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¡Que alguien me explique!

De terroristas y filtraciones

Texas decretó ayer que los cárteles del narcotráfico en México son ya oficialmente calificados como organizaciones terroristas

Por Ramón Alberto Garza

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Texas decretó ayer que los cárteles del narcotráfico en México son ya oficialmente calificados como organizaciones terroristas.

Lo hizo en una declaración pública Greg Abbott, el gobernador del estado norteamericano con la mayor frontera común con México.

El mandatario texano urgió al presidente Joe Biden a asumir esa realidad frente a cárteles como el de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que con sus envíos de fentanilo están acabando con la vida de decenas de miles de norteamericanos. 

Abbott fue contundente al decir que más americanos habían muerto envenenados por fentanilo en el último año, que todas las víctimas de los ataques terroristas en todo el planeta, en los últimos 100 años.

La orden ejecutiva del gobernador de Texas -si es abrazada por el gobierno federal- implicaría que los Estados Unidos podrían ingresar a territorio mexicano para capturar o aniquilar a jefes y operadores de los cárteles que amenazan la seguridad nacional y la salud de sus conciudadanos.

Algunos interpretaron la ofensiva de Abbott como una estrategia política que busca votos para consumar su reelección, en una contienda que se antoja cerrada.

Otros dicen que es una provocación de los Republicanos al gobierno de Biden, que tendría ya contra la pared, en la antesala de la cárcel, al ex presidente Donald Trump.

La iniciativa del gobernador de Texas se da en una curiosa coyuntura. Dos días después de que en México fue filtrado, a través el periodista Héctor de Mauleón, un presunto memorándum “Top Secret” en el que se vincula al próximo gobernador morenista de Tamaulipas, Américo Villarreal, con el Cártel del Noreste. Acusan que financió su campaña.

Conozco de largo tiempo a Héctor de Mauleón. Lo vi crecer profesionalmente cuando entre muchos medios despuntó como reportero investigador de primera línea en la revista Cambio, que dirigíamos al lado de Gabriel García Márquez.

Desde entonces, sus entregas en los distintos medios, tienen la característica de ser serias, acertadas, bien documentadas, con datos duros que le revelan fuentes confiables.

De Mauleón filtró en su columna del pasado lunes, en El Universal, documentos identificados como de alguna agencia del gobierno norteamericano, en los que se revelan presuntos vínculos del crimen organizado con el ya próximo gobernador de Tamaulipas.

Los datos son muy detallados, las cuentas bancarias y las transferencias para los presuntos dineros de campaña muy precisas, y conociendo su acuciosidad periodística, deben de provenir de una fuente confiable, cotejados con una segunda que los confirmó.

Aunque la columna de De Mauleón fue publicada en la edición del lunes pasado, ninguna autoridad norteamericana -incluido el embajador Ken Salazar- salió de inmediato a desmentirla.

Debieron pasar más de 36 horas para que en una entrevista “banquetera” en Oaxaca -y solo a pregunta expresa- Ken Salazar se concretara a declarar que “esos no son documentos del gobierno norteamericano”.

Tras la magra declaración del embajador norteamericano, tres hechos llamaron poderosamente la atención.

Uno, la falta de urgencia de la embajada para desmentir lo revelado por De Mauleón. Una filtración de esas dimensiones debe tener respuesta oficial inmediata, el mismo lunes, no el martes por la tarde y solo porque se dio una pregunta expresa.

Dos, el embajador Ken Salazar se concretó a decir que no son documentos del gobierno norteamericano. Sin embargo, nunca dijo que fueran documentos falsos y se deja abierta la posibilidad de que, efectivamente, no sean del gobierno, pero sí de alguna agencia.

Cuestión de recordar que este año escalaron las confrontaciones entre el gobierno de la 4T y la DEA, acusando falta de cooperación de los mexicanos para destruir laboratorios de fentanilo. 

Tres, el mismo lunes que se revelaron los documentos, apareció en redes una imagen en el que el embajador Ken Salazar es visto en el momento de la emergencia sísmica, al lado de Ricardo Monreal y de José Narro, ambos zacatecanos. Y el último, precisamente, uno de los personajes citados en los papeles que horas antes había publicado De Mauleón. ¿Tantas vidas, tantos mundos, tantos sismos y coincidir?… ¿Precisamente  ese día de la filtración?

Dos días después de esas sacudidoras revelaciones, el próximo gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal, -epicentro de las filtraciones- convocó a una rueda de prensa en la que denunció que tenía informes de que desde el gobierno del todavía gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca se estaría por girar una orden de aprehensión en su contra.

Poco le duró la denuncia que -esa sí- fue oficialmente desmentida, contundentemente, por el gobierno panista, advirtiendo en un comunicado que jamás solicitaron orden de aprehensión alguna. ¿Se vacunó ‘en falso’ Américo Villarreal?

Y como si al martes le faltaran noticias -entre filtraciones y terroristas- en el Senado, la votación para aprobar la militarización de la Guardia Nacional se mantuvo en suspenso, al ser devuelto el dictamen para obligar a más amplias discusiones.

Ricardo Monreal volvió a operar en neutral. Morena no tenía los votos suficientes y se fueron a “comprar tiempo” para lograr las operaciones de convencimiento con las que se ligará el “sí”, y la propuesta no corriera el mismo destino del cortocircuito que rechazó la iniciativa de la Ley Eléctrica.

Sea como fuere, la batalla de Texas, las filtraciones jamás filtradas, la orden de aprehensión nunca solicitada y la militarización todavía no aprobada, darán mucha tela de donde cortar.

Ah, y ya hablaremos de la violenta amenaza de Vladimir Putin al mundo. Aquí, allá y acullá estamos jugando con fuego.

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