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9 de marzo 2018

¡Que alguien me explique!

El aguijón de Trump

Si no cumplimos con los caprichos de Donald Trump, caerá sobre los acereros y alumineros mexicanos, ese fue sin duda uno de los recados que vino a dar Jared Kushner

Por Ramón Alberto Garza

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En Washington, Donald Trump anunciaba su primera medida anti-libre comercio, imponiendo elevados aranceles al acero y al aluminio….

En Chile 11 países de la región Asia-Pacífico, incluido México, firmaban un tratado de integración comercial, sin los Estados Unidos…

De última hora el presidente norteamericano sacó temporalmente de la ecuación de los aranceles a México y a Canadá, es decir, exentó del “castigo” a sus dos socios del TLCAN.

Decimos temporalmente, porque el impredecible y colérico Trump condicionó este trato preferencial a los resultados de la renegociación del tratado entre Estados Unidos y México.

Si le cumplimos sus caprichos, la exención continuará. Si siente que la renegociación no le conviene, caerá sobre los acereros y alumineros mexicanos la espada de Damocles.

Ese fue sin duda uno de los recados que vino a dar a Los Pinos su devaluado yerno Jared Kushner. A dejarnos el pliego petitorio de lo que nos exigirán modificar en el TLCAN, si queremos conservar la calificación de “consentidos” en nuestras exportaciones de metales.

No se puede entender de otra manera la urgencia y el oportuno timing en que se dio la visita de un Kushner,  quien llegó en avión comercial, casi de madrugada, sin misión oficial, en calidad de enviado personal, para reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto y con su amigo, el canciller Luis Videgaray.

Coincidencia o no, avanzadas las pláticas con Kushner se filtró en los medios de los Estados Unidos que Trump podría reconsiderar a México y a Canadá para dejarlos fuera del castigo arancelario.

El yerno debió regresar a Washington con la tarea cumplida, porque para ayer en la mañana el “perdón” al arancel del acero y aluminio mexicanos se concretó, al hacerse el anuncio oficial, aunque la amenaza quedó sobre la mesa.

Y sin duda el presidente y el canciller mexicanos tienen ahora la tarea de ver cómo cumplir las peticiones, sin que se sienta que cedimos algo o que perdimos la dignidad.

Sin duda entre esas condiciones está una salida “decorosa” al capricho de Trump para que acabemos pagando –o al menos fingir que aportamos- para la construcción de su infame muro fronterizo.

Y también sin duda la urgencia de que se alineen los astros de uno y otro lado del río Bravo, para que al fin se dé el dos veces cancelado encuentro entre Trump y Peña Nieto.

Porque con las elecciones para renovar su Congreso en puerta, el mandatario norteamericano no se puede dar el lujo de perder su frágil mayoría republicana.

Y con los mexicanos en su contra, las disputas con jefes de Estado como Peña Nieto le restan a Trump popularidad ante ese influyente electorado.

El presidente mexicano y el canciller Luis Videgaray tendrán que sopesar las exigencias,versus la imagen que el PRI-Gobierno dará si cede de más en plena campaña presidencial.

Hasta ahora el inquilino de Los Pinos, de la mano del canciller Videgaray y del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, se han conducido con profesionalismo y  dignidad en una negociación tan errática como el carácter del presidente de los Estados Unidos.

Aceptar que una sentada de tres horas con Kushner nos convencerá de que cedamos, es convertirnos en la ranita que bondadosamente acepta montar en su lomo al alacrán que intenta cruzar el río.

A mitad del camino ese alacrán nos clavará el aguijón con su veneno ponzoñoso…. porque esa es su naturaleza.

Cuidado con la exención arancelaria. Ese podría ser el aguijón de Trump.

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