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3 de noviembre 2024

14 de agosto 2024

¡Que alguien me explique!

Mayo, Chapito, Rocha, Peralta, Carmona, Américo

De la saga de la entrega o “la traición” a Ismael “El Mayo” Zambada sólo se puede alcanzar una conclusión: todos los caminos del narco Estado mexicano conducen a Sinaloa, con parada obligada en Tamaulipas

Por Ramón Alberto Garza

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De la saga de la entrega o “la traición” a Ismael “El Mayo” Zambada sólo se puede alcanzar una conclusión: todos los caminos del narco Estado mexicano conducen a Sinaloa, con parada obligada en Tamaulipas.

Y es que los nombres que brotan y que se entrelazan en redes de complicidades políticas, financieras y  del crimen organizado, ponen sobre la mesa los mismos apellidos: Zambada, Guzmán López, Rocha, Peralta, Carmona, Delgado y Villarreal.

La última revelación circuló profusamente ayer por redes sociales. Son las últimas confesiones del diputado Héctor Melesio Cuén, quien fuera asesinado el mismo día de “la traición” a “El Mayo”. En ese video, el legislador y ex rector de la Universidad de Sinaloa habla de un acuerdo fallido con el entonces candidato Rubén Rocha, en el que participó Ricardo Peralta, el cuestionado ex director de Aduanas y polémico ex subsecretario de Gobernación y estratega de la operación Huachicol Fiscal. Un modelo criminal para lograr miles de millones de pesos por evasión en la importación de gasolinas para financiar las campañas de Morena.

Mario Delgado, el líder de Morena y futuro secretario de Educación, así como Américo Villarreal, delegado de Morena en Sinaloa y ahora gobernador de Tamaulipas, sin dejar fuera a Sergio Carmona, el “Rey del Huachicol” asesinado en San Pedro Garza García, fueron el epicentro para conseguir esos cientos de millones de pesos para financiar la campaña morenista en Sinaloa.

Por eso, el legislador asesinado dice en el video que cuando se vino la campaña “el dinero sobró” y que cuando se acabó la campaña “se quedaron con mucho dinero”.

Eso se suma a las revelaciones, tanto de los periodistas Salvador García Soto y Carlos Loret, quienes en sendas entrevistas con Rubén Rocha -el entonces candidato y luego gobernador electo- jamás titubeó en admitir que tenía acuerdos con el crimen organizado del estado que se disponía a gobernar. Después de todo, el morenista gobernador también era oriundo de Badiraguato.

Lo que se trasluce aquí, en esta saga, es el Narco Estado mexicano implantado por la 4T en todo su esplendor. Porque, de acuerdo a la narrativa que da “El Mayo” para tejer la tesis de “la traición”, él y el hijo de “El Chapo” fueron citados por el gobernador Rocha a una reunión en la que estaría presente también el diputado Héctor Melesio Cuén y a la que el capo asistió protegido por un comandante de la Policía Judicial y cuatro guardaespaldas. Es decir, estarían presentes, al menos, nueve personas.

Pero, de acuerdo a lo que hoy sabemos, de esas nueve personas dos ya están detenidas en Estados Unidos, una fue asesinada “en una gasolinera”, cinco están desaparecidas y el único que puede confirmar o negar cualquier cosa de aquel encuentro es Rubén Rocha. Su palabra contra todos los silencios o contra todos los silenciados.

Súmenle a eso que, en la coartada del gobernador de Sinaloa, existe una bitácora de un vuelo realizado en un jet del también sinaloense Jesús Vizcarra, dueño de SuKarne, y señalado como compadre de “El Mayo”, pues la trama de la “traición” adquiere otros vuelos, sobre todo, cuando el gobernador admite que no le cobraron por la renta de esa aeronave. ¿A cambio de qué tanta generosidad?

¿Citó Rubén Rocha a esa reunión a “El Mayo”, a sabiendas de que no iba a estar presente, porque se iría con su familia a vacacionar a Disney? ¿Se prestó a la traición o alguien “usó” su nombre? ¿Alguien cree que ingenuamente “El Mayo” iba a acudir a una reunión a la que no fuera convocado personalmente por el anfitrión, con quien se supone iba a arreglar un problema?

Lo que está en juego, en medio de toda esta narco-trama, es la abundante evidencia de los compadrazgos, las componendas y las carretadas de dineros ilícitos utilizados para mantenerse o para conquistar el poder.

Pero hasta ahora ni el presidente López Obrador ni la Fiscalía General de la República acusan recibo. Por el contrario, el inquilino de Palacio Nacional va presto a Sinaloa para que – ¡Oh, feliz coincidencia! – el día en que “El Mayo” denuncia en una carta la “traición”, el mandatario esté presente en Sinaloa, no sólo para lavarle cara a su morenista cómplice, Rubén Rocha, sino para pasarle el lavamanos a su sucesora Claudia Sheinbaum y que ella también le dé al gobernador de Sinaloa su expiación, antes incluso de que se abra una investigación.

Y en medio de todo esto, ¿en dónde  está la Fiscalía General de la República? ¿Por qué ni Alejandro Gertz Manero, o algún vocero propio, salen a plantar cara para dar parte del avance de las investigaciones a tres semanas de lo sucedido? La respuesta es que la “congeladora” es el sello de la casa.

Congelado está el expediente de Ricardo Peralta, el primer director de Aduanas que vendió los cruces fronterizos y los puertos al mejor postor, incluyendo el de Reynosa a Julio Carmona para luego, como subsecretario de Gobernación, irse a tejer alianzas inconfesables con las autodefensas de Tamaulipas.

Congelado está el expediente del asesinato del huachicolero Sergio Carmona. No conviene que se conozcan ni los montos ni los destinos tamaulipecos y sinaloenses de ese dinero mal habido. A pesar de que dos prominentes morenistas ya lo confesaron todo e incluso apuntan a Palacio Nacional y que su viuda despacha como gobernadora de facto.

Congelado también está el expediente de Mario Delgado, el presidente nacional de Morena que dispuso de esos miles de millones “huachicoleados” para fortalecer sus campañas y ahora presenta factura para adjudicarse como premio la Secretaría  de Educación del próximo gobierno.

Congelados están los expedientes para indagar, no sólo cuánto dinero recibieron el sinaloense Rubén Rocha y el tamaulipeco Américo Villarreal de “El Chapo Isidro”, en la Sierra de Badiraguato, sino cuánto salió de Tamaulipas a Sinaloa y cuánto regresó de vuelta. No hay que olvidar que, el hoy gobernador de Tamaulipas, fue meses antes el delegado de Morena en Sinaloa y cuidó la victoria de Rubén Rocha.

Es trágico ver el cierre de un sexenio y de un presidente que una y otra vez juró que combatiría y reduciría significativamente el crimen organizado, pero que acabó del brazo y por la calle -en el confeso Badiraguato de sus amores- hasta con la mamá de un capo.

La narco-trama de “El Mayo” Zambada apenas asoma sus primeras dudas y contradicciones. Y el final promete ser de pronóstico reservado. Un completo y absoluto cambio de juego para lo que resta del 2024 y el 2025. Ya lo veremos.

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