5 de noviembre 2024
¡Que alguien me explique!
Dos democracias juegan hoy su futuro
Será la alineación de los astros o una simple coincidencia, pero hoy martes 5 de noviembre se juega el destino democrático de dos naciones: Estados Unidos y México
Por Ramón Alberto Garza
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Será la alineación de los astros o una simple coincidencia, pero hoy martes 5 de noviembre se juega el destino democrático de dos naciones: Estados Unidos y México.
No es poca cosa que dos países que integran -con Canadá- el bloque económico más poderoso del planeta ingresen por distintos caminos a una peligrosa encrucijada que puede desembocar en la implantación del autoritarismo.
En Estados Unidos, la elección presidencial se instala como el mayor desafío para la nación que se precia de ser el garante democrático del mundo. Pero la madeja de poderosos intereses políticos y económicos que radicalizaron a su sociedad podrían acabar instalando a un hombre que, con una descomunal sed de venganza, colocaría a Norteamérica y al mundo en la antesala de un holocausto.
Un simple razonamiento lo responde todo: si estás buscando a un director general para tu empresa y tienes un candidato que es abiertamente mentiroso, evasor de impuestos confeso, promotor fraudulento de sus negocios, con 65 cargos que enfrentar ante la justicia, misógino instigador de mujeres y alentador de romper la ley cuando las cosas no se dan como él piensa, aún a costa de quebrar a tu empresa, ¿lo contratarías? Si la respuesta es tan obvia, ¿por qué hoy el republicano Donald Trump está peleando codo a codo con la demócrata Kamala Harris la victoria que lo puede reinstalar en la Casa Blanca?
La respuesta podría estar en que el imperio está en decadencia. Que la superficialidad y la banalidad se apoderaron del inconsciente colectivo a través de las redes sociales. Por el bien de los Estados Unidos y del mundo, la lógica, el sentido común y la sensatez instalarían a la candidata demócrata.
Pero el contrasentido, la manipulación de las masas poco educadas, dominadas por los instintos y no por la razón, sin respuestas a sus exigencias de empleo, mejores salarios y la promesa de recuperar el respeto internacional perdido por la ruta de la beligerancia política, los llevan a votar por el ilegal, por el bravucón buscapleitos que les promete volver a hacer grande a su América, en clara aceptación de su decadencia.
La moneda está en el aire. Cualquiera entre Kamala Harris y Donald Trump puede ganar de acuerdo al conteo de delegados electorales. La pregunta post elección es si el republicano respetará el resultado de la elección, si el voto no lo favorece.
En México, la realidad no es distinta. Con la diferencia de que el Trump azteca ya no está hoy a la vista. Opera los hilos de poder desde su falso retiro en Palenque. Su hijo Andrés Manuel López Beltrán y sus acólitos Adán Augusto López y Ricardo Monreal desde las cámaras, se encargan de recordar todos los días quién manda en México. Por eso, la antesala de la crisis constitucional en la que podríamos ingresar frente a la votación por la Reforma Judicial tiene dirección y destino: La Chingada.
El futuro democrático de México descansa hoy, hoy, hoy, en la votación de ocho ministros que decidirán si avanzan las reformas propuestas por una fabricada Mayoría Calificada en el Congreso, cincelada a base de extorsión y de chantaje o si esas reformas absurdas se aprueban, orillando a los poderes Ejecutivo y Legislativo a entrar en la ruta del desacato y de su consecuente desaparición. Una colisión de pronóstico reservado.
Nunca en la época del México moderno nuestro país atravesó por una prueba mayor a su democracia. Ni cuando el magnicidio de Luis Donaldo Colosio devolvió la disputa incivilizada por la ruta de las balas y de la sangre.
Nunca la defensa de nuestra democracia descansó en los hombros de ocho mexicanos que tendrían que salir a defender lo que sin la Ley en la mano pretende arrebatar. La última palabra, la final instancia de contención al abuso del poder se pretende desaparecer y entregársela a una autocracia legislativa, partidista, que privilegiaría el fanatismo político por encima del Estado de Derecho. El golpe de Estado se habrá consumado.
El común denominador entre lo que hoy se juega en Estados Unidos y en México es que dos hombres, dos personajes tipificados como narcisos malignos, tienen en vilo el futuro de dos naciones que hoy lo pueden ser todo y mañana -con una estúpida decisión- pueden perderlo todo. Comenzando por nuestras libertades ciudadanas.
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