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Si al arranque oficial de las campañas presidenciales nos atenemos, Xóchitl Gálvez aventajó a Claudia Sheinbaum.

La candidata del Frente Amplio por México se vio más articulada, en discurso y estrategias, además de no dejar de sorprender por su capacidad de convocatoria espontánea, como se demostró en el llenazo del estadio en Irapuato, una de las cunas de la violencia nacional.

Sus promesas sobre el combate a la inseguridad, dejando a un lado los abrazos y exigiendo que los militares sean redireccionados a sus tareas, está penetrando más allá de las palabras. Es el compromiso de garantizar, con su vida misma, la cruzada contra el principal cáncer que afecta a la nación. Por eso, la elección del sitio de arranque de la campaña, Fresnillo, Zacatecas. Porque está etiquetada como “La Ciudad del Miedo”.  No se buscaban las masas, sino el mensaje de “no temor” a los generadores de la peor violencia que se vive en México en este siglo.

Y en Irapuato, otro de los epicentros de la violencia en México, Xóchitl Gálvez firmó un pacto con su sangre, que iba más allá de un efecto de mercadotecnia. La candidata del Frente Amplio quiso dejar en claro en un estadio de Irapuato repleto, que jamás suspendería los apoyos sociales a los más necesitados, como falsamente dice el presidente López Obrador.

Para Claudia Sheinbaum, las cosas no resultaron tan bien. Su listado de 100 compromisos tenía un fuerte tufo a aquel documento que leyó en su toma de posesión el presidente Andrés Manuel López Obrador y que, si hoy lo revisamos, falló. Demasiada información para unas mayorías que se mueven instantáneamente, por minutos y segundos, a través de las influyentes redes sociales.

Lo que sí se viralizó fue el lapsus en el que la candidata presidencial de Morena arrancó su discurso y dijo por error: “Uno… Que siga la corrup”… Y rectifica para corregir. “Que siga la Transformación”. Un resbalón muy inoportuno.

Y ni qué decir de las escenas poco amistosas entre Claudia Sheinbaum y Clara Brugada, la candidata morenista a jefa de gobierno de la Ciudad de México… ¿Jaloneos o malos entendidos?

Está claro que, a la candidata presidencial de Morena, no se le dan las formas, como ya le sucedió en junio de 2023, cuando entró en conflicto con Alfonso Durazo, al darse a conocer las reglas de la competencia entre “corcholatas” y Sheinbaum, molesta, sólo alcanzó a increparle al árbitro de la contienda: “A donde yo llego me respetan. Ya me cansé, Ya me cansé”.

Donde sí se dio el empate entre las candidatas fue en el acarreo. Cuota para los gobernadores morenistas para llenar el Zócalo, en donde era evidente la falta de espíritu. Los cinco mil pesos de la recompensa por asistir bien lo valían. Y en el caso de Xóchitl Gálvez, debió indignarse al ver que en su acto del Parque Bicentenario le estaban acarreando gente, al más puro estilo priista.

Del emecista Jorge Álvarez Máynez mejor ni hablar. Un mitin en cualquier preparatoria hubiera resultado más emotivo y lucidor. No lo respetaron ni en su tierra donde el gobernador naranja, Enrique Alfaro -el de su partido-, pintó su raya y dijo “paso” a la nueva política Fosfo Fosfo. Y de su discurso, juzgue usted. Escúchelo.

De ese arranque nos quedamos con el Fosfo Bus, en el que el candidato presidencial recorrerá el país en busca del voto…

Y por supuesto, con el coro de Mariana Rodríguez, Samuel García y Luis Donaldo Colosio, que le cantan su jingle de campaña.