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3 de noviembre 2021

Seguridad

El Ejército, las masacres y el silencio de los tribunales

Pasan los años y el papel del Ejército mexicano en estos los casos de Ayotzinapa y Tlatlaya aún no queda claro.

Por Redacción Magenta

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Ayotzinapa, Tlatlaya, Valles de Anáhuac. Pasan los años y el papel del Ejército mexicano en estos tres casos aún no queda claro. 

Nuevas revelaciones sobre la masacre perpetrada en la colonia Valles de Anáhuac de Nuevo Laredo, Tamaulipas, el 5 de septiembre de 2019, apunta a una posible participación de elementos militares en el terrible suceso.

Información de la carpeta de investigación 406/2019, a la cual tuvo acceso Animal Político, indica que al menos 20 efectivos castrenses aseguraron el perímetro de los policías estatales involucrados en la muerte de 8 personas.

Según refiere el medio, los elementos militares involucrados que han comparecido ante la Fiscalía del Estado de Tamaulipas aseguran no haber visto nada, en tanto que la Sedena ha sido reacia a proveer información, con algunas notables excepciones.

El caso de la masacre en Valles de Anáhuac, en Nuevo Laredo, y la presunta participación del Ejército mexicano, sigue el mismo camino que otros dos sucesos de alto perfil, los cuales figuran a la Secretaría de la Defensa Nacional y graves violaciones a los derechos humanos.
 

El primero, Ayotzinapa. Donde a más de seis años de ocurrida la desaparición de 43 estudiantes normalistas, aún no queda claro el papel del Ejército, que inicialmente intentó encubrir cualquier responsabilidad.

Hoy, el único soldado detenido como parte de las investigaciones permanece recluido en una prisión militar. Alejandro Saavedra, su superior al momento de los hechos, ocupa actualmente el puesto de general de División. El caso no avanza. La verdad permanece oculta.

El otro suceso es Tlatlaya, donde investigaciones periciales apuntan a la ejecución a sangre fría de al menos 15 civiles a manos de elementos del Ejército mexicano.

Pese a que siete militares involucrados han vuelto a ser detenidos por órdenes de la Fiscalía General de la República bajo cargos de abuso de autoridad y de alterar la escena del crimen, hasta ahora el caso no ha sido esclarecido en tribunales. 

En un contexto donde el índice de letalidad de las Fuerzas Armadas en sus tareas de seguridad pública, registra niveles mayores a países en guerra, la integridad de las instituciones castrenses de México está en entredicho. 

Y mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador asegura que la verdad fortalecerá a las Fuerzas Armadas, la realidad es que su mayor fuerte -hasta ahora- es la falta de rendición de cuentas. 

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