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¡Que alguien me explique!

Sexo, mentiras y diplomacia…

Estos son solo tres de los escándalos que estallaron en el arranque de marzo en la cancillería mexicana y que sacuden el corazón del servicio diplomático que preside Marcelo Ebrard

Por Ramón Alberto Garza

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Un diplomático cesado por masturbarse en su oficina consular…

El más alto asesor de la cancillería presentando su renuncia irrevocable sin dar motivos claros…

Y otro cónsul, investigado por alentar el “turismo de vacunas” en favor de una ministra de la Suprema Corte de la Nación.

Estos son solo tres de los escándalos que estallaron en el arranque de marzo en la cancillería mexicana y que sacuden el corazón del servicio diplomático que preside Marcelo Ebrard.   

En el primero de los casos, la Secretaría de Relaciones Exteriores cesó a Darío Alberto Bernal Acero, el cónsul de México en Leamington, Ontario, Canadá.

Su salida fulminante de la diplomacia obedeció a la difusión de un video en el que aparece masturbándose en su despacho consular.

Al escándalo sexual del cónsul, en Canadá, se le sumó en cuestión de horas otra súbita renuncia: la del jefe de la oficina del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.

En su carta de dimisión, con carácter de irrevocable, Fabián Medina reveló que dejaba su posición “ante la situación actual en la Cancillería”. Nunca explicó cuál era esa situación que le incomodaba hasta el punto de la renuncia sin retorno.

A esos sacudimientos diplomáticos se agregó otro más. El de una investigación que pende sobre el cónsul de México en San Antonio, Texas, Rubén Minutti.

Es acusado de hacer cuestionables gestiones para que dos ministros de la Suprema Corte de Justicia recibieran la vacuna del Covid-19 en los Estados Unidos.

La investigación apuntó hacia la ministra Yasmín Esquivel, quien habría recibido una matrícula consular que solo se otorga a residentes mexicanos en el extranjero.

Esquivel es la esposa del constructor José María Riobóo, a quien se le reconoce como un hombre cercano a los afectos del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y en medio de la muy diplomática masturbación, de la renuncia del jefe de asesores del canciller y de la matrícula para “vacunarse”, se da el encendido debate sobre las funciones de Roberto Velasco como director general para América del Norte.

Mejor conocido como #LordCacahuates, por aquella inmortalizada escena del joven diplomático comiendo una deliciosa botana en una reunión muy formal con Nancy Pelosi, la líder de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Velasco se convirtió en la estrella de más vertiginoso ascenso dentro de la Cancillería.

Designado como director de Comunicación Social de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el arranque del gobierno de la Cuarta Transformación, Velasco fue adquiriendo una súbita influencia y poder ante la confianza que le dispensaba Marcelo Ebrard.

Tanto, que tras la renuncia de Jesús Seade a la subsecretaría de América del Norte, se le entregaron al joven Velasco las llaves de la más poderosa cartera diplomática: la de la relación de México con los Estados Unidos y Canadá.

Por desgracia, el asiento de subsecretario para América del Norte fue eliminado el primero de diciembre del año pasado, dentro de las 10 subsecretarías que desaparecieron del gabinete para cumplir con el programa de austeridad frente al Covid-19.

Velasco debió conformarse con ser designado director general para América del Norte, aunque las facultades que se le otorgaron fueron exactamente las mismas que tenía Seade.

Pero toda esta turbulencia dentro de la cancillería mexicana podría no ser del todo espontánea.

Quizás esté inscrita en la disputa no resuelta entre quienes detentan hoy el control de Tlatelolco y aquellos personajes del ala más radical del lopezobradorismo.

Son aquellos que se sienten hoy marginados de la diplomacia y que en algún tiempo soñaron con ser los dueños del servicio exterior en el gobierno de la Cuarta Transformación.

Al frente de este bloque figuran la ex embajadora de México en los Estados Unidos, Martha Bárcena, que fue la finalista al lado de Marcelo Ebrard por la cancillería y quien nunca ocultó su diferendo personal con el ex jefe de gobierno del Distrito Federal.

Con ella, su esposo, el embajador Agustín Gutiérrez Canet, tío de Beatriz Gutiérrez Müller, quien por su parentesco con la esposa del presidente, siempre calculó que el escritorio mayor de la cancillería sería para él o para su esposa y sus allegados.

En una entrevista de octubre de 2019, con la periodista Martha Anaya, de El Heraldo, Gutiérrez Canet dice que entendió la decisión, pero que no la aceptaba.

Curiosamente, todos los escándalos se filtran tras la salida de Martha Bárcena de la embajada de los Estados Unidos. Y desde el consulado en Canadá, pasando por el de San Antonio en Texas o el poder otorgado a un no-tan-diplomático de carrera, se centran en América del Norte.

Ya las confrontaciones entre técnicos y radicales obligaron a partidas decorosas, que dejaron fuera del gabinete a personajes de la talla de Alfonso Romo, Esteban Moctezuma y Alfonso Durazo. ¿Van ahora los radicales tras la cancillería de Marcelo Ebrard?

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