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Los Caminos de la 4T

Es cierto, como dice el presidente López Obrador, que los caminos de la vida no son como él esperaba… Pero también es cierto que, para los mexicanos, los caminos de su gobierno no son los que imaginábamos

Por Ramón Alberto Garza

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“‘Los caminos de la vida… No son como imaginaba’… por qué no pones esa. Vamos a escucharla. No, no, no. Después me dicen, ‘estuvo muy aburrida la mañanera’… es un vallenato que le gustaba mucho al Gabo, a Monsiváis…”.

“Los caminos de la vida
no son como yo pensaba,
como los imaginaba,
no son como yo creía.

“Los caminos de la vida
son muy difíciles de andarlos
difícil de caminarlos
y no encuentro la salida”.

El presidente Andrés Manuel López Obrador amaneció nostálgico y evocador la mañana del viernes 13 de agosto.

Y eligió la popular canción “Los Caminos de la Vida”, del cantautor colombiano Omar Antonio Geles, para cerrar musicalmente su semana de mañaneras.

El pretexto para evocar esa canción fue lo difícil que ha sido el volver a las clases presenciales en las escuelas. Pero en realidad sus estrofas parecen acomodarse a todo aquello que ha sucedido, hasta ahora, en el actual gobierno.

El presidente López Obrador sabe que los caminos de la vida en Palacio Nacional no son los que él esperaba, mucho menos los que los mexicanos imaginaban.

Vamos ya a la mitad del camino de la llamada Cuarta Transformación y para un amplio segmento de los mexicanos han sido caminos difíciles de andarlos, difícil de caminarlos y no encuentran la salida.

Jamás, el mandatario imaginó el sacudimiento de una pandemia global que hiciera pedazos cualquier proyecto de nación y que redujera el magro flujo de impuestos a lo estrictamente indispensable.

Jamás, aquellos que apoyaron al candidato López Obrador para alcanzar la Silla del Águila imaginaron que los caminos del sexenio estarían pavimentados de odios y de rencores, de culpas y acusaciones, de linchamientos y descalificaciones.

La promesa era de una enorme esperanza, de un concierto nacional de esfuerzos para cerrar la brecha de la desigualdad, para erradicar la corrupción como estilo de hacer política, para aplicar los presupuestos nacionales entre lo más productivo y los más necesitados.

En su lugar, los caminos del sexenio fueron recarpeteados con miles de excusas sobre el pasado heredado, como si esa podredumbre no se conociera cuando se aspiró a dirigir los destinos de la nación.

Y poco a poco, desde La Mañanera, a esos caminos se les fueron imponiendo nombres. El Boulevard de los Conservadores, la Privada de los Fifís, el Callejón de los Sin Medicamentos, la Cerrada de los Feminicidios, el Sendero de los Lamentos contra los Medios, la Autopista de las Culpas al Pasado o la Calzada de los Odios Gachupines.

Quizás, si el presidente López Obrador no cantara su desesperanza por los caminos que no son como imaginaba, podría asomarse a otros caminos.

Como los de “Cantares”, un himno a la esperanza al trazar una ruta de vida, magistralmente interpretados por Joan Manuel Serrat.

Muy distinto sería escuchar en La Mañanera esas estrofas cosechadas de los poemas del español Antonio Machado, que habla de hacer camino al andar, no al pretextar.

“Caminante, son tus huellas
el camino y nada más.
Caminante, no hay camino
se hace camino al andar.

“Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás,
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar”.

Quizá con estas estrofas, el inquilino de Palacio Nacional recordaría que al volver la vista atrás se ve aquella senda que nunca se ha de volver a pisar, recordando siempre lo que pudo haber sido y no fue, lo que debió ser mejor, pero tampoco lo fue. Dejar de rumiar el pasado para dedicarse a construir un futuro.

Y sin duda, un excelente complemento al repertorio mañanero sería incluir aquellos senderos, como los de “Camina Siempre Adelante”, interpretados por el cantautor Alberto Cortés. 

“Camina siempre adelante
y ve marcando tu senda,
cuanto mejor trigo siembres
mejor será la molienda.

“No has de confiar en la piedra
con la que te puedas topar,
apártala del camino
por los que vienen detrás”.

Se daría cuenta el presidente López Obrador que, cuanto mejor trigo siembre, mejor será su molienda de salida al 2024.

Pero ese trigo debe estar limpio de culpas, de odios y de venganzas, porque cualquier grano de oro se perderá, si lo que abunda es la cizaña.

Es cierto, como dice el presidente López Obrador, que los caminos de la vida no son como él esperaba… Pero también es cierto que, para los mexicanos, los caminos de su gobierno no son los que imaginábamos.

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