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Pemex, en secreto

La renuncia de Vanessa Ramírez no alcanzaría reflectores, a no ser porque es la tercera funcionaria de la comercializadora internacional de Pemex en dejar un estratégico cargo directivo

Por Ramón Alberto Garza

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Mientras estamos distraídos con el Guiñol Electoral 2021 -comedia de “El Toro” Salgado Macedonio incluida- en el sector energético de México se están dando sacudidas que presagian días de tormenta para Pemex.

En el arranque de esta semana se conoció de la renuncia de Vanessa Ramírez como directora de Finanzas de Pemex Internacional, mejor conocida como PMI.

Ese es el brazo comercializador que utiliza Pemex para vender el crudo a nivel internacional, como si fuera empresa privada, alejada del escrutinio público.

La renuncia de Vanessa Ramírez no alcanzaría reflectores, a no ser porque es la tercera funcionaria de la comercializadora internacional de Pemex en dejar un estratégico cargo directivo.

Meses antes, en el actual sexenio, renunciaron ya a PMI, Luz Enriqueta Wiley Cota, quien fuera directora de Comercial de Productos y también José Luis Cárdenas Domínguez, quien fuera hasta noviembre pasado el director de Administración.

Si a eso se le suma la renuncia en México de Miguel Ángel Lozada, como director de Exploración y Producción de Pemex, está claro que la paraestatal vive una tensión corporativa, producto de la falta en el cumplimiento de sus metas, tanto de exploración, como de producción y de ventas.

PMI es una curiosa y sofisticada entelequia corporativa que fue creada el 4 de mayo de 1988, en el entonces agonizante sexenio de Miguel de la Madrid.

Lo curioso es que PMI no fue creada por mexicanos, como sería lógico.

Fueron dos extranjeros -Jeffrey Levoff y Ruth Cove-, quienes aparecen como socios fundadores de PMI Services North America Inc. y PMI Holdings North America Inc., a través de las cuales, Pemex comercializa su crudo, además de controlar las compras y servicios de la paraestatal mexicana en el extranjero.

A esos extranjeros fundadores de PMI se le suman dos corporaciones extranjeras más: Pierson Trust N.V. y Serjeants Inn Nomines Limited, que son también socias de PMI Holdings B.V. y Pemex Services Europe Limited.

En el fondo, lo que se buscó hace 33 años con la creación de PMI es que esos extranjeros sirvieran como fachada para legitimar operaciones internacionales de Pemex, sin tener que sujetarse a ser auditadas por las leyes mexicanas.

Curiosamente, la red de empresas fachada de Pemex, incluye un complejo entramado de nueve corporaciones más, la mayoría constituidas en paraísos fiscales de Europa y del Caribe.

El argumento legal que se dio en su momento para crearlas fue el de proteger a Pemex de litigios internacionales que podrían dañar el patrimonio de la paraestastal.

En el fondo, la compleja trama corporativa internacional solo busca monopolizar la venta de los hidrocarburos mexicanos para tejer el margen para operar maquinaciones financieras bajo el agua, sobre todo, en las negociaciones finales de sus precios de venta.

Pero eso era quizás entendible en los gobiernos del PRI, que buscaban evitar el escrutinio en la venta del crudo, exhibida desde los tiempos del presidente José López Portillo, cuando se acusaba a su hermana Margarita de operar, en lo oscurito, ventas privadas de crudo en el spot de Rotterdam.

Los detalles de la fachada de PMI Internacional fueron puestos al descubierto en el sexenio de Vicente Fox. Pero el primer presidente panista no se atrevió a tocar los intereses de quienes operaban desde las sombras a PMI.

Si acaso, en el sexenio foxista, se instaló como alto funcionario de PMI Comercio Internacional a Aarón Elizondo, hijo de Rodolfo “El Negro” Elizondo, entonces secretario de Turismo.

Y en el sexenio de Felipe Calderón, el esquema se repitió al enviar a PMI a Gabriel Heller Green, hijo de la ex canciller Rosario Green, como responsable de la venta de crudo a PMI.

Ya de regreso el PRI a Los Pinos, Ignacio Arroyo Kuribreña fue enviado a la dirección de PMI. Era primo de José Antonio Meade Kuribreña, ex secretario de Energía en el gobierno de Felipe Calderón, y en esos momentos, secretario de Relaciones Exteriores con Enrique Peña Nieto.

Sin olvidar en esta historia al binomio Lozoya Thalmann-Lozoya Austin -padre e hijo-, quienes en dos sexenios priistas ocuparon posiciones estratégicas del sector energético.

El primero como secretario de Energía, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, y el vástago, como director de Pemex en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Y aunque se insista en que en este sexenio las cosas son distintas, Carmelina Esquer Camacho -hija de Alejandro Esquer, secretario particular del presidente- fue instalada como directora de PPI, la filial de Pemex responsable de las compras de importación de la petrolera.

Lo que se transpire detrás de las ventas de crudo mexicano, es que el gobierno de la Cuarta Transformación tampoco asume el compromiso de desmantelar y transparentar lo que existe detrás la entelequia oscura que es PMI.

Y algo muy serio debe estar sucediendo dentro de esa empresa fachada -heredada por el PRIAN- para que en meses recientes, tres directores renuncien a sus elevados sueldos y se decidan a abandonar el barco insignia que comercializa el cada vez más escaso crudo mexicano.

¿Presagios de naufragio? ¿Qué dice de esto el capitán Octavio Romero?

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