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¡Que alguien me explique!

Tardía, pero disculpa

Nueve años después del asesinato de dos estudiantes del Tec de Monterrey a manos del Ejército, el gobierno pedirá una disculpa oficial

Por Ramón Alberto Garza

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La escena fue un perfecto montaje para mentir. Dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey que yacían sin vida en los corredores del campus eran “decorados” con fusiles y las posiciones de sus cuerpos manipuladas.

Lo hicieron integrantes del Ejército para que les tomaran fotografías con las que buscaban demostrar que sí eran sicarios y no aceptar su error. En México el Ejército nunca se equivoca… y si lo hace, la realidad fue la que falló.

Aquella exclusiva fue publicada en mayo del 2010, en una edición especial de la revista digital Reporte Índigo. Y en aquel entonces, el mensaje críptico que nos envió un alto funcionario del gobierno calderonista fue fuerte y claro. “No se metan con los militares, porque ellos son los dueños de la verdad”. El mensaje fue ignorado.

Por eso cuando mañana martes, nueve años después de los crímenes, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador pida una disculpa, oficial y pública, por aquel montaje en el que incriminaron falsamente a Jorge Antonio Mercado Alonso y a Javier Francisco Arredondo, aparecerán  otras preguntas.

Será la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien asumirá lo que hace años debió consumarse: Reivindicar los nombres de los estudiantes de excelencia de Maestría y Doctorado, así como los de sus familiares, a quienes se les manchó su honor con toda premeditación, alevosía y ventaja. Todo para ocultar un error militar.

Porque para quienes no les alcanza la memoria, aquel 19 de marzo del 2010 esos inocentes estudiantes fueron erróneamente abatidos en una refriega entre militares y narcotraficantes. El informe inmediato fue que ambos eran criminales.

Hicieron falta 36 horas para que las autoridades estatales y federales de los gobiernos de Rodrigo Medina y Felipe Calderón rectificaran y revelaran que eran estudiantes.

Pero con las fotografías truqueadas -un montaje revelado por Reporte Índigo-, se buscaba justificar el que se les asesinara de esa manera,  “…venían armados hasta los dientes”. Eso decía el falso parte oficial.

Eran los días en que la Séptima Zona Militar era comandada por el general Cuauhtémoc Antúnez, el mismo a quien en el gobierno de Jaime “El Bronco” Calderón le entregaría Fuerza Civil en el arranque de su ingrato gobierno.

Una ejemplar Fuerza Civil que al ser puesta en manos de un militar desmereció. Sus pruebas de confianza se relajaron, se redujeron sus efectivos y la criminalidad volvió a Nuevo León por sus peores momentos. Ahí están las estadísticas.

Pero en el caso de los estudiantes ejemplares, la afrenta fue criminal. Porque para ocultar un error que, de admitirse, en principio se habría entendido, buscaron taparlo  manipulando la escena del crimen, sembrando las armas en las inocentes manos de los estudiantes, mancillando su honor y el de sus familias.

Durante cuatro años del sexenio de Felipe Calderón y los seis de Enrique Peña Nieto, el asunto fue archivado. Como el de miles de inocentes mexicanos que fueron abatidos “por error” en la guerra contra los cárteles.

Hasta que ahora a el presidente López Obrador y la secretaria Sánchez Cordero, salen a enmendar –en un acto de justicia- la aberrante mentira vendida como “parte oficial”.

Pero no es suficiente, como muy bien lo dijo hace unos días en una entrevista con Ciro Gómez Leyva quien fuera rector del Tecnológico de Monterrey en aquellos oscuros días.

Rafael Rangel Sostman cuestionó el que más allá de la necesaria disculpa, no aparezcan culpables. ¿Quiénes manipularon la escena del crimen? ¿Quiénes fueron los superiores que les dieron a los soldados la orden de fabricar esa mentira?

Las preguntas del ex rector del Tecnológico de Monterrey son más que relevantes en los momentos en que, mientras se integra la nueva Guardia Civil, los militares continuarán cinco años de este sexenio al frente de la guerra contra el crimen organizado.

Y si con toda dignidad el nuevo gobierno ofrecerá las oficiales disculpas a las víctimas y a sus familias, ¿quién saldrá algún día a dar la cara por los miles de Jorge Antonios y José Franciscos que, inocentes también, fueron abatidos y sepultados como criminales en los últimos 10 años? Es pregunta.

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