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¡Que alguien me explique!

¿Y el crimen de San Pedro?

Hace ya tres semanas, el empresario Sergio Carmona Angulo fue asesinado a sangre fría en una barbería de San Pedro Garza García. Desde entonces, un extraño y muy silencioso manto protector envuelve las investigaciones

Por Ramón Alberto Garza

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Hace ya tres semanas, el pasado 22 de noviembre, el empresario Sergio Carmona Angulo fue asesinado a sangre fría en una barbería de San Pedro Garza García, en Nuevo León.

Desde entonces, un extraño y muy silencioso manto protector envuelve las investigaciones del hombre de negocios de Tamaulipas y patrocinador de campañas políticas ligadas hace cinco años al PAN, y en los años más recientes a Morena.

Son averiguaciones que se llevan en paralelo, no solo en Nuevo León, sino en Tamaulipas -su estado de origen- e incluso se mantiene el sigilo sobre las pesquisas del poder judicial federal, de las que hoy nadie puede dar cuenta.

Nadie sabe nada, todo mundo calla, nadie expide un avance de lo que se ha encontrado, no se dan a conocer las líneas de investigación y, mucho menos, qué políticos ya se sentaron a declarar sobre el caso.

Una extraña complicidad de silencios se guarda entre el gobierno de Cabeza de Vaca, las autoridades judiciales de Nuevo León y los investigadores federales.

Pero no es de extrañarse, porque este asesinato tiene mucha tela de dónde cortar.

Identificado como empresario, a Sergio Carmona Angulo y a su hermano César, se les relacionaba en reportes informativos locales y nacionales con el contrabando de hidrocarburos en la frontera de Tamaulipas.

Carmona Angulo, dueño de Grupo Industrial Permart, Grupo Industrial Joser y Consultoría Reymar, también era identificado como un traficante de influencias, tanto con el actual gobierno panista como con la nueva camada política de Morena, en aquella entidad.

De hecho, se filtró que su protección original, se la dio el actual gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, a quien apoyó fondeando no solo su campaña, sino la de legisladores panistas locales y federales.

Pero la disputa por unos contratos no respetados en los acuerdos, a cambio de los “apoyos financieros” que dio, habrían orillado a Carmona Angulo a reorientar su padrinazgo político hacia Morena.

Fue entonces que el empresario tamaulipeco, asesinado en el municipio más rico de México, se relacionó con prominentes morenistas, como el diputado Erasmo González, presidente de la Comisión de Presupuesto, amigo muy cercano y mecenas de Mario Delgado, el presidente Nacional de Morena.

A Carmona Angulo también se le vinculó con el ahora alcalde de Ciudad Victoria, Eduardo Gattás, quien utilizaba una camioneta de 1.5 millones de pesos, propiedad de la empresa Permart.

A Carmona Angulo se le relacionó también con el senador y aspirante a la candidatura para gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal y con Carmen Lilia Canturosas, alcaldesa de Nuevo Laredo.

Y también con José Ramón Gómez Leal, dirigente de Morena en Tamaulipas y con Rodolfo González Valderrama, superdelegado de Morena en esa entidad.

La buena estrella de la víctima, convertida en padrino político de panistas primero, y de morenistas después, se dio a partir de que con un clan político y familiar, Carmona Angulo se hizo del control de las aduanas en los puentes de Reynosa, Pharr y Matamoros.

Sucedió en los días en que Ricardo Peralta era el director de Aduanas, cuando se cuestionó que muchos de los pasos fronterizos fueron entregados al mejor postor a cambio de aportaciones, presumiblemente para las campañas morenistas, como la de Jaime Bonilla en Baja California.

Está claro que, el sigilo y el absoluto silencio guardado en torno a este crimen, que tiene contra la pared a por lo menos cuatro aspirantes morenistas a la gubernatura de Tamaulipas, revela tintes políticos morenistas.

Y quizás, al finalizar las indagatorias, también algunos altos miembros del gabinete del gobernador panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca tendrán que responder sobre esas relaciones peligrosas.

Lo dicho, ya no es como antes. Ahora el silencio las hace peor.

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