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¡Que alguien me explique!

Más deuda, más pobres

El reporte del Coneval no sólo exhibe el fracaso de la política social de los últimos gobiernos del PRIAN, sino cómo se dilapidaron miles de millones de dólares de deuda pública e ingresos petroleros en la última década. Sabemos que, en términos absolutos, hay más pobres que en 2008. Pero, ¿quiénes se hicieron más ricos?

Por Ramón Alberto Garza

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Aquellos que no quieren -o no les conviene- asomarse al drama social y económico del México heredado de los anteriores gobiernos a la Cuarta Transformación, que se tomen la molestia de asomarse el último reporte sobre la pobreza difundido por el Coneval.

 

Bajo el título de “Medición de Pobreza 2008- 2018” las cifras que se reportan revelan una crisis político-financiera que no resolvió los niveles de pobreza en los últimos diez años.

 

Para ubicar el contexto, esa evaluación corre durante los últimos cuatro años de gobierno de Felipe Calderón y los seis de Enrique Peña Nieto.

 

En ese lapso del PRIAN, los mexicanos con ingreso inferior a la línea de pobreza extrema pasaron de 18.7 millones a 21 millones.

 

Por el aumento de población en la misma década, el porcentaje de mexicanos con ese ínfimo nivel de ingreso fue el mismo: 16.8 por ciento en 2008 y también en 2018.

 

Si nos asomamos a la población con ingresos menores a la línea de pobreza en general, en el 2008 teníamos 54.7 millones y para el 2018 pasamos a 61.1 millones.

 

Con el aumento de la población, la reducción en una década fue de apenas 0.2 puntos porcentuales, al pasar de 49 por ciento en 2008 a 48.8 por ciento en 2018.

 

Para todo fin práctico, en diez años ni avanzamos ni retrocedimos. El nivel de pobreza se quedó sin solución.

 

Y aquí es donde emerge la pregunta. ¿A dónde fueron a parar las decenas de miles de millones de dólares de nueva deuda que contrajeron tanto el gobierno de Calderón como el de Peña Nieto?

 

Porque cuando Calderón entró con calzador a Los Pinos en el 2006, recibió de Vicente Fox una deuda externa, en dólares, de 49 mil millones y en seis años se endeudó con 73 mil millones de dólares más. 

 

Al cierre de su sexenio el país naufragaba en 123 mil millones de dólares de deuda externa, es decir, un aumento del 146 por ciento. Y no hablemos de la deuda interna.

 

A eso tendríamos que sumarle el destino desconocido de las decenas de miles de millones de petrodólares que nos ingresaron en esos años del calderonismo, cuando el crudo se cotizaba en niveles récord por encima de los 100 dólares el barril. Y aún así, nos endeudamos más.

 

Peña Nieto recibió una deuda externa de 123 mil millones de dólares y seis años más tarde la dejó en 200 mil millones, es decir un aumento del 63 por ciento.

 

Tan solo en el Pemex que en ese sexenio manejó Emilio Lozoya Austin, la paraestatal elevó su deuda de 52 mil millones de dólares en 2013 a 106 mil millones con la que se la recibió el gobierno de la Cuarta Transformación en el 2018. Un aumento de más del 100 por ciento.

 

Ese es el drama político-social de México. Que los últimos dos gobierno contrajeron deuda externa por 151 mil millones de dólares y nada de eso se vio reflejado en mejorar el bienestar de los mexicanos más necesitados.

 

Dos sexenios en los que se elevó la deuda externa más de un 300 por ciento, al pasar de 49 mil millones de dólares a 200 mil millones de dólares, para no bajar ni un ápice la pobreza extrema y reducir apenas dos décimas de punto la pobreza en general.

 

Esa es la mejor fotografía del dispendio y del saqueo en el que las complicidades de políticos y empresarios hicieron de México S.A. su mejor negocio.

 

¿Alguno de los actuales críticos de la 4T pusieron el grito en el cielo ante semejante saqueo? ¿O es que acaso guardaron ese silencio cómplice de quienes se beneficiaron del botín?

 

Y si a pesar de tanta danza de millones los pobres no salen de pobres, ¿quiénes se volvieron ricos, o más ricos?   

 

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