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¡Que alguien me explique!

AMLO, Proceso y Carmen Aristegui

El presidente López Obrador se lanzó contra la periodista Carmen Aristegui y la revista Proceso, por una investigación que liga a su hijo mayor -a Andrés López Beltrán- con el empresario cacaotero Hugo Chávez Ayala

Por Ramón Alberto Garza

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El presidente Andrés Manuel López Obrador se lanzó en su mañanera del lunes contra la periodista Carmen Aristegui y contra la revista Proceso.

El mandatario que algún día elogió como un acto de profunda libertad de expresión el reportaje de la Casa Blanca con el que Aristegui desenmascaró la corrupción en el sexenio de Enrique Peña Nieto se siente, hoy, ofendido por ella.

Y todo porque tanto la periodista como la revista Proceso hicieron una investigación en asociación con la iniciativa periodística Connectas, en la que ligan al hijo mayor del presidente -a Andrés López Beltrán- con el empresario cacaotero Hugo Chávez Ayala.

Conocido como un exportador de cacao, Chávez Ayala fue nombrado director para promover la siembra de ese producto en el sureste de México, dentro del programa Sembrando Vida, al cual el empresario tabasqueño fue invitado también como miembro del Consejo Consultivo.

Aristegui y Proceso revelaron que Chávez Ayala y el hijo del mandatario, ambos de 35 años, se conocieron desde que fueron vecinos en el fraccionamiento Galaxia Tabasco 2000, además de que fueron compañeros en preescolar y primaria.

El conflicto de interés que se expone en el reportaje advierte que el ahora promotor oficial del cacao en la Cuarta Transformación es, al mismo tiempo, asesor de la finca El Rocío, propiedad de los hijos mayores del presidente y que se ubica en el municipio de Teapa, en Tabasco.

Son 16.35 hectáreas que los jóvenes López Beltrán recibieron de herencia de su madre y a los que se sumaron 32.5 hectáreas que les donaron sus tíos Gonzalo Alfonso y Fernando Beltrán Medina.

En esa superficie, advierten Aristegui y Proceso, se produce el cacao que surte a “Rocío Chocolate”, una marca para vender chocolate gourmet que fue tramitada por el hijo mayor del presidente en julio del 2019.

Y precisamente Chávez Ayala, el empresario tabasqueño del cacao, se habría beneficiado de la relación con la familia presidencial al exhibir testimonios de productores de cacao que manifiestan que solo a Chávez Ayala se le puede vender la producción que se promueve.

Por supuesto que la reacción presidencial no se hizo esperar y en La Mañanera del lunes, el inquilino de Palacio Nacional calificó la información de mentirosa y sin fundamentos, producto de la mafia del periodismo que busca desprestigiar.

“El Proceso y Carmen Aristegui… Hicieron toda una investigación mentirosa, sin fundamentos, para buscar mancharnos con la máxima del hampa del periodismo, que la calumnia, cuando no mancha, tizna. Nada más aclarar de que no es cierto lo que están planteando en su reportaje”.

Pero el presidente fue más allá para decir que Aristegui y Proceso nunca han estado a favor del movimiento lopezobradorista y que son independientes, sí, pero independientes del pueblo.

“Y también aclarar que Proceso y Carmen Aristegui nunca han estado a favor de nuestro movimiento, que ellos dicen que, porque son independientes, y yo sostengo que sí son independientes, pero independientes del pueblo”.

Peor aún, la periodista y el medio que históricamente figuran entre los que siempre le abrieron las puertas a López Obrador -al igual que José Gutiérrez Vivó- cuando la mayoría de los medios se las cerraban, fueron acusados ahora de que nunca han hecho un periodismo en favor del pueblo, calificándolos de pseudo objetivos, pseudo progresistas y pseudo independientes.

Nunca han hecho un periodismo en favor del pueblo… se piensa que estos medios pseudo objetivos, pseudo progresistas, pseudo independientes, tienen vinculación con nosotros y no, ellos están haciendo su trabajo, pero no tenemos identificación, no hay simpatías”.

Nada más falso. Históricamente, López Obrador siempre elogió la libertad y la audacia periodística de Carmen Aristegui y de Proceso como medios que enfrentaban con valentía a los poderes político y económico.

O acaso se olvidó el mandatario, que el 30 de septiembre del 2018, ya como presidente electo López Obrador dijo: “Carmen es una periodistas profesional, independiente, libre, creo que es algo muy favorable, lo celebro, el que se abran estos espacios y que nunca más se censure a los medios de información en el país, que se garantice la libertad de expresión”.

Una vez más, la perfidia presidencial que reclama la justicia en los bueyes de mi compadre. Una vez más el si no estás conmigo incondicionalmente, estás contra mí y eres mi enemigo.

El presidente López Obrador está en todo su derecho de hacer aclaraciones sobre el reportaje, hablar de imprecisiones -si es que existieran- e incluso desmentirlo, pero prefirió la salida siempre fácil de la descalificación, de la satanización, del arrebato verbal.

La reacción presidencial tuvo su respuesta de Aristegui: “Y yo le mandaría un último mensaje al presidente López Obrador: usted sabe que lo estimo, estimo su larga batalla por llegar a la Presidencia de la República, pero ¡sereno, moreno! Lea el reportaje y ya luego platicamos… Y dígame usted si hay algo o no de qué preocuparse de la actividad empresarial de sus hijos”.

Aristegui y Proceso viven hoy la misma suerte que empresarios, activistas, feministas, intelectuales críticos, opositores, periodistas nacionales y extranjeros e incluso organismos internacionales, a los que por no ser sus lacayos, AMLO los lanza a la fosa de su desprecio.

Y el presidente López Obrador cada día navega más solo, en medio de la tempestad y la tormenta, aferrado solo a sus ideas y a las encuestas que le recuerdan que su popularidad no disminuye, al tiempo que sus críticos y detractores van en aumento.

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