¿Cuánto falta para la elección?

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15 de junio 2023

¡Que alguien me explique!

El “dedito” de Claudia

Que Claudia Sheinbaum no se olvide: en los deportes, como en la política, el que se enoja pierde. Así sea por un “dedito”

Por Ramón Alberto Garza

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Todavía no se enfrían las postulaciones de las corcholatas cuando los ánimos ya se calentaron entre quienes disputarán la postulación para la candidatura presidencial de Morena. El video que se volvió viral ayer, en el que Claudia Sheinbaum se trenza en una discusión con Alfonso Durazo, habla más que mil palabras.

Es un video del día del evento en el que se definieron las reglas del juego para la elección del candidato o candidata presidencial, y en el que se asoma un talante irascible y violento de Claudia Sheinbaum.

La actitud de la llamada “corcholata favorita” -quien despliega su dedo inquisidor frente al presidente del Comité Nacional de Morena- comienza a mostrar una actitud autoritaria de la todavía Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Claudia Sheinbaum no puede ocultar su enojo, su rabia, frente a Alfonso Durazo, lo que la obliga a hacerle un reclamo airado, en la mesa en la que también están algunos de sus rivales políticos como Ricardo Monreal y Gerardo Fernández Noroña.

“Me recibieron con gritos y ya me cansé”, le increpó la ahora precandidata al presidente del Consejo Nacional de Morena y también gobernador de Sonora, ungido como árbitro de la contienda morenista.

Claudia Sheinbaum se quejaba de que simpatizantes de su rival, Marcelo Ebrard, la recibieron en el exterior del recinto con el grito de “¡piso parejo, piso parejo!”, cuando el acuerdo era que a ese evento nadie llevaría porra.

La actitud de la “corcholata favorita” frente a quien es el árbitro de la contienda morenista es de un desafiante: “Yo llegué y me respetan”.

La reacción de Claudia Sheinbaum extraña, porque al ser la “favorita” en los afectos del presidente Andrés Manuel López Obrador, lejos de verse segura y dueña del escenario se exhibe con un carácter volátil, agresivo y con un tono y un lenguaje no verbal muy amenazante, frente a quien se significa como la autoridad que vigila el proceso electoral de Morena.

Si en el primer día de la contienda estelar de Morena, la “jugadora estrella” se pone a las patadas con el árbitro, amenazándolo con su “dedo inquisidor”, ya pueden ir imaginando lo que pasará si se posa en la silla presidencial y se sienta dueña del equipo México.

Llama todavía más la atención cuando es de sobra conocido que el árbitro, Alfonso Durazo, es un conciliador nato que no suele comprar pleitos. Si el presidente López Obrador lo eligió para presidir la Comisión Nacional de Morena es precisamente porque sabe que está más allá del bien y del mal.

El gobernador de Sonora no es neófito en los menesteres de elecciones internas de partido y, mucho menos, en dar excelentes resultados.

Cuestión de recordar que acompañó siempre a Luis Donaldo Colosio cuando el de Magdalena, Sonora, era presidente del PRI y en la elección de medio sexenio salinista, en 1991, lograron la hazaña de que el tricolor elevara su número de diputados de 289 a 320.

El campanazo entonces lo dio el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Manuel Camacho, quien arrasó con las diputaciones de la ciudad capital. Tan contundente fue el triunfo que Marcelo Ebrard, brazo derecho de Camacho y quien buscaba una diputación plurinominal por el PRI, se quedó sin asiento en el Congreso porque con el triunfo tricolor no alcanzaron plurinominales.

Caso muy contrario al de Claudia Sheinbaum, quien a tres años de asumir su posición como Jefa de Gobierno de la Cuarta Transformación, perdió la mitad de las alcaldías y diputaciones de la Ciudad de México que se habían ganado en 2018. Y aún con esas malas cuentas en 2021, el presidente López Obrador le sostuvo su calidad de “corcholata favorita”.

¿Qué la hace tener hoy la mecha tan corta? ¿Que ya se enteró que en el Estado de México no ganaron por 20 puntos como se esperaba, porque muchos mexiquenses que utilizan el Metro -y a los que todavía no les devuelven la Línea 12- votaron en contra de Morena? ¿Acaso, porque Claudia Sheinbaum ya comienza a sentir que no las tiene todas consigo? ¿O que Ebrard, Adán y Monreal ya hicieron frente común en su contra?

Lo único que este episodio deja en claro es que, Claudia Sheinbaum, con todo el empuje que le da el presidente López Obrador, está nerviosa y alterada apenas en el primer minuto de que se inicia un partido en el que las patadas y los fuera de lugar estarán a la orden del día. Se juegan el todo por el todo.

La “corcholata favorita” tiene que cultivar la tolerancia, tiene que aprender a controlarse, tiene que calmar sus ímpetus, porque escenas como la del “dedito amenazante” contra Alfonso Durazo la exhiben de piel delgada, fuera de sí y, sobre todo, no apta para asumir las riendas de una Presidencia que exige temple y serenidad frente a la adversidad.

Y que Claudia Sheinbaum no se olvide: en los deportes, como en la política, el que se enoja pierde. Así sea por un “dedito”.

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