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Otra vez AMLO se desvanece

No es la primera vez, en lo que va del sexenio. El presidente Andrés Manuel López Obrador se desvaneció ayer otra vez. Ahora en su gira por Yucatán

Por Ramón Alberto Garza

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No es la primera vez, en lo que va del sexenio. El presidente Andrés Manuel López Obrador se desvaneció ayer otra vez. Ahora en su gira por Yucatán.

Sufrió un desmayo que obligó a su traslado a la Ciudad de México. Y aunque se niegue, lo internaron en el Hospital Militar para revisar de nuevo su convulso corazón.

Pero su círculo íntimo tiene pánico de que se conozca lo delicado de la situación y buscan disfrazar de un tercer contagio de COVID-19 su nuevo ingreso al hospital. Si solo fuera el virus, el presidente estaría en facultades de haber grabado un video para tranquilizar los ánimos y frenar la ola de especulaciones de que es algo más delicado. No lo hizo. Vaya, ni siquiera una fotografía fue difundida.

Pero el pésimo manejo que su vocero, Jesús Ramírez, le dio ayer a este episodio sembró más dudas y no disipó la intranquilidad. Sobre todo, cuando las explicaciones tardaron seis horas en darse a la opinión pública y personajes tan cercanos como Epigmenio Ibarra no cesaban de calificar de falsa la cancelación de la gira por el episodio de salud que más tarde se conoció.

Las dudas se elevaron todavía más, cuando por la tarde se difundió un tuit -presumiblemente enviado por el mismo presidente López Obrador- en un lenguaje completamente ajeno al que utiliza el inquilino de Palacio Nacional. 

Enviado a las 15:27 horas, el presidente arranca su supuesto comunicado diciendo: “Ni modo, amigos y amigas…”. Pero el mandatario jamás se dirige a los mexicanos como “amigos y amigas”. Menos aún finaliza sus escritos en Twitter con un “Nos vemos”.

La de ayer domingo, en Yucatán, no sería la primera vez que desde la presidencia utilizan el COVID para ocultar un episodio cardiovascular del mandatario.

Ya el 10 de enero de 2022 se anunció que el presidente López Obrador se había contagiado del virus en los mismos días en que coincidió con otro episodio cardiovascular, que le obligó también a la hospitalización.

El primer contagio de COVID-19 lo tuvo el inquilino de Palacio Nacional el 24 de enero del 2021, en pleno apogeo de la pandemia.

Pero el verdadero drama que guarda la salud presidencial, especialmente en su sistema cardiovascular, se dio con las revelaciones en octubre de 2022 de los llamados Guacamaya Leaks, en donde documentos de la Secretaría de la Defensa confirman la debilitada salud presidencial, haciendo énfasis en la existencia de una “angina de pecho”.

Ante la evidencia de los Guacamaya Leaks, el mandatario debió salir entonces a confirmar su delicado estado de salud. El presidente López Obrador dijo que “Todo lo que se dice ahí (en los Guacamaya Leaks) es cierto y se ha expresado, si acaso la ambulancia que fue a Palenque a principios de enero (de 2022) porque había riesgo de infarto y me llevaron al hospital, me recomendaron un cateterismo, me dijeron hay que hacerlo, les pedí unos días, en eso me dio COVID y tuve que esperar a que pasara el COVID y ya fui al hospital y me hicieron el cateterismo”.

Previo a la campaña presidencial y a los primeros 4 años en el gobierno, López Obrador ya había tenido el 3 de diciembre de 2013 un infarto al miocardio, que le obligó a una intervención cardiovascular en el Hospital Médica Sur. Se le colocaron stents en algunas arterias y logró superar su primer infarto severo al miocardio.

Además de los otros dos episodios reconocidos, hace dos semanas circuló la versión de que el presidente López Obrador habría sido trasladado al Hospital Militar para una revisión cardiovascular de urgencia. Sus voceros desmintieron la versión.

El nuevo “desvanecimiento” del inquilino de Palacio Nacional se da en momentos en que su gobierno enfrenta severas presiones de los Estados Unidos para hacerle frente al crimen organizado y a la guerra contra el fentanilo, así como otras confrontaciones de política interior como la que viene creciendo entre el jefe del poder ejecutivo y la Suprema Corte, que le dio marcha atrás a su iniciativa de militarizar la Guardia Nacional.

Durante la última semana, el presidente se vio particularmente molesto y, en algunos casos, muy enojado en sus conferencias mañaneras por lo que se percibe como una racha de reveses y desatinos dentro del gobierno de la Cuarta Transformación.

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