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo sometido a tanto fuego-amigo y enemigo- que lo colocara al borde de un colapso. Político y de salud. Y todo en cuestión de días

Por Ramón Alberto Garza

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Una “verdad verdadera” sobre el Caso Ayotzinapa que lo confronta con los más altos mandos militares y, al mismo tiempo, con los padres de los 43 desaparecidos. Se esfuman las órdenes de aprensión contra los hombres de verde olivo.

Una creciente ola de evidencias que liga a los cárteles del narcotráfico con el financiamiento de campañas políticas de Morena, como la de Tamaulipas.

El libro de la ex-pareja de uno de sus más cercanos colaboradores, que bajo el título de “El Rey del Cash” anuncia que revelará la danza de los millones de pesos de efectivo recolectados para financiar sus campañas presidenciales.

El hackeo de 6 terabytes de la memoria con los archivos más secretos de la Secretaría de la Defensa Nacional, exhibiendo los pormenores de sus operativos y de los flujos presupuestales de la enorme cantidad de obras federales.

Y como cereza de ese pastel, en el mismo hackeo a los archivos militares, los reportes del delicado estado de salud del presidente Andrés Manuel López Obrador, que incluyen infartos, angina, hipotiroidismo, gota e hipertensión.

Nunca antes el inquilino de Palacio Nacional estuvo sometido a tanto fuego -amigo y enemigo- que lo colocara al borde de un colapso. Político y de salud. Y todo en cuestión de días.

El gabinete está dividido; Alejandro Encinas y sus investigadores de Ayotzinapa no permitirán que los militares asesten un “golpe” de facto sobre la investigación.

Y los hombres de verde olivo no están dispuestos a ser sometidos a juicios en tribunales civiles que podrían dejar al descubierto quiénes y desde cuándo operan el Cártel de la Heroína en Guerrero.

Pero la revelación que dará todo de qué hablar tiene que ver con el hackeo de los miles de archivos secretos de la Secretaría de la Defensa, revelados parcialmente por Carlos Loret a través de su sitio Latinus.

¿Quién o quiénes pudieron penetrar los servidores digitales de la milicia mexicana, que presumiblemente deberían estar sobreprotegidos? Solo existen tres países que tienen esas capacidades: Rusia, Israel y Estados Unidos.

Los rusos ya dieron muestras, en 2006, de sus capacidades de hackeo cuando penetraron -precisamente- los archivos militares de los Estados Unidos. Y a través del periodista australiano Julian Assange los filtraron a todo el mundo utilizando el sitio Wikileaks. Los excesos de las guerras con Irak y Afganistán, entre muchos otros, fueron puestos al descubierto en revelaciones por escrito de los propios militares norteamericanos.

Es el mismo Julian Assange al que desde hace un mes, el presidente López Obrador está defendiendo por su valentía al revelar documentos secretos que exhiben a las milicias norteamericanas. Y por considerarlo un paladín mundial de la libertad de expresión le está ofreciendo asilo en México. Incluso, en un acto de desafío, la familia del padre de Wikileaks fue invitada oficial del gobierno de la Cuarta Transformación a los festejos patrios del 16 de septiembre.

Coincidencia o no, el periodista Carlos Loret se instala ahora como el Julian Assange mexicano, a través de quien un presunto grupo de hackers, amparados bajo el nombre de Guacamaya, filtra a cuentagotas -al estilo Wikileaks- los sucios secretos de los militares mexicanos. Incluyendo las confrontaciones entre los secretarios de la Defensa y de Marina. ¿Es la respuesta de los Estados Unidos a la oferta mexicana de asilo a Julian Assange?

Como dijera en su cuenta de Twitter, el senador morenista Profirio Muñoz Ledo: “Así como AMLO elogió en su momento a Julian Assange, por una acción semejante, podría hacerlo ahora con Loret de Mola. ¿Por qué a los australianos sí y a los mexicanos no?”.

El presidente López Obrador quedó atrapado en su laberinto. Desafió al Imperio en su disputa con un periodista que se prestó a filtrar archivos secretos y ahora el mandatario mexicano tiene que probar un trago amargo de su propio chocolate.

Esos archivos secretos de la Sedena, los revelados por Carlos Loret, serán difundidos conforme sean analizados. Y no duden que vendrán plagados de revelaciones que le darán respuesta a muchas de las interrogantes, sobre los manejos oscuros del gobierno de la Cuarta Transformación, con el crimen organizado. Como por ejemplo, el caso de la liberación de Ovidio Guzmán, el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Pero sin duda, lo que hoy preocupa más son las revelaciones sobre el precario estado de salud del presidente López Obrador. Y en las filtraciones se exponen, al menos, tres episodios, uno de los cuales fue ocultado y los otros dos informados parcialmente o con medias verdades.

El 2 de enero de este año, el mandatario habría sido trasladado de emergencia, en estado grave, en ambulancia desde Palenque hasta la Ciudad de México. Se le diagnosticó “angina inestable de alto riesgo”. Nada de eso se dio a conocer, solo un presunto contagio de Covid hasta el 10 de enero.

Los otros dos episodios delicados ocurrieron el 22 de diciembre de 2021, cuando el mandatario fue trasladado al hospital militar donde se le diagnosticó hipotiroidismo y el 1 de septiembre del 2021, tras su informe a la Nación, cuando se le diagnosticó con “gota”. En estos casos, la información fue limitada y en algunos casos se ocultó.

La salud del presidente de cualquier Nación no es un asunto privado. Por el alcance y los riesgos es un tema de interés público, que permita conocer, evaluar y debatir las capacidades vitales del mandatario para asumir las decisiones propias de su cargo.

Después de conocer los detalles de estas filtraciones, el Congreso estaría obligado a exigir una evaluación de la salud y el impacto de las capacidades del inquilino de Palacio Nacional.

Primero para confirmar si el Jefe de Estado está en condiciones plenas para tomar las decisiones pertinentes y segundo para estar preparados frente a cualquier eventualidad.

Las presiones que hoy enfrenta el presidente López Obrador por el Caso Ayotzinapa, las reacciones de los militares involucrados, los temores a lo que venga en el libro del Rey del Cash y las filtraciones de los archivos secretos de la Sedena, tienen una elevada posibilidad de impactar en su ya precaria salud. En Palacio Nacional se debe estar viviendo alerta roja permanente.

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