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¡Que alguien me explique!

¡Cuidado con el Capitán Slim!

Andrés Manuel López Obrador osó decir que la construcción del NAICM como un todo se cuestionaría y por eso Carlos Slim se vio obligado a salir a defender el proyecto

Por Ramón Alberto Garza

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Carlos Slim salió a defender el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). O al menos eso es lo que nos quiere hacer creer.

En la realidad, el hombre más rico de México y uno de los más acaudalados del mundo, salió a defender otro más de sus multimillonarios negocios otorgados por el favoritismo oficial.

Y esa preferencia que tienen todos los presidentes de buscar quedar bien con Slim no es una suposición. A los hechos nos remitimos solo con el caso del NAICM.

Para abrir boca hay que saber que el diseño de la obra le fue concedido al yerno de Slim, un arquitecto que lleva por nombre Fernando Romero.

Con el solo mérito de construir otra obra familiar, el Museo Soumaya, Romero no buscó una sociedad con Foster & Partners, la prestigiada firma que construyó el aeropuerto de Shangai. Y por ese diseño cobraron 1,841 millones de pesos.

Pero vaya suerte que tienen los Slim, porque a la hora de concursar el proyecto, el ganador de la megaobra fue, nada más y nada menos que las constructoras de Carlos Slim.

Para que no se tratara de un “solito”, como pasó con Telmex, le acompañarían constructoras de Carlos Hank, Olegario Vázquez Raña, Hipólito Gerard y la debilitada ICA, ahora en manos de el inversionista David Martínez, su nuevo accionista mayoritario.

La obra se desplanta en terrenos del estado de Hidalgo, una superficie muy cuestionable considerando la mala calidad de sus terrenos. ¿Quién los compró? ¿A quién se les compraron?, ¿Cuánto se pagó por ellos?, ¿De verdad son viables para una obra de esa magnitud?

Por eso se despertaron todo tipo de especulaciones. Que si la obra del sexenio sería también el negocio del sexenio.

Lo cotizaron de arranque fue de 170 mil millones de pesos y la proyección hasta este momento es que ya alcanza los 250 mil millones de pesos.  Un 47 por ciento mas de lo proyecto y todavía no se termina.

Pero Andrés Manuel López Obrador osó decir que la obra como un todo se cuestionaría, tanto en sus detalles técnicos como en su asignación y financiamiento. Por si se asomara la corrupción en la mega obra del sexenio.

Tanto polvo levantó el candidato de Morena, que Slim se vio obligado a salir a defender el proyecto bajo el argumento de que si se suspende la obra será como paralizar a México entero.

Pero el Ingeniero –o Ciertobulto como lo llaman los suyos- enseñó el cobre. Y no precisamente el que procesa en su minera Frisco.

Cuando una reportera de Reuters le preguntó que si era tan buen negocio, cuánto le había invertido la familia Slim, la respuesta fue: “Nada”.

La inversión está financiada, entre otras fuentes, con préstamos y con fondos de la Afore Inbursa, también manejada por la familia Slim.

¿Acaso preguntaron a los que guardan en ese banco sus ahorros para el retiro si querían invertir en ese mega negocio de la familia Slim?

¿Qué dicen las autoridades regulatorias de este evidente conflicto de interés, cuando el banquero se presta a sí mismo dinero de otros, para hacer negocio con algo que él mismo va a construir?

Por eso la respuesta del candidato presidencial de Morena fue tan contundente. “Si es como dice él (SLIM), un buen negocio, pues que lo haga con su dinero, si lo hace con su dinero, se le puede dar la concesión».

¡Cuidado, Andrés Manuel, porque en un descuido Slim te toma la palabra!

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