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16 de marzo 2025

24 de febrero 2025

¡Que alguien me explique!

Para abril o para “Mayo”

Las complicidades se desnudaron. Ya no hay forma de ocultarlas. Están a la vista de una Mañanera. La mejor defensa de los capos del narcotráfico -de los ahora llamados “terroristas”- descansa en el gobierno de la 4T y para muestra, “El Mayo” Zambada

Por Ramón Alberto Garza

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Las complicidades se desnudaron. Ya no hay forma de ocultarlas. Están a la vista de una Mañanera. La mejor defensa de los capos del narcotráfico -de los ahora llamados “terroristas”- descansa en el gobierno de la Cuarta Transformación.

Las exigencias de Ismael “El Mayo” Zambada al gobierno de Claudia Sheinbaum para que lo traigan de regreso a México o vendrá “el colapso” sólo dejan abiertas una de dos posibilidades.

UNA, yo “El Mayo” Zambada me estoy curando en salud exigiendo al gobierno Morena algo que es incapaz de operar: que Estados Unidos me regrese a México, a pesar de que ya tengo el sello “terrorista”. Y si no me cumplen -porque no está en manos del gobierno de la Cuarta Transformación que repatríen al capo- entonces, ya estoy en todo mi derecho de declararme testigo protegido y dar toda la información que tengo sobre las complicidades políticas, empresariales y financieras con las que operamos libremente en México. Las actuales y las históricas.

DOS, que “El Mayo” no sólo no está dispuesto a cumplirle al gobierno norteamericano la información que prometió cuando se entregó. Que le están exigiendo acabar de inculpar a políticos y empresarios muy relevantes y que su estado de salud con la diabetes y el cáncer no tiene mejoría. Quiere venir a morir a su tierra. Y está buscando que, al más puro estilo de una negociación como la que se dio con del General Salvador Cienfuegos, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum acabe por canjearlo por un jefe de algún cártel de igual calado, como Archivaldo Guzmán o como Nemesio Oseguera, alias “El Mencho”.

Pero, sea la que fuere la opción, la carta de “El Mayo” Zambada al gobierno de la Cuarta Transformación es un abierto “chantaje” cuando exige que se le cumpla su repatriación o sobrevendrá “el colapso”. Y de fondo sólo se puede chantajear -valga la redundancia- a quien es chantajeable. Sólo se puede amenazar a alguien cuando se tiene información suficiente para colocarlo contra la pared. ¿Qué información tiene “El Mayo” para lanzar semejante reto bajo la amenaza de “me rescatan o el colapso”?

Las sospechas del nerviosismo oficial crecen cuando aparece entre los abogados del jefe del Cártel de Sinaloa, un jurista defensor como Juan Pablo Penilla, quien en sus redes sociales presume imágenes con personalidades de la Cuarta Transformación e incluso llegó a ostentarse como asesor honorífico del gobernador Américo Villarreal, hecho que ya fue descalificado por el gobierno de Tamaulipas.

Pero, en el fondo, la pregunta es ¿por qué la presidenta Claudia Sheinbaum sale tan presta en su conferencia Mañanera a defender los derechos del “ciudadano” Ismael Zambada? ¿Por qué es ella, y no una instancia diplomática, la que instruye a la cancillería a que se le dé cauce a la exigencia del capo mayor del Cártel de Sinaloa? Dirán que se trata de un mexicano como cualquiera, al que se le tienen que defender sus derechos. ¿Cuántos mexicanos en situación similar están hoy en cárceles norteamericanas y no existe acción alguna para rescatarlos?

Pero lo que es peor, ¿alguien escuchó alguna vez al ex presidente Andrés Manuel López Obrador o a la presidenta Claudia Sheinbaum condenar las acciones criminales de cualquiera de esos capos, cuyos ilícitos cobran decenas de miles de vidas en México y en Estados Unidos? Por el contrario, ninguna condena, ninguna mención. Respeto al “señor Guzmán Loera”. Abrazos y no balazos, respeto a los derechos humanos de quienes lucran con ser inhumanos.

Pero el camino de la repatriación es punto menos que imposible. Rubén Zuno Arce, cuñado del ex presidente Luis Echeverría, fue detenido en 1989 junto con el capo Miguel Ángel Félix Gallardo. Se les acusaba de ser los autores intelectuales y materiales en el asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena Salazar. Y aunque el gobierno mexicano solicitó reiteradamente su repatriación, jamás la consiguió. El hermano de María Esther Zuno de Echeverría falleció en una prisión de Florida en septiembre de 2012, tras una condena de 23 años.

Y es aquí donde emerge la pregunta ¿si el gobierno norteamericano fue renuente a otorgarle la repatriación al cuñado del presidente Luis Echeverría, acusado de asesinar a un agente de la DEA, por qué cedería para aceptar el regreso a México de uno de los capos -y ahora señalado como “terrorista”- responsables de la muerte por sobredosis de fentanilo de más de 100 mil norteamericanos cada año?

Por eso, la amenaza escrita de “El Mayo” Zambada. Porque si no quiere acabar sus días en una prisión como Rubén Zuno Arce, tendrá que canjear su valiosa información de las relaciones políticas, empresariales y financieras con los cárteles mexicanos, comenzando por el de Sinaloa.

Por eso, la respuesta tan inmediata de la presidenta Claudia Sheinbaum, para tranquilizar al capo que está nervioso, que se siente acorralado, pero que, sobre todo, tiene que justificar el por qué va a decir lo que sabe, violentando un pacto inconfesable que sobrevivió por décadas con gobiernos del PRI, del PAN y ahora con Morena. Y entonces, sobrevendrá “el colapso”.

Esa película ya se vivió con el ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien en abril de 2022 -a unos meses de dejar el poder- fue detenido y extraditado a los Estados Unidos después de los testimonios que dieron capos hondureños del narcotráfico a quien fue acusado de facilitar el trasiego de cocaína entre su país y la Unión Americana.

Al condenarlo a 35 años de prisión, en junio de 2024, los fiscales de Nueva York alegaron que Hernández convirtió a su país en un “narcoestado”, aceptado millones de dólares en sobornos de narcotraficantes para su campaña a cambio de protegerlos en sus ilícitos. Junto al ex presidente hondureño también fue sentenciado su hermano, Juan Antonio “Tony” Hernández, condenado a cadena perpetua. “El colapso” para Honduras.

El tema del “narcoestado” mexicano avanza no sólo en las cortes norteamericanas, sino en el epicentro del gobierno del presidente Donald Trump. La reciente carta de Ismael Zambada lo confirma. Y las apuestas son que marzo será un mes definitivo para conocer el desenlace. Aunque hay quienes apuestan que ese final podría darse -como dice la canción- para abril o para “Mayo”.

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