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¡Que alguien me explique!

Presidente en crisis

Es entendible que un presidente asuma posiciones políticas, incluso a contracorriente de la realidad o del sentido común. Mientras sean legales, son debatibles

Por Ramón Alberto Garza

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Es entendible que un presidente asuma posiciones políticas, incluso a contracorriente de la realidad o del sentido común. Mientras sean legales, son debatibles.

Lo que no es ni entendible, mucho menos justificable, es que el Jefe de la Nación salga a pisotear el Estado de Derecho para salvarle el pellejo a uno de los suyos.

Y eso fue precisamente lo que hizo ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador quien, a pesar de las contundentes evidencias en su contra, salió en defensa del Alejandro Gertz Manero.

En grabaciones hechas públicas, el Fiscal evidenció flagrantes ilícitos, como recibir una resolución que está por discutirse en la Suprema Corte, pedir que se modificara la sentencia y presumir que tiene a cuatro ministros ‘en la bolsa’ para sacar adelante a su favor, el controvertido caso que disputa con su cuñada y con su sobrina en torno a la muerte -él dice que fue “asesinato”- de su hermano Federico.

Es un abierto conflicto de interés, con clara intención de manipulación de la justicia, ejercido nada menos que por la autoridad suprema del Ministerio Público y del Poder Judicial.

Todo, perfectamente evidenciado, en una serie de audios de su viva voz que no dejan lugar a dudas. El Fiscal está usando su posición para lucrar con ella e influir a su favor en una decisión de la Suprema Corte.

Pero lejos de retirar a Gertz Manero de su posición frente a la clara manipulación de la justicia -confesa en los audios- el presidente López Obrador sale al paso con una torpe y muy cuestionable defensa, diciendo alguien quiere tumbar al Fiscal y descarrilar a su gobierno. El ‘compló’, siempre el ‘compló’.

“Que se le deje este asunto al Poder Judicial y resuelvan… Y lo demás, pues es apostar, para hablar claro, a tumbar al fiscal. Las minorías, pues, están viendo cómo descarrilan al gobierno”.

El primer error presidencial es que el mandatario dice que no ha escuchado los audios, que solo conoce su contenido en lo básico.

“No los escuché, pero sí tengo la información de lo básico y opino que tiene que resolver la Corte sobre este caso”.

¿Puede un mandatario emitir una opinión desde la ignorancia? Es decir, desconocer lo que dijo Gertz Manero -algo que está circulando en todos los medios y redes sociales-, que es condenado por todos y aún -sin conocerlo-  emitir una opinión a contracorriente.

El segundo error presidencial es justificar la intromisión del Fiscal General de la República en un caso que le atañe y que tendría la obligación de excusarse por significar un abierto conflicto de interés por ser un asunto familiar.

Pero el inquilino de Palacio Nacional justifica que Gertz Manero violente las leyes -de las que él es el máximo responsable de procurar que se respeten- solo porque se trata de un caso de carácter humano, porque está investigando lo que cree es “el asesinato de su hermano”. Es entendible, dice.

“Ya expliqué que es un asunto personal, él presume de que su hermano fue asesinado y es un asunto que él quiere que se aclare y que se haga justicia. La otra parte sostiene lo contrario. Él llega a la Procuraduría y quiere que también ese asunto se resuelva”.

El mismísimo presidente, justificando que el Fiscal utilice su posición para resolver sus asuntos personales. Increíble.

Bajo ese supuesto, a partir de ahora, invoquemos cualquier desviación de la justicia, que robamos o que asesinamos, ya sea para saciar el hambre de nuestros hijos o para cobrar una muy humana y personal venganza, porque al final del día, y aplicando el Criterio Presidencial Gertz Manero, todo lo que tiene carácter humano justifica que se cometan ilícitos, que se pisotee la ley, así seas el Fiscal General de la República.

Y el tercer error presidencial es endosarle el problema al Poder Judicial para que ellos decidan.

“Entonces, que se le deje este asunto al Poder Judicial y que ellos actúen con libertad y resuelvan. Y lo demás, pues es apostar, para hablar claro, a tumbar al fiscal; pues eso como que no nos conviene a los mexicanos”.

Una cosa es que no convenga al gobierno de la Cuarta Transformación, y otra muy distinta, es que se hagan oídos sordos a una acción judicial contra los abusos del Fiscal, bajo el pretexto de que eso no conviene a los mexicanos.

El presidente López Obrador se refiere exclusivamente al fallo que el 14 de marzo tendrá que dar la Suprema Corte, pero eso en nada resuelve que Gertz Manero haya manipulado la justicia, “pendejeando” a su sobrina encarcelada por él mismo, buscando una nueva resolución y presumiendo que tiene a cuatro ministros de su lado. Ese es un asunto por separado.

Ya veremos el 14 de marzo quiénes son esos cuatro ministros que votarán en contra del fallo del ponente Alberto Pérez Dayán, quien de acuerdo a lo que dice el Fiscal, no le cumplió con lo prometido de darle un fallo a modo.

Solo en ese momento entenderemos si México tiene un sistema judicial justo y equilibrado, o si acaba sometido a los designios presidenciales, por más ilegales y absurdos que parezcan.

¿Alguien desde el Senado, desde la Oposición, desde las Cámaras o desde cualquier foro va a demandar que se investigue lo dicho por Gertz Manero, o de plano ya damos por borrada la frontera que divide al Poder Ejecutivo del Poder Legislativo y del Poder Judicial?

Y si es así, eso se llama autocracia, y es la antítesis de la democracia que llevó al poder a quien hoy, desde su ignorancia, desprecia el Estado de Derecho, para defender a uno de los suyos, delincuente y confeso.

Alejandro Gertz Manero le vendió al inquilino de Palacio Nacional la idea de que si lo removía como Fiscal se iniciaría el golpe de Estado contra la Cuarta Transformación. Y el presidente se la compró.

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