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Una carta hunde al Fiscal

El Fiscal General de la República miente, manipula y con información parcial -e incluso falsa- busca crear un escándalo jurídico con el que pretende eclipsar sus controvertidos casos de conflicto de interés, que ya ponen a debate su legitimidad

Por Ramón Alberto Garza

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El Fiscal General de la República miente, manipula y con información parcial -e incluso falsa- busca crear un escándalo jurídico con el que pretende eclipsar sus controvertidos casos de conflicto de interés, que ya ponen a debate su legitimidad.

Pero una carta de puño y letra del personaje central de la trama podría ser la pista que confirmara que Alejandro Gertz Manero busca desviar la atención de su escandaloso caso de abuso de poder contra su familia política, la de su hermano y con el caso de la Universidad de las Américas en Puebla, donde tiene intereses personales.

La trama se inició con una filtración que se dio este fin de semana, en torno a una presunta investigación de la Fiscalía General de la República, en la que se pretende ligar a Julio Scherer Ibarra y a algún despacho de abogados, en una supuesta estrategia de extorsión para liberar al abogado Juan Collado.

Bajo esa averiguación, el ex Consejero Jurídico de la Presidencia habría urdido todo un plan para exigir cantidades millonarias al procesado y a su familia, a cambio de cerrar el litigio en su contra, que enfrenta los cargos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Pero una carta de puño y letra, enviada por el abogado Juan Collado al presidente Andrés Manuel López Obrador en diciembre de 2020, desmonta la trama del fiscal Gertz Manero.

Porque mientras el fiscal y sus investigadores aseguran que Julio Scherer Ibarra fue quien aproximó a Collado para proponer el acuerdo, en la carta de tres páginas, el abogado -en prisión desde septiembre del 2019- reconoce que sus hijos fueron los que se aproximaron al entonces Consejero Jurídico de la Presidencia.

“Le hago esta petición en este momento, ya que considero que Dios les puso en el camino a mis hijos Juan y María del Mar por casualidad, en días pasados, de encontrarse con el licenciado Julio Scherer Ibarra, Consejero Jurídico de la Oficina de la Presidencia que usted encabeza; a quien se acercaron y abordaron mi hija Mar, muy emocionada le comentó que era el ángel que estaba buscando hace año y medio para exponerle lo que sucede en mi caso y la situación que estamos viviendo”.

Collado, en su carta de puño y letra, le dice al presidente López Obrador: “Encontramos en él una persona muy humana, empática y dispuesto a escucharlos. Somos conocedores de las capacidades jurídicas y de gestión que en la administración pública federal desarrolla, por lo que tenemos mucha fe en que el licenciado Julio Scherer Ibarra pueda ser el canal, si usted otorga su consentimiento, para encontrar una forma jurídica alterna para solucionar los diversos procesos que tengo en mi contra”.

Y es el propio Collado quien propone al inquilino de Palacio Nacional el entrar en las negociaciones de un acuerdo reparatorio de sus presuntos delitos para lograr su libertad.

“Al respecto, deseo expresar mi compromiso para acudir a la Justicia Penal a iniciar la celebración de los acuerdos reparatorios para concluir satisfactoriamente en el marco de la ley mis expedientes”.

Esa carta fue la que en su momento dio pie al presidente López Obrador para instruir, a Julio Scherer Ibarra, a proceder y  negociar con los hijos del abogado Collado el llamado acuerdo reparatorio.

Y lo pactado pasaba inevitablemente por la entrega al gobierno federal -nunca al Consejero ni al despacho de abogados- de poco más de 90 millones de euros que el inculpado y su institución, Caja Libertad, tenían depositados en la Banca Privada de Andorra. Ése era el acuerdo reparatorio.

El caso fue turnado por la Consejería Jurídica de la Presidencia a la Fiscalía para proceder a instrumentar el acuerdo -ya aceptado por ambas partes- pero la negociación final quedó atrapada entre el Fiscal Gertz Manero y el hermano del inculpado, Antonio Collado.

Fuentes allegadas al caso advierten que, la Fiscalía propuso al hermano de Juan Collado, acelerar su liberación si denunciaba a los abogados del despacho Araujo, González, Peimbert, Robledo & Carrancá.

La petición era que se acusara a Julio Scherer Ibarra y a ese despacho de hacer la petición de los dos mil millones de pesos, como si fuera un “acuerdo en lo oscurito”, cuando se trataba del acuerdo reparatorio público, propuesto de puño y letra por el propio abogado Collado.

También fue desacreditada la acusación de que los abogados ligados al despacho cobraron 10 millones de pesos, a cambio de que la Unidad de Inteligencia Financiera cerrara una investigación en su contra.

Santiago Nieto salió ayer domingo a rechazar que la UIF, bajo su gestión, hubiese cerrado algún expediente del abogado Collado y que por el contrario, presentó dos denuncias en contra del inculpado.

La tercera cifra en la presunta acusación, la de los honorarios de tres millones de dólares que cobraría el despacho de abogados, es de carácter privado. Y si se contrató al despacho es porque se aceptaron sus honorarios.

La trama de la presunta extorsión montada por el Fiscal Gertz Manero podría rodar por los suelos, y la carta de puño y letra del abogado Juan Collado, podría ser el principio para desenmascarar el verdadero móvil que viene a lesionar en momentos críticos al gobierno de la Cuarta Transformación.

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