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¡Que alguien me explique!

Los Generales al poder

Está más que claro que con los acercamientos del General Secretario y del comandante en jefe de la Guardia Nacional con candidatos de Morena o en actos promovidos por el partido en el Poder, la frontera entre lo civil y lo militar se borró

Por Ramón Alberto Garza

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Es indignante lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador está haciendo con las Fuerzas Armadas mexicanas, en especial con la Secretaría de la Defensa y con la Guardia Nacional.

No conforme con entregarles, arropadas en la mayor opacidad, sus obras insignia -como el cuestionable aeropuerto Felipe Ángeles, la edificación de las caras sucursales del fallido Banco del Bienestar y la construcción de ese ecocidio llamado Tren Maya- ahora juega con fuego y pone el uniforme verde olivo al servicio de su partido, Morena.

Ya el pasado jueves 31 de marzo se vivió la primera conmoción, cuando el candidato de Morena al gobierno de Tamaulipas, Américo Villarreal, subió a su cuenta de Twitter una fotografía en la que presumió su reunión con el General Luis Cresencio Sandoval.

¿Qué tiene que hacer el Secretario de la Defensa sosteniendo encuentros con un muy cuestionado candidato a gobernador de Morena, en momentos en que las encuestas advierten que el también Senador morenista viene en serio descenso en las preferencias electorales?

Pero a esta evidente interferencia de los militares en asuntos partidistas se da otro hecho por demás lamentable, que tuvo lugar dos días después, el pasado sábado 2 de abril, en el Centro de Convenciones de Torreón.

Hasta la Comarca Lagunera se trasladó el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, para presidir una “asamblea informativa” en la que se promovería la participación de los coahuilenses en la consulta de la Revocación de Mandato. Hasta ahí nada tendría de cuestionable.

A no ser porque entre los distinguidos asistentes, Delgado agradeció la presencia en ese acto partidista de otro general, Luis Rodríguez Bucio, comandante en jefe de la Guardia Nacional.

“…Saludo al comandante Rodríguez Bucio y le agradezco, a nombre de todos los mexicanos, por la labor tan extraordinaria que hace todos los días en todos los rincones del país”.

Y vuelve el cuestionamiento… ¿qué tiene que hacer el General responsable de la Policía Nacional, dedicando su tiempo a hacerle un favor al partido en el Poder, dejando a un lado su labor prioritaria de resguardar la seguridad de los mexicanos y combatir al crimen organizado?

Pero el colmo de la desfachatez del gobierno de la Cuarta Transformación es que, en esa misma reunión presidida por el líder nacional de Morena, se apersonó el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.

De nuevo… ¿qué tiene que hacer en un acto partidista de promoción del voto para una consulta popular, el hombre responsable de velar por la política interna de toda una nación, a quien no le debe importar ni filiación partidista, ni credo religioso o condición social?

Se suma a esa lista de inverosímiles decisiones presidenciales la licencia que hace dos semanas solicitó el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, quien abandonó su estratégica posición como brazo derecho de la secretaria Rosa Icela Rodríguez, para irse a promover a Coahuila el voto para la Revocación de Mandato.

“Todas y todos quienes participamos en este movimiento sabemos que la lucha es permanente, que debemos estar comprometidos todos los días acompañando a nuestro Presidente. Y hace un par de semanas fue a verme Ricardo Mejía y dijo: ‘Yo quiero pedir licencia en mi cargo, porque me quiero ir a trabajar por nuestro presidente en Coahuila’. Así que todo mi reconocimiento para Ricardo Mejía”.

¿Es acaso más importante ser promotor del voto en la Revocación de Mandato como para abandonar la posición de segundo en el comando de la Secretaría de la Seguridad Nacional? ¿Tan baja está la prioridad para darle seguridad a todos los mexicanos?

Si la respuesta es “sí”, ya sabemos por qué los Cárteles ya se adueñaron de la mitad del territorio.

Pero el colmo del cinismo es que el traslado hasta Torreón para asistir a ese evento partidista, tanto del secretario de Gobernación como del comandante de la Guardia Nacional, se trasladaron en un avión de la Guardia Nacional.

De acuerdo a su bitácora de vuelo, el Gulfstream G350, matrícula XC-PFM, salió el sábado 2 de abril de la Ciudad de México a las 10:29 horas con destino a Torreón, en donde se celebró la asamblea informativa morenista.

De Torreón partió a las 14:53 horas con destino a Hermosillo, de donde despegó a las 19:31 para aterrizar de regreso en la Ciudad de México a las 22:30 horas.

¿Qué hacían Adán Augusto López y el general Rodríguez Bucio utilizando, en el gobierno que presume austeridad, un avión de la Guardia Nacional para irse a un evento partidista?

Está más que claro que con los acercamientos del General Secretario y del comandante en jefe de la Guardia Nacional con candidatos de Morena o en actos promovidos por el partido en el Poder, la frontera entre lo civil y lo militar se borró.

Como también es evidente que la voluntad del presidente López Obrador está en empoderar cada día más a los militares y ahora otorgarles pasaporte para que involucren de lleno el uniforme verde olivo con candidatos o en campañas, siempre que sean de Morena.

Después de esto, solo falta que se dé el banderazo para que un General aparezca en la boleta de la carrera presidencial 2024.

Lo dicho, abundante y opaco presupuesto con apoyo incondicional y fuera de la Ley se paga.

Es una lástima que una institución castrense como la Secretaría de la Defensa se haya transformado en un apéndice de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes -y ahora de Morena- para satisfacer los caprichos de su jefe supremo, que es el Presidente.

¿Podrá el Instituto Nacional Electoral sancionar el empleo de esos recursos públicos -como el avión de la Guardia Nacional-  y el tiempo de funcionarios del Gabinete en actos partidistas y de precampaña? Veremos.

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