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4 de octubre 2019

Opinión

El Acoso Presidencial

Con tacones entre legos

Es evidente que Trump está rodeado de mujeres y hombres que de alguna forma u otra han sido abusados por su poder.

Por Marcela Garza Barba

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Hace apenas una semana, la altavoz del congreso estadounidense, Nancy Pelosi, anunció el tan esperado posible impeachment hacia el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump.

¿La razón? El escándalo internacional que se desató tras una llamada entre Trump y el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, en la cual supuestamente el mandatario norteamericano pide investigar a Joe Biden, su contrincante para la campaña presidencial del 2020.

Ese escándalo se sumó a los tantos que han salido a la luz desde enero de 2017 cuando Trump llegó a la silla presidencial.

Y es que a unos días del anuncio sobre un posible juicio político e impeachment, el presidente, con bronceado “perfecto” y supuestamente muy relajado jugando golf comenzó a tuitear que toda esa situación era claramente un “acoso presidencial”.

¿Acoso presidencial?

Pero qué pantalones de Trump al decir esto cuando el acosador ha sido él desde antes de llegar a la presidencia en 2017 y aun gobernando.

El “acoso presidencial” viene desde que dos docenas de mujeres han confirmado haber sido violentadas sexualmente por el también magnate.

Una de ellas, la columnista E. Jean Caroll relató en su más reciente libro que Donald Trump la violó en un vestidor de la famosa tienda neoyorkina Bergdorf Goodman.

Y después de esta declaración, se destaparon más abusos con lujo de detalle. Nada good para Trump.

Además se supo que muchas de las mujeres que querían hablar fueron forzadas a callar por el “hush money” que supuestamente les ofreció Trump… (un tipo de acoso también).

Pero a parte del acoso sexual, el presidente también ha dedicado parte de su mandato a acosar personalmente a políticos, empresarios y cualquiera que lo contradiga. Claro, todo esto por medio de su cuenta en Twitter (nada cara a cara.)

Un ejemplo fue apenas unas semanas, cuando -por medio de Twitter- acosó a las cuatro mujeres de color que han trazado el camino hacia el impeachment.

Y digo acosó a las cuatro mujeres de color porque al saber del impeachment no dudó en tuitear que se regresen a su país de origen y que son unas “no hacen nada demócratas salvajes”.

Por cierto, salvaje es un término muy usado por Trump para hablar de racismo y terrorismo.

Y es que las llamadas “demócratas salvajes” -Alexandria Ocasio Cortez, Ilhan Omar, Ayanna Presley y Rahida Tlaib- son su más reciente dolor de cabeza.

Aunque a estas “salvajes” se les unieron dos representantes republicanos: Jerry Nadler y Adam Schiff.

Por eso, es irónico que hoy Trump pida ver cara a cara al “acosador” que entregó los documentos de la famosa llamada, cuando es muy claro que él no ha aceptado sentarse cara a cara con las 22 mujeres que lo han denunciado por acoso sexual.

Por eso, que hoy Trump diga que el impeachment es un “acoso presidencial” es indignante.

Porque es evidente que Trump está rodeado de mujeres y hombres que de alguna forma u otra han sido abusados por su poder.

También claro está que el karma existe y como dicen del otro lado “what comes around goes around”… pues el acosador está siendo acosado.

Estamos ante un acoso presidencial serio.

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