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19 de junio 2018

¡Que alguien me explique!

El domador de tigres

El pánico se apoderó de los ciudadanos que viven en este circo que se llama México S.A., empresa de capital variable a la alza para los de arriba y a la baja para los que menos tienen. La declaración de Andrés Manuel López Obrador advirtiendo que si perdía, él no será quien apacigüe al tigre que podría […]

Por Ramón Alberto Garza

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El pánico se apoderó de los ciudadanos que viven en este circo que se llama México S.A., empresa de capital variable a la alza para los de arriba y a la baja para los que menos tienen.

La declaración de Andrés Manuel López Obrador advirtiendo que si perdía, él no será quien apacigüe al tigre que podría despertarse por el descontento social que genere un eventual fraude electoral, generó revuelo.

Por supuesto que los empresarios y banqueros que lo escuchaban se escandalizaron. Y vieron en lo dicho por el candidato de Morena una amenaza. Nada de eso. Se trató solo de una advertencia.

Y es que algunos olvidan que lo que los mexicanos estaremos eligiendo el próximo primero de julio no es un director general ni un administrador del circo México S.A.

Lo que se elegirá será al domador de los tigres que flagelan a esta nación que convulsionada entre la falta del Estado de Derecho, la corrupción, la impunidad, la inseguridad y el sálvese quien pueda.

Pero para entender de lo que estamos hablando, hagamos un recuento parcial de algunos de esos tigres que habitan  dentro de la jaula nacional.

El Tigre Narco.- Ninguno más feroz ni más peligroso que el felino del crimen organizado. Viene creciendo ya sin control desde hace tres sexenios. Y lo mas triste es que millones de mexicanos en poblados con escasos presupuestos ya lo convirtieron en su mascota. Le da empelo a sus jóvenes ninis y reparte beneficios sociales que el Estado ya no da.

El Tigre Huachicolero.- Hace algunos años apenas rugía. Hoy es un enorme tigre, cuyos zarpazos en las líneas de conducción de Pemex saquea impunemente los combustibles de la Nación. El problema radica en que parece que desde el gobierno nadie se atreve a domesticarlo, quizás porque desde las entrañas del mismo gobierno están aquellos que lo alimentan para su beneficio personal.

El Tigre Sindical.- Es un insaciable depredador del presupuesto nacional. Devoran las arcas del sindicalismo petrolero para darse vida de jeques, con mansiones, yates, aviones y helicópteros. Desgarran las oportunidades educativas de millones de niños y jóvenes que esperanza que sus impreparados maestros cesen de marchar y protestas y vuelvan a las aulas.

El Tigre del Capital.- Son un puñado de felinos que mayoritariamente tiene a su favor de un Estado que los alimenta con los filetes de jugosas concesiones –bancarias, mineras, telecomunicaciones, constructoras, petroleras privadas o medios-, engrosando sus bolsillos para acabar creyéndose dueños del circo. Su jugada eterna es elegir al domador que sirva a sus intereses.

El Tigre Legislativo.- Se pasan de una jaula a otra. En una función están en la de Diputados y en la próxima en la de Senadores. Son esa estirpe llamada “felinus chapulinus”. Brincan de a través del aro de la partidocracia, que los perpetúa en el poder para controlar al resto de los tigrillos con los que juegan a la democracia.

 Cada uno de esos tigres pretende imponer su ley, fijarle al domador que las reglas del juego. Y hasta ahora, el domador es el que termina domado, sometido por temor al primer rugido, impotente, temeroso.

Por eso cuando el próximo primero de julio vea los rostros en las boletas, pregúntese quien de esos candidatos tiene los atributos para ser un auténtico domador de los tigres mexicanos.

Ya es tiempo de que los felinos dejen de ser los auténticos dueños de este circo impune y corrupto llamado México.

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