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30 de octubre 2017

Seguridad

2017: El año de los muertos

México necesita dimensionar su problema de violencia. El país está encaminado a superar la barrera de los 28 mil homicidios dolosos para el cierre del 2017

Por Rodrigo Carbajal

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Nunca como este año se habían registrado tantos asesinatos en México.

El 2017 se encamina a ser el año más violento en la historia moderna del país.

En septiembre se registraron 2,564 homicidios dolosos.

En términos absolutos, se trata de cifras comparables a las de la guerra de Siria y de Afganistán.

A este ritmo, el 2017 se convertirá en el año más violento desde que el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública empezó a tomar registro.

Se alcanzaría un nivel de 28,267 homicidios dolosos, 24 por ciento más que en el peor año del sexenio de Felipe Calderón.

Para ponerlo en perspectiva, en un año México superaría las casi 25 mil muertes civiles que dejó la guerra de Afganistán en 6 años, entre el 2009 y el 2015.

México es un país endémicamente violento, con una tasa de homicidios por cada cien mil habitantes 10 veces mayor al promedio de los países de la OCDE.

Sin embargo, ante una tragedia de esta magnitud, la sociedad mexicana ha sido indiferente.

«En su gran mayoría, las víctimas de homicidio, tienden a ser jóvenes pobres y con bajos niveles de instrucción formal.

En algunos casos, hay una condena moral en contra de las víctimas de homicidio. Se asume que, si fueron asesinadas estas personas a lo mejor se lo merecían».

Esta percepción social se explica en gran medida gracias a que la guerra contra las drogas se ha normalizado

México necesita dimensionar su problema de violencia y entender las cuatro principales razones que nos han llevado a donde estamos:

Mantener al ejército en las calles, que se suponía que sería una política de seguridad temporal y extraordinaria, se ha vuelto la única línea de defensa del Estado.

Como lo muestra la gráfica, la decisión del presidente Felipe Calderón de utilizar a las Fuerzas Armadas para realizar labores policiales ha tenido un claro efecto en los niveles de violencia del país.

Lo peor del caso es que la decisión se tomó sin que el Estado conociera las consecuencias de esta política.

Y que… Por ser un fenómeno que nos tomó desprevenidos a todos, que no esperábamos, y que alcanzó unos niveles de brutalidad impresionantes, no teníamos en ese momento las explicaciones suficientes… que ahora sí
de porqué pasó.

Más de 10 años después de que se inició la guerra contra las drogas en México, el país no ha podido salir del espiral de violencia.

Más allá de que la administración de Enrique Peña Nieto ha mantenido exactamente la misma política de seguridad que su antecesor, resulta clave entender cuál es el rol que han jugado los gobernadores

Ante la incapacidad para construir instituciones policiales y procuradurías sólidas, los gobernadores han militarizado la seguridad pública y han prometido endurecer las penas criminales como solución a la violencia y ninguna de estas dos políticas ha funcionado.

Para empezar, está documentado que el endurecimiento de penas criminales castiga más a los consumidores de drogas que a las redes del crimen organizado. Esto tiene efectos adversos como la sobrepoblación de las cárceles, que se han vuelto entes incontrolables para el Estado.

En vez de resultados, los gobernadores y la clase política nos han regalado estampas populistas como éstas:

El problema está en que mantener al ejército en las calles elimina los incentivos de los gobiernos estatales para construir policías que funcionen

México tiene un acceso preferencial al mayor mercado ilegal de drogas en el mundo: Estados Unidos. Y eso tiene fuertes implicaciones de seguridad

Rodrigo Canales, profesor de la Escuela de Negocios de Yale, lo explica mejor que nadie

La guerra contra el narcotráfico no ha podido reducir el consumo ni la pureza de las drogas que se venden en Estados Unidos. Ha sucedido todo lo contrario.

Un reporte de la DEA del 2015 que fue desclasificado por el Congreso hace dos meses revela que México es el principal proveedor de heroína en el mundo. Su cuota de mercado en Estados Unidos pasó de 79 por ciento en el 2014 al 93 por ciento en el 2015

No es casualidad que Guerrero, el estado que concentra el mayor número de campos de amapola, sea la entidad más violenta del país

Hoy, Estados Unidos vive una de sus peores crisis de salud pública por la epidemia de muertes por sobredosis de heroína y otras sustancias ilegales

La administración de Donald Trump no ha dudado en culpar a México y en exigir una política de control antidrogas más agresiva al sur de la frontera. Esto quiere decir que la presión para mantener una política de seguridad militarizada permanecerá durante un largo tiempo.

Pero con los resultados que ya conocemos…

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