¿Cuánto falta para la elección?

16 de mayo 2024

30 de abril 2024

¡Que alguien me explique!

El INE y RBD

Dos casos son prototípicos en esta elección: el del presidente López Obrador y el del gobernador Samuel García. Ambos ególatras, ambos narcisistas, ambos irreverentes frente la Ley, ambos aspirantes muy avanzados a dictadores

Por Ramón Alberto Garza

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Es muy triste el papel que está desempeñando el Instituto Nacional Electoral, de cara a la inminente elección presidencial del 2024. En palabras llanas, el INE gruñe, pero no clava el diente. Amonesta, pero no sanciona. Y aquellos que deberían ser castigados, se burlan del árbitro electoral.

Dos casos son prototípicos en esta elección: el del presidente Andrés Manuel López Obrador y el del gobernador Samuel García. Ambos ególatras, ambos narcisistas, ambos irreverentes frente la Ley, ambos aspirantes muy avanzados a dictadores.

Del presidente López Obrador, lo menos que se puede decir es que está convertido en el epicentro electoral del 2024. Es el candidato en jefe de todas las campañas. Las de los suyos y las de la oposición.

Por más que la legislación lo obligue a guardar silencio y a sacar las manos del proceso, sus conferencias mañaneras lo instalan como el estratega de la campaña de la morenista Claudia Sheinbaum, el defensor de su esquirol naranja Jorge Álvarez Máynez y el atacante de la opositora Xóchitl Gálvez.

El INE ya le contabiliza 15 amonestaciones, 15 tarjetas amarillas al inquilino nacional por “juego sucio”. Pero nada sucede. Si en el futbol se exigen dos tarjetas amarillas para sacar la tarjeta roja de “expulsión”, ¿cuántas amarillas -más allá de la 15 que ya le mostraron al mandatario- se hacen necesarias para callarlo?

Pero el presidente López Obrador  sabe que puede continuar metiendo el pie sin consecuencias. Con sus trilladas frases de “No me pueden callar” o “Ya me van a volver a sancionar”, se burla del organismo electoral que debe ser el garante del piso parejo de todos los candidatos. No lo hizo cuando puso a competir a sus corcholatas morenistas -Marcelo Ebrard se cansó de denunciarlo- menos lo hará cuando está en juego el triunfo de su favorita, Claudia Sheinbaum. Sobre todo, cuando tiene a la filomorenista sonorense Guadalupe Taddei como presidenta del INE.

Caso similar es el del gobernador Samuel García, quien un día sí y otro también mete su cuchara en Nuevo León para favorecer a sus correligionarios, sobre todo a su esposa Mariana Rodríguez, quien es incestuosamente la candidata de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Monterrey, el premio mayor de la elección 2024 en aquella entidad. Ni Luis XVI, rey de Francia, se atrevió a instalar en el apogeo de su Imperio a María Antonieta como alcaldesa de París.

El ahora franquiciatario de Movimiento Ciudadano, quien a fuerza de su chequera ya desplazó a Dante Delgado como dueño del partido naranja, está empleando todo el poder del Estado a su servicio y al de su influencer esposa.

Las “revelaciones” de la semana pasada contra el candidato  opositor Adrián de la Garza, son ya la cereza en el pastel. Vienen de un municipio naranja, los denuncia el Estado naranja, en momentos en que el “denunciado” va contra la candidata naranja. Así o más claro.

Lo mismo sucede con inauguraciones y actos oficiales del gobierno de Nuevo León, a donde son convocados candidatos naranjas para promoverlos y que no quede duda de quién les paga las facturas. Y el INE sólo amonesta, pero de ahí no pasa.

Incluso, en el extremo de la ignominia, en una borrachera en un partido de futbol, tanto el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano como el gobernador de Nuevo León, hacen bullying del INE y entre carcajadas lo retan a sancionar a Samuel  García.

El gobernador Fosfo Fosfo, principal financiador del candidato presidencial Álvarez Máynez, no vacila en promover a su compadre, a quien él lo impuso en la boleta bajo la premisa de “si Nuevo León va a pagar la campaña presidencial naranja, pues yo pongo al candidato”.

Y a partir del etílico destape en su residencia, junto con Mariana Rodríguez, se comenzó a develar lo que es un secreto a voces: que ya le había arrebatado el partido a Dante Delgado. Si labia mata carita, chequera mata labia… y también a carita.

Estos desplantes de irreverencia hacia el INE, tanto del presidente López Obrador como del gobernador Samuel García son ya el pan nuestro de cada día. Y el INE, bien gracias. Justificando su rol de árbitro sólo con tarjetas amarillas, ninguna roja.

Esta es la filosofía RBD que aplican el inquilino de Palacio Nacional y el gobernador de Nuevo León: “Es así, así es, y no hay nada que hacerle”. Pobre democracia que sobrevive maltrecha con un árbitro sin silbato.

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