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¡Que alguien me explique!

Generales “chaperones”

En el colmo de la ignominia y el descrédito para las Fuerzas Armadas, el presidente Andrés Manuel López Obrador les dio una nueva y muy lamentable encomienda a los secretarios de la Defensa y de Marina: el de ser “chaperones”

Por Ramón Alberto Garza

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En el colmo de la ignominia y el descrédito para las Fuerzas Armadas, el presidente Andrés Manuel López Obrador les dio una nueva y muy lamentable encomienda a los secretarios de la Defensa y de Marina: el de ser “chaperones”.

Eso fue lo que sucedió ayer en el Senado, hasta donde acudieron juntos Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Seguridad Nacional; el General Luis Cresencio Sandoval, Secretario de la Defensa; el Almirante Rafael Ojeda Durán, Secretario de Marina y el general Audomaro Martínez, director del Centro Nacional de Inteligencia.

La instrucción presidencial fue que la única que tomaría la palabra sería la titular de la Seguridad Nacional. Los hombres de uniforme acudirían como “testigos de palo”, de “floreros” para la foto, de meros “acompañantes de la quinceañera”.

Con ese script, el inquilino de Palacio Nacional pretendía acallar las críticas que le llovieron al Secretario de la Defensa cuando rechazó, el pasado 15 de octubre, el llamado a comparecer del Poder Legislativo.

Lo solicitaban para rendir cuentas del mega saqueo a los archivos digitales de las Fuerzas Armadas, consumados por hackers arropados bajo el nombre de los Guacamaya Leaks.

El General Secretario se inventó un jaloneo con diputados y senadores para decir que, por la falta de respeto con la que fue invitado, no acudiría. Mentiras. Antes ya había dicho que no pisaría el Senado porque no tenía por qué rendirles cuentas, que solo lo haría con su jefe, el Presidente.

Pero el golpe de opinión pública fue muy severo e impactó en la larga cadena de desaciertos que tienen al general Luis Cresencio Sandoval viviendo su peor momento en lo que va del gobierno de la Cuarta Transformación.

Y, sin duda, el personaje enfrenta la opinión históricamente más cuestionada, no solo para un Secretario de la Defensa, sino a todo el cuerpo militar que aceptando la estrategia de “Abrazos, No Balazos”, no tiene cómo explicar la cifra récord de 130 mil homicidios dolosos en lo que va del sexenio.

Los legisladores querían preguntar principalmente por el hackeo de los Guacamaya Leaks, el por qué de la falta de ciberseguridad para con los documentos más sensibles de los servicios de inteligencia nacional.

Pero también vendrían preguntas sobre el reporte oficial en la investigación de Ayotzinapa, con las órdenes de aprehensión primero giradas y luego desechadas por la Fiscalía, contra una decena de militares presuntamente involucrados en la desaparición de los 43 normalistas.

El cuestionamiento legislativo  también incluiría la petición de expedientes abiertos y cuentas claras en el manejo de los militares, en la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya, Sembrando Vida, el Banco del Bienestar y todas las obras civiles que les ha entregado el inquilino de Palacio Nacional.

La negativa del General Secretario para acudir a comparecer recibió la desaprobación unánime y la crítica severa ante la falta de respeto de un integrante del Poder Ejecutivo frente al Poder Legislativo.

Y la salida fácil fue la de habilitar a los secretarios de la Defensa y de Marina, además del responsable del Centro Nacional de Inteligencia, para que acudieran como “escoltas o “edecanes” de la Secretaria de Seguridad Nacional. Muy poco digno el ejemplo de refugiarse “detrás de las faldas” de quien sí aceptó dar la cara.

Sobre todo, cuando Rosa Icela Rodríguez, una funcionaria muy correcta, no tiene ni el mando ni control alguno sobre la Guardia Nacional y sus funciones están limitadas a dar seguimiento a los resultados de las estrategias que se plantean en la reunión diaria de seguridad, que tiene lugar en Palacio Nacional, a las 6, antes de La Mañanera.

Ya en La Mañanera de ayer miércoles -y antes de la pseudo comparecencia- el presidente López Obrador había salido en defensa del General Secretario, al atajarle una pregunta que una reportera le dirigió directamente a Luis Cresencio Sandoval.

El inquilino de Palacio Nacional no permitió que el General Secretario tomara el micrófono y fue él quien respondió…

“Quisieran que les ayudáramos a hacer ‘el caldo gordo’ tratando el tema que fue un rotundo fracaso… Quisieran que siguiéramos hablando de eso, ¡no!, que se apliquen y que busquen otro asunto porque la mañanera es un diálogo circular de comunicación, de muy buen nivel, no tiene que ver con la calumnia, no tiene que ver con la guerra sucia…

“Es querer engancharme en lo que traman mis adversarios conservadores, están nada más viendo qué maldad van a hacer. De vez en cuando vamos a contestar algo así, pero no vamos a manchar La Mañanera”.

¿De verdad cree el presidente López Obrador, que el hackeo de 6 Terabytes de información de inteligencia de la Secretaría de la Defensa es una “calumnia de bajo nivel” de la que no debemos hablar?

¿De verdad cree el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas que invistiendo a su Secretario de la Defensa con el uniforme de “chaperón”, de “florero legislativo”, sin voz, enaltece a las Fuerzas Armadas?

Por eso, las reacciones de los legisladores no se hicieron esperar. Curiosamente los dos más cuestionantes fueron quienes llegaron al Senado bajo las siglas de Morena y que hoy despachan, uno en el Grupo Plural y otra en la bancada del PAN.

El senador Germán Martínez le dijo a Luis Cresencio Sandoval que “el fuero militar no le alcanzará a nivel internacional si se violan nuestra Constitución y los Derechos Humanos”.

“Quienes hemos hecho señalamientos a las tareas castrenses, en ejercicio de nuestra labor legislativa, no merecemos su reproche. No se lo acepto. No soy su tropa, ni debemos pensar igual. Respeto el uniforme que usted porta, pero eso no lo hace más ni mejor mexicano”.

Y la senadora Lilly Téllez sentenció al General Secretario que “su silencio en esa comparecencia es un grito que desafía y desprecia a la República, la que usted, General, jura defender y trata con tanto desdén”.

“Usted, General y su poder armado se apropian cada vez más del Estado, lo hacen a costa del Presidente que se los ha entregado, agobiado el Presidente en su ineptitud y cobardía, hasta los muertos les ha endilgado”.

Está claro que el Secretario de la Defensa ya dejó de ser uno de los tres “intocables” en México. Y si el Presidente ya tampoco lo es, solo nos queda encomendarnos a la Virgen de Guadalupe.

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