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1 de diciembre 2023

Opinión

#ConTaconesEntreLegos | El Nuevo Nuevo León

Con tacones entre legos

Lejos quedaron aquellos días en los que Samuel García, en 2020, aseguraba que el problema más grande que enfrentaba Nuevo León era la Cuarta Transformación, por encargarse de desmantelar un mundo de instituciones

Por Marcela Garza Barba

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La “casa” está en llamas. A esa que bautizaron como Nuevo Nuevo León.

Que, dicho sea de paso, de nuevo solo tiene la ingobernabilidad.

Y mientras tanto Samuel García, aquel que presume tener la llave de la paz del estado, de la seguridad, de la tranquilidad y de una impecable gobernabilidad, ni sus luces.

Solo da órdenes y mensajes a través de su escudo desde que era senador, las redes sociales.

Y ahora, con el poder del Estado, utiliza a algunos jueces de Tamaulipas o Ciudad de México (da igual) a conveniencia.

Inaudito.

Que unos tantos aun defiendan a Samuel García y le aplaudan sus aspiraciones a la Presidencia.

Si su casa la deja desatendida y propone jugar al estilo “Los Juegos del Hambre”, no me quiero imaginar al país.

Y todavía se atreve a llamar este show, que él mismo montó, desacato.

Cuando la falta de respeto hacia lo superior viene de parte de él al, presuntamente, no querer cumplir en base a la ley.

Desacato significa falta de respeto.

Más detalladamente, falta de respeto hacia un superior.

Lo que vi esta semana fue claramente una falta de respeto, pero no hacia Samuel García (como él mismo presume que lo fue), sino al Congreso de Nuevo León.

Y es que, eso aquí o en China, también es desacato.

Sino pregúntenles a algunos del equipo del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quienes recientemente fueron condenados a varios años de cárcel por desacato al Congreso como es el caso de Peter Navarro, ex asesor comercial de la Casa Blanca.

Pero regresemos al Nuevo Nuevo León, con el otro Navarro, Javier Navarro.

Que en verdad me pregunto, ¿qué hace ahí?

Sentado a la vera de un Samuel García encaprichado con una licencia del “sí, pero no” para buscar la Presidencia.

Porque, seamos honestos, eso de que se va y viene Samuel, que se ampara con un juez en Tamaulipas al igual que con otro el Ciudad de México, no parecen formas de un buen líder.

Al contrario, en lugar de estabilizar, desestabiliza.

Lejos quedaron los días en que el mismo Samuel, en octubre de 2022, implementó una nueva Constitución para el Nuevo Nuevo León, presumiendo la garantía de derechos y mecanismos para resolver los nuevos problemas de la entidad.

Pero la democracia que tanto se subraya en esa nueva Constitución nunca se dio.

Ni en las calles y menos en el Congreso del estado.

Porque cabe resaltar que no es la primera vez que Samuel le refuta las decisiones finales y avaladas por la ley al Congreso.

Acuérdense aquella vez que se negó a publicar las veinte leyes y acuerdos aprobados por el Congreso Estatal, entre ellas, tres que la Corte insistió debían promulgarse para no obstaculizar los procedimientos legislativos correspondientes.

¿O ya se les olvidó con la novela fosfo fosfo en redes sociales?

El estado en crisis constitucional y Samuel dictando órdenes desde una mesa y enviando los mensajes a través de redes sociales.

¿Nueva forma de gobernar?

Soy muy de la idea de una sana democracia en donde reine la ley.

No la que dicte una sola persona, sino la que dicte la Constitución.

Como dicen “papelito habla” y aquí el papel lo dice, según el artículo 90.

“En caso de falta absoluta o imposibilidad perpetua del gobernador dentro de los primero tres años del periodo respectivo, si el Congreso estuviere reunido, será este cuerpo quien nombre por escrutinio secreto y a mayoría absoluta de votos, un gobernador interino”.

Ahora sí que, aunque no les guste a Samuel y los suyos, “la ley es la ley”.

Y la designación del vicefiscal, Luis Enrique Orozco, por el Congreso de Nuevo León, es genuina y acorde a la ley.

No hay por qué agredir.

Verbalmente.

Físicamente.

Tampoco hay por qué dividir en medio del caos.

Un buen líder une, no divide. ¡Ah!, pero se nos olvida que Samuel sigue el ‘playbook’ del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y el playbook empieza con “dividir para vencer”.

¡Qué bajeza!

El decir que nosotros “no somos porros” y que “los otros revientan acuerdos” para designar al gobernador interino solo alimenta el clima de inseguridad que hoy vive el estado, por la falta de gobernabilidad de aquel que dijo que no se distraería como “El Bronco”, que él sí estaría seis años completos.

¿O también ya se le olvidó, ahora que presuntamente es arropado por la 4T?

¿Cuál nueva Constitución que ve por la división de poderes?

¿Cuál Nuevo Nuevo León?

Lo único nuevo es que tenemos a un gobernador con licencia o no, ya me perdí en el juego de la pelota que va y viene, que ve por él, no por el ciudadano, no por la ley, no por la Constitución.

Es muy fácil sentarse en una mesa y dar mensajes en redes sociales, así lo hace también el inquilino de Palacio Nacional.

Pero afuera, en la realidad, la democracia se cae a pedazos.

Entre portazos, bombas de humo, gritos y sombrerazos.

Hasta llegar al punto en que algunos de la oposición barajan la posibilidad de la desaparición de los tres poderes.

Lejos quedaron aquellos días en los que Samuel, en 2020, aseguraba que el problema más grande que enfrentaba Nuevo León era la Cuarta Transformación, por encargarse de desmantelar un mundo de instituciones.

El pez por su propia boca muere.

Hoy las desmantela él.

Y no estamos orgullosos de llamarnos el Nuevo Nuevo León.

Sino todo lo contrario.

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