¿Cuánto falta para la elección?

27 de abril 2024

14 de junio 2023

¡Que alguien me explique!

Sí se puede derrotar a Morena en 2024

La pregunta más recurrente hoy, dentro del sistema político mexicano, es si se puede o no derrotar a Morena en la elección presidencial del 2024

Por Ramón Alberto Garza

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La pregunta más recurrente hoy, dentro del sistema político mexicano, es si se puede o no derrotar a Morena en la elección presidencial del 2024.

El sentido común concluye que, dada la enorme popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, apuntalada por los 30 millones de cheques que reparte cada mes, la respuesta es un rotundo “No”. Hay que resignarse y buscar rescatar el equilibrio de poderes ganando el Congreso, dicen los que alimentan esta tesis.

Pero las estadísticas puras, el análisis matemático, dicen algo distinto. Y tomando como base el modelo de la última elección en Estado de México y Coahuila, la respuesta es “Sí”, Morena es derrotable. Nada está escrito. Y a los números nos remitimos. Hagamos el ejercicio.

Si copiamos el comportamiento del electorado en el ahora morenista Estado de México y en el priista estado de Coahuila, y lo trasladamos al 2024, los resultados hablan por sí solos.

Si asumimos que existe un padrón nacional de 97.4 millones de electores, el reparto sería 70.6 millones de electores en los 22 estados gobernados por Morena y 26.8 millones de electores en los nueve estados gobernados por el PRI, el PAN y/o el PRD.

Si a los estados de Morena le damos el mismo trato que lo que sucedió en Estado de México -donde ganó el partido del presidente- votarían 35.8 millones (el 50.7 por ciento que votó en la entidad mexiquense).

De ese total, 19 millones serían votos para Morena (53.15 por ciento) y 15.8 millones de votos para la Alianza Va Por México (44.1 por ciento). Es decir, en los 22 estados morenistas, el Partido en el Poder aventajaría a la Oposición por 3.2 millones de votos.

Vienen, luego, los estados gobernados por la Oposición. Si les damos en conjunto el mismo trato que a Coahuila -donde ganó la Alianza Va por México- de los 26.8 millones de electores votarían 15 millones (el 57.5 por ciento).

De esos 15 millones de votos, 8.8 millones serían para la Alianza Va Por México (el 56.9 por ciento) y 3.1 millones para Morena (el 20.9 por ciento). La diferencia serían 5.7 millones de votos en favor de la Alianza Por México.

Al final del día, la diferencia entre los votos de los 22 estados de Morena y los 9 estados de la Alianza Va por México -utilizando los mismos porcentajes de votos del Estado de México y de Coahuila- sería de 2.5 millones en favor de la Alianza Va por México.

Esa fue, sin duda, la razón por la que el presidente Andrés Manuel López Obrador no dio tiempo de festejar la victoria de Morena del Estado de México. Porque esperaban ganar por una diferencia de 20 o 24 por ciento y apenas fue de 8.3. Y esa reducción en el estado, todavía gobernado por Alfredo del Mazo, contrastó con el apabullante tres a uno en el Coahuila gobernado por el priista Miguel Riquelme.

Por eso, el inquilino de Palacio Nacional aceleró los tiempos y para enfriar el debate de los resultados de la elección del domingo, convocó el lunes por la noche a una cena de corcholatas en donde dio el banderazo de salida a la carrera sucesoria.

Todos están ocupados hoy tomando apuestas de quién será el candidato presidencial de Morena. Pocos están sobre la mesa, arrastrando las cifras y evaluando cuáles son los flancos débiles del adversario para dar la sorpresa.

La narrativa política la continúa manejando magistralmente, desde la Mañanera, el inquilino de Palacio Nacional. Lo demás, hasta hoy, es solo comparsa. Pero de que existen posibilidades, ahí están los números. Como siempre dijo el pensador y mercadólogo político, Santiago Pando, creer es crear. Hay que creer para crear las condiciones. Sí se puede. Los números no mienten.

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