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¡Que alguien me explique!

Sí hay “pueblo bueno y sabio”

Lo que se refleja en encuestas como la de Reforma es que el "pueblo bueno y sabio" confían en que las medidas adoptadas porAMLO acabarán con el huachicoleo

Por Ramón Alberto Garza

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Cuando el candidato Andrés Manuel López Obrador acuñó el concepto de “pueblo bueno y sabio”, sobraron los seudo intelectuales y comentócratas que lo bulearon.

Decían que era una salida fácil del tabasqueño para endosarle a los ciudadanos sus peculiares decisiones, que sin duda serían rechazadas por aquellos que se resisten al cambio. Los privilegiados del poder.

Pero ya como presidente, respaldado por 30 millones de votantes, el “pueblo bueno y sabio” apareció y se asomó en las primeras encuestas dando su opinión sobre la guerra contra el huachicol.

Y contra lo que diría el llamado “sentido común” de los muy letrados y analíticos, siete de cada 10 mexicanos prefieren hoy acabar con el robo de combustibles, aunque no haya gasolina por un tiempo. La cifra es de la última encuesta del Grupo Reforma.

Seis de cada 10 ciudadanos de ese mismo “pueblo bueno y sabio” está de acuerdo con que se cierren los ductos de Pemex, para acabar de una vez por todas con ese robo descarado.

Y por lo menos la mitad de los ciudadanos encuestados confían en que las medidas adoptadas por el presidente López Obrador lograrán acabar con la corrupción y el robo de combustible de Pemex.

Lo que estos números confirman es el hartazgo de un “pueblo bueno y sabio” que entiende que no hay parto sin dolor. Que la podredumbre en el gobierno y algunos de sus cómplices sindicales y empresariales, solo puede extirparse con una dolorosa operación. Y que hay que soportar por unos días el supuesto desabasto.

Porque lo que el cierre de los ductos evidenció, es que muchas de las gasolineras en las que escaseó el combustible eran de las que se surtían en alguna medida del huachicol.

Y cuando el robo de gasolinas se frenó, les surtieron lo que solían pedir a Pemex. Pero la cuota que compraban de lo robado, esa ya no les llegó. Y ni modo de solicitarle a la paraestatal que les duplicaran los pedidos de la noche a la mañana.

Por supuesto que la reacción de los anti lopezobradoristas, los que prefieren el saqueo de 200 millones de pesos diarios a Pemex a unos días de colas en las gasolineras, no se hizo esperar. Y de qué manera.

Acusaron al gobierno de incompetente, de no preveer las líneas alternas de abasto, de ser inconscientes al cerrar los ductos por los que se robaba el combustible.

Y comenzaron a difundir que el nuevo gobierno no surtió combustibles ni en noviembre ni en diciembre, sin enterarse que si eso fuera cierto la responsabilidad sería del gobierno saliente, el que debió hacer en octubre y noviembre los pedidos de noviembre y diciembre.

El colmo vino cuando el Wall Street Jornal publicó una nota firmada por el periodista Robbie Whelan en la que se abría la posibilidad de un desabasto de combustibles en México por la falta de importaciones suficientes.

Desde sus patrocinados medios y sus robotizadas redes le dieron rienda suelta a esa información de manera tan distorsionada, que su mismo autor se vio obligado a salir en Twitter a sugerirle a los desinformadores que se compraran una suscripción del diario norteamericano para que leyeran bien, antes de citar lo que nunca se dijo.

Lo que se asoma frente al apoyo del “pueblo bueno y sabio” es que existe en México una mayoría dispuesta a pagar el precio necesario para acabar con el saqueo no solo en Pemex, sino en CFE, el Seguro Social, el ISSSTE y tantas filiales estatales que son vergonzoso botín.

Y que frente al “pueblo bueno y sabio” existe una bien definida y probada “mafia perversa e ignorante” dispuesta a lo que sea –conste, que decimos “lo que sea”- para desacreditar y frenar las sacudidas que a sus intereses le está propinando el gobierno de la Cuarta Transformación.

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