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Y ahora, López-Gatell minimiza a Ómicron

Lo dijo el epidemiólogo Hugo López-Gatell, quien -como ya es su costumbre- minimizó el llamado de la Organización Mundial de la Salud aseverando que los pronunciamientos de alarma sobre Ómicron aplican solo para Europa

Por Ramón Alberto Garza

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Cuando arrancó el mes de diciembre, en los Estados Unidos, apenas el 1 por ciento de los contagios reportados eran endosables a la nueva variante Covid-19, ahora conocida como Ómicron.

En el arranque de esta semana, tres semanas después, los contagios de la nueva cepa ya contabilizan el 75 por ciento. Una espiral en muy preocupante ascenso.

Por eso, el presidente norteamericano Joe Biden se vio obligado a salir ayer martes a dar un mensaje a la nación: “Debemos estar preocupados por Ómicron, pero no entrar en pánico”.

Y anunció una ofensiva para hacerle frente a lo que amenaza con ser un nuevo tsunami de contagios -menos letales, aunque igualmente hospitalizables- que incluyen 500 millones de pruebas, buscando frenar los 143 mil casos diarios que se están atendiendo y que ya cobraron su primera víctima en Houston, Texas.

El mandatario norteamericano se manifestó preocupado de que el sistema hospitalario se vea de nuevo congestionado y pidió a los millones de estadounidenses no vacunados que lo hagan para salvar vidas.

El llamado de alerta desde la Casa Blanca se une a otra serie de medidas tan disímbolas por Ómicron, entre las que se incluyen que Israel aplicará una cuarta dosis de vacunas; que el nuevo alcalde de Nueva York pospusiera su toma de posesión ante la nueva alerta sanitaria y que la Selección de Hockey de Estados Unidos decidiera no acudir a los Juegos Olímpicos de invierno, en Beijing, por temor al contagio.

Los pronunciamientos del presidente Biden se hicieron al momento en que, desde Europa, el jefe de la Organización Mundial de la Salud lanzó una advertencia a los países europeos: Prepárense para un aumento significativo de casos Ómicron.

Hans Kluge fue pesimista. “Podemos ver que se avecina otra tormenta. Dentro de unas semanas, Ómicron dominará en más países de la región, empujando a los sistemas sanitarios, ya de por sí muy deteriorados, al borde del abismo”.

Pero mientras todo eso sucede en el mundo, en México, el gobierno de la Cuarta Transformación vuelve a repetir su dosis de “aquí no pasa nada”, “nada de cancelar festejos” y “hay que vivir en la normalidad”.

Lo dijo el epidemiólogo Hugo López-Gatell, quien -como ya es su costumbre- minimizó el llamado de la Organización Mundial de la Salud aseverando que los pronunciamientos de alarma sobre Ómicron aplican solo para Europa.

Apenas el lunes, el director del máximo organismo sanitario internacional, Tedros Adhanom, pidió posponer las celebraciones navideñas, al mismo tiempo en que el epidemiólogo de los Estados Unidos, Anthony Fauci, dijo que Ómicron “está propagándose y arrasando por todo el mundo”.

López-Gatell, el mismo que una y otra vez minimizó la primera viralización del Covid, pronosticando que las muertes en México alcanzarían en un caso extremo las 60 mil -ya estamos en las 300 mil oficiales y por encima de las 500 mil extraoficiales- volvió a pecar de optimista, sin alzar una sola voz de alerta.

Su intervención tranquilizadora para impedir que se suspenda cualquier Fiesta Navideña o de Año Nuevo se prolongó en la mañanera de ayer martes por seis minutos 41 segundos:

“Hasta hoy 21 de diciembre de 2021, no hay una conclusión científicamente sólida sobre si hay escape a la respuesta inmune.

“Sobre recomendaciones generales, es común que de las conferencias de prensa que hace el propio director de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Ghebreyesus, los medios en México y en otras partes del mundo saquen extractos, a veces fuera de contexto, amplifiquen lo que se dice sin poner todo el contexto.

“Europa en este momento, y ya lleva dos meses y una semana, está en un proceso muy intenso de transmisión independiente de ómicron, todavía en Europa predomina delta y este proceso empezó hace dos meses y una semana por delta, principalmente, que sigue siendo la variante predominante en el mundo y desde luego en México también, y este proceso tan acelerado de transmisión ha llevado a algunos gobiernos de la región europea a tomar nuevas medidas de confinamiento.

“Entonces, el señalamiento que hizo ayer el director de la OMS está contextualizado en esa circunstancia: una región muy amplia del mundo, donde habita una gran cantidad de personas, en este momento necesitan entrar en confinamiento para que los sistemas de salud de esa región no colapsen y ese contexto es que está recomendando reducir la movilidad y el encuentro de personas, y a eso se refirió con el tema de las distintas fiestas que ocurren en el hemisferio norte. Muchas gracias”.

Poco tiempo y todo un galimatías gateliano, para un tema prioritario de crisis sanitaria.

Sobre todo, si se compara con los 21 minutos 42 segundos que el presidente Andrés Manuel López Obrador y el director de la Profeco, Ricardo Sheffield, le dedicaron en la mañanera del 6 de diciembre, a premiar a los gaseros y gasolineros que dieron los mejores precios en los combustibles.

Esa es la crisis de prioridades de un gobierno que trastoca lo importante para darle paso a lo poco trascendente.

Si dedicar el tiempo presidencial a premiar a quienes venden combustibles merece mayores tiempos que a analizar y a concientizar, a detalle, el potencial riesgo de la nueva cepa Ómicron, estamos en serios problemas.

Si el presidente norteamericano Joe Biden ya salió ayer a plantar cara para anunciar cómo se enfrentará la crisis que ya se tiene a la vuelta de la esquina, ¿cuándo lo hará el presidente López Obrador? Sin duda, cuando le dé luz verde el optimista López-Gatell.

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