¿Cuánto falta para la elección?

27 de abril 2024

12 de junio 2023

¡Que alguien me explique!

Andrés, inmortal

Dada la ya de sobra conocida precaria salud presidencial, el tema es muy delicado como para dejarlo al azar. A menos que el presidente López Obrador tenga “otros datos” y ya se haya autoproclamado “inmortal”

Por Ramón Alberto Garza

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El presidente Andrés Manuel López Obrador debe sentirse inmortal.

Solo así puede explicarse que, sabiendo su precaria condición de salud -que ya le dio algunos sustos en meses pasados-, obligue a quienes pueden ser los más adecuados interinos a renunciar a sus posiciones para irse a buscar la candidatura presidencial de Morena.

Para cuando concluya esta semana -y de acuerdo a las reglas fijadas ayer en el Consejo Nacional de Morena– ya no deberán estar despachando en sus posiciones ni el Secretario de Gobernación, ni el líder del Senado, ni el Canciller.

Curiosamente, entre ellos estaría el interino en caso de una emergencia de salud del inquilino de Palacio Nacional… ¿Qué pasará si ni Adán Augusto López, ni Ricardo Monreal, ni Marcelo Ebrard están ya disponibles si se presenta esa emergencia?

¿Sobre quién recaería la designación de presidente interino o presidente sustituto, en caso de que el actual mandatario quedara inhabilitado para continuar portando -temporal o permanentemente- la banda presidencial?

La respuesta lógica es que, ante la necesidad de un emergente relevo presidencial, los que estarían habilitados serán quienes ocupen a partir del jueves o viernes la Secretaría de Gobernación, el liderazgo de Morena en el Senado o, en su caso, la Cancillería. Y esos nombres apenas los conoceremos en estos días.

Y aquí es donde entran los cuestionamientos. ¿De verdad vale la pena sacrificar en su estratégica posición de confianza a una “corcholata” como Adán Augusto López, quien tiene menores probabilidades de ser el ungido, para que después de dos meses y nueve días de campaña no sea electo candidato y se vea imposibilitado a regresar a Bucareli?

¿Por qué exigirles la renuncia a las “corcholatas” y no solicitarles mejor una licencia, con posibilidad de retorno, a los que no resulten electos? 

¿Cuál es el sentido de tirar por la borda de una elección interna la experiencia de años de personajes como Adán Augusto, Ebrard o Monreal? 

Si solo faltan 12 meses para la elección presidencial y 18 meses para que termine el sexenio, ¿tendrán tiempo el nuevo Secretario de Gobernación, el nuevo líder de la mayoría en el Senado o el nuevo Canciller de superar la necesaria etapa de aprendizaje? ¿Y si en una de esas le vuelve a dar otro vahído al presidente López Obrador como el que sufrió el pasado abril, en su gira por Yucatán?

En la ecuación de la preocupación no entra la “corcholata” favorita, Claudia Sheinbaum, porque desde su posición de Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, no tiene posibilidad alguna de que, ante una emergencia, sea elegible para ser relevo del inquilino de Palacio Nacional.

Por eso, cuando en estos días el presidente López Obrador piense en la mejor selección de los relevos en Gobernación, el Senado y la Cancillería, que tome muy en cuenta que cualquiera de ellos puede convertirse -en los próximos meses- en su eventual presidente interino o sustituto.

Y, dada la ya de sobra conocida precaria salud presidencial, el tema es muy delicado como para dejarlo al azar. A menos que el presidente López Obrador tenga “otros datos” y ya se haya autoproclamado “inmortal”.

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