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México y la CIA

En un libro publicado por un agente de la CIA encontraron que dos prominentes presidentes mexicanos son denunciados como agentes encubiertos

Por Ramón Alberto Garza

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John R. Tunheim es un juez federal de los Estados Unidos que encabezó entre 1994 y 1998 un comité independiente para examinar la posible publicación de los documentos oficiales sobre el asesinato del presidente John F. Kennedy.

Y de acuerdo al juez Tunheim, la CIA y el Departamento de Estado lo convencieron entonces de que no se desclasificaran los documentos secretos, ante el temor de que lo que ahí se revelaba ponía en serio riesgo al gobierno mexicano.

La preocupación norteamericana era que en esos documentos –que ayer jueves ya fueron desclasificados por órdenes de Donald Trump- se exhibían las relaciones de estrecha colaboración en los servicios de inteligencia entre el gobierno mexicano y la CIA.

Y el temor de los norteamericanos era que esas revelaciones “hicieran caer al gobierno mexicano que estaba entonces en el poder”. Es decir, al gobierno del PRI y del presidente Ernesto Zedillo.

El origen del temor nada tiene que ver con ese sexenio.

La historia es que en dentro de las investigaciones a la vida de Lee Harvey Oswald, se encontró que el presunto asesino solitario del presidente Kennedy vino en septiembre de 1963 a México, dos meses antes del cometer el magnicidio.

Y que gracias a la estrecha colaboración con el gobierno mexicano, entonces con Adolfo López Mateos como presidente y Gustavo Díaz Ordáz como Secretario de Gobernación, los norteamericano pudieron conocer que Oswald visitó las embajadas de Cuba y de la Unión Soviética.

Las sospechas de la inteligencia norteamericana, posteriores al asesinato, eran que México habría sido el territorio en donde los cubanos y los rusos podrían haberle propuesto a Oswald la consumación del asesinato.

Y esa información solo pudo conocerla el gobierno norteamericano gracias a la estrecha colaboración que se tenía en los 60 y los 70 con los gobiernos priistas de México.

Pero el temor de 1998 era en vano, si quienes pedían que se escondieran esos documentos hubieran leído el libro Inside The Company: CIA Diary, publicado por Philip Agee, un agente de la CIA adscrito a México.

Un agente que después de 30 años de servicios, desertó de las filas de inteligencia norteamericana al testificar lo que denunció como los horrores en la matanza de Tlalteloco.

En ese controvertido libro, publicado 20 años antes de que se solicitara al juez Tunheim mantener en secreto los documentos del asesinato de Kennedy, se habrían encontrado que los políticos mexicanos siempre fueron muy obsequiosos con Estados Unidos y con la CIA.

Tanto que dos prominentes presidentes, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, son denunciados en el libro de Agee como agentes encubiertos del llamado Proyecto Litempo de la CIA.

Tan cercanos fueron los dos exmandatarios, que tenían claves secretas dentro de la CIA para reportar sus operaciones y recibir informes confidenciales. Díaz Ordaz era Litempo 8 y Echeverría era Litempo 14.

Otro de los agentes litempo fue el siempre misterioso y enigmático Fernado Gutiérrez Barrios, identificado por la CIA como Litempo 4.

Tan cercanas eran las relaciones de los altos jerarcas mexicanos, que en 1962 el presidente Adolfo López Mateos,
de quien se sospechó que también operaba como un litempo, fue padrino de bodas del entonces jefe de la CIA en México, Winston Scott.

Por eso hay que analizar detalladamente esos vínculos Kennedy- Oswald- CIA- México. Quizás al analizarlos descubramos entre líneas mucho mas de lo que a simple vista se verá.

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