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Los libros de Marx

Fuera de Ricardo Salinas Pliego, ningún líder empresarial o social está dando la cara en la batalla contra los nuevos libros de texto gratuitos, que vienen con una fuerte carga ideológica de filiación comunista

Por Ramón Alberto Garza

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Fuera de Ricardo Salinas Pliego, ningún líder empresarial o social está dando la cara en la batalla contra los nuevos libros de texto gratuitos, que vienen con una fuerte carga ideológica de filiación comunista.

O están muy ocupados vacacionando o no les interesa el adoctrinamiento del que serán sujetos sus hijos y nietos, o de plano simplemente están atrapados por el miedo y no quieren comprar boleto con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Cualquiera que sea la respuesta es triste y vergonzosa.

La batalla por los nuevos libros de texto escolares es la cereza que le faltaba al pastel del gobierno de la Cuarta Transformación para mostrar el color del que están hechos: rojo comunista.

No es una mera apreciación. Es una afirmación fincada en las enseñanzas que pretenden imponerse a través de textos ideologizados, en los que se sataniza al capitalismo neoliberal y se elogian las “hazañas” de los movimientos guerrilleros de los años 70.

Sí, los mismos “jóvenes valientes” -como se les califica- que asesinaron a empresarios como Eugenio Garza Sada y Fernando Aranguren. ¿Dónde están hoy sus empresarios herederos para increpar semejante afrenta? Callados, silenciados por el pánico.

Pocos se atreven a denunciar que, desde la salida de Esteban Moctezuma como titular de la Secretaría de Educación, la dependencia navega en aguas no de aprendizaje, sino de confrontación social plagada de una enorme carga ideológica.

Las dos últimas secretarias de la SEP -Delfina Gómez y Leticia Ramírez– tienen como experiencia ser maestras de aula. La Secretaría de Educación en realidad es manejada a trasmano por Francisco Luciano Concheiro, el hijo de un comunista gallego exiliado en México.

En su biografía, este subsecretario de Educación se define como sobreviviente de los movimientos estudiantiles del 68 en Tlatelolco y del 71 en el Jueves de Corpus. Militante del Partido Comunista y participante en la toma de tierras de los años 70, Concheiro es el funcionario lopezobradorista que el 3 de septiembre de 2019 hizo una polémica declaración, en la conmemoración del Centenario del Partido Comunista mexicano.

El hombre que hoy funge de facto como Secretario de Educación dijo entonces: “Frente a la caída del Muro de Berlín y con ello la derrota del socialismo real, y al avance de la noche neoliberal, festejar el comunismo desde nuestro país nos parece esencial en este momento si lo que pretendemos es transformar nuestra lacerante realidad, porque hay que ir más allá de la lucha contra el modelo neoliberal, y más allá de una transformación democrática del régimen político: debemos proponernos el comunismo como sociedad emancipada de toda explotación del ser humano y de destrucción de la naturaleza”.

El pronunciamiento fue desmentido en su momento por Esteban Moctezuma, el entonces secretario de Educación. Hoy Moctezuma despacha como embajador de México en Washington, mientras que su “subalterno” Concheiro, como jefe operativo de la SEP, logró colar su pronunciamiento comunista en los cuestionados libros de texto que por millones se repartirán en el inmediato ciclo escolar.

El instrumentador de los “libros rojos” es Marx Arriaga, quien en el nombre lleva la penitencia. El director de Materiales Educativos de la SEP es el responsable de integrar y defender los polémicos libros de texto y tiene como asesor de cabecera a Sady Arturo Loaiza Escalona, un ex funcionario del régimen de Nicolás Maduro, en Venezuela.

¿Podrían citar Concheiro y Marx algunos exitosos países que profesen la ideología comunista?; ¿Cuba? ¿Venezuela? ¿Nicaragua? ¿Bolivia? ¿Rusia? Quizás digan China, pero eso es porque aquella nación está convertida en la más capitalista de todas las naciones “comunistas”.

El presidente López Obrador, como ya es usual, nada de muertito. Y a pesar de que desde mayo existe la orden de la jueza Yadira Elizabeth Medina Alcántara, Tercera de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, para suspender la distribución de estos libros de texto, el mandatario insiste en que serán entregados, que no se quedarán en bodegas. Otra de esas de que “no me salgan con que la Ley es la Ley”. Eso no se practica en los países comunistas.

Sería bueno recordar a quienes ya lo olvidaron -o a quienes no lo vivieron- que esta no es la primera batalla contra libros de texto en México. Ya se dio una en febrero de 1962, cuando una multitud de 300 mil padres de familia salieron a las calles de Monterrey para condenar la imposición del texto único. Aquella mecha se esparció por el país entero y un frente empresarial y social logró la hazaña de frenar su distribución.

Y volvemos al principio. Fuera de Ricardo Salinas Pliego, ¿algún otro empresario ya recuperó su capacidad de indignación o la sofocan comiendo cochinillo en Casa Lucio, allá en Madrid?

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