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¡Que alguien me explique!

Lo blanco es negro y lo negro es blanco

Cuidado con el gobierno que enaltece lo negro y denigra lo blanco. Su decadencia será inevitable

Por Ramón Alberto Garza

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“Las ideas esenciales de la conducta política de AMLO las extrajo de sus años de militancia en el PRI y su vinculación con la izquierda fue producto de un afán oportunista jaloneado por intereses políticos concretos. Nunca ha mostrado compartir los valores éticos que inspiran a la izquierda social-democrática.

“Él no posee el valor supremo de la dignidad del ser humano: día con día despotrica contra sus enemigos, agrede, insulta, descalifica, acusa, demoniza, denosta, humilla y ultraja a otros mexicanos que simplemente, no comparten sus ideas…

“AMLO no es un hombre bueno, no es un hombre honesto. Dice respetar la moral, pero se comporta como un hombre violento, frustrado, poseído por el odio, por la amargura, el resentimiento y el revanchismo, sin importarle los daños a terceros o a la nación”.

Lo que acabas de leer no es el texto de un conservador dolido, de un fifí ardido, de un opositor o un hipócrita. Es un fragmento del artículo “La decepción y la esperanza” escrito hace algunos meses por un ícono de la izquierda mexicana: Gilberto Guevara Niebla.

Experto en educación y reconocido en los altos círculos académicos, Guevara Niebla fue de los luchadores del Movimiento Estudiantil del 68. En su momento apoyó al candidato de Morena. Hoy ya rompió con el presidente que deambula por los pasillos de Palacio Nacional gimiendo sus odios y sus rencores, destruyendo, no construyendo.

Una muestra clara de lo que lamenta Guevara Niebla se dio en la Mañanera del pasado lunes, cuando el inquilino de Palacio Nacional calificó de rateros, clasistas, racistas, deshonestos e hipócritas a quienes organizan para el próximo domingo una marcha nacional para rechazar las reformas al Instituto Nacional Electoral.

“Y que no se hagan, que no engañen, que no simulen, ése es el fondo. Quieren ‘kratos’ sin ‘demos’, la democracia es ‘kratos’ y ‘demos’ es pueblo, ‘kratos’ es poder, es el poder del pueblo, pero ellos nada más quieren ‘kratos’, quieren poder, sin ‘demos’, sin pueblo, esa es la diferencia, eso es todo, son muy corruptos, muy rateros”.

Curiosa, la postura de un Jefe de Estado que siempre se dirige con todo respeto “al señor Guzmán Loera” cuando habla de “El Chapo”, a cuyo hijo Ovidio libera después de capturarlo, a cuya madre va y saluda hasta la puerta de su pueblo –Badiraguato– donde les construye una carretera de mil 400 millones de pesos y les entrega dos cheques del Bienestar en promedio a cada una de las 7 mil 260 familias que habitan en la capital del Cártel de Sinaloa. Para sus jefes, todo el respeto, nada de insultos.

Pero para quienes, en uso de su derecho de manifestación y de libertad de expresión, anuncian una marcha nacional contra los intentos de modificar de fondo al Instituto Nacional Electoral, esos sí son tratados como cárteles del crimen organizado.

“Todos esos, aunque vayan a misa los domingos, no tienen el amor del pueblo y son racistas en su mayoría, clasistas y muy hipócritas”.

La esquizofrenia presidencial no puede ser más diáfana.

A los ciudadanos, con quienes tiene un acuerdo refrendado en las urnas en favor de la democracia que lo llevó al poder, no existe pacto de respeto que valga. Si hay disidencia, si hay desacuerdos, no existe diálogo que valga. Son enemigos y hay que defenestrarlos porque se oponen a su inalterable voluntad.

Con los capos, ante quienes la Ley le exige al mandatario que les haga frente para defender el Estado de Derecho, sí existe el respeto, no hay espacio para la condena y el insulto. Se les trata como “don” o “doña”, se les pide un “usted disculpe, nos equivocamos al detenerlo”. Incluso se les visita en su tierra, sin prensa ni testigos. Aunque se niegue, el pacto inevitablemente se asoma.

Qué podemos esperar, los mexicanos, de un Jefe de Estado que con sus silencios y sus acciones busca congraciarse con el favor de la delincuencia organizada y se empeña en demonizar, humillar y ultrajar -como dice Guevara Niebla- a ciudadanos que toman pacíficamente la calle para hacerse escuchar y mostrar su descontento.

¿En alguna Mañanera escucharemos, algún día, al inquilino de Palacio Nacional insultar o denostar al jefe de algún cártel por operar fuera de la Ley, como sí lo hace una y otra vez con los ciudadanos pacíficamente inconformes que protestan dentro de lo que les permite la Ley?

¿O será que en los cárteles no existen los conservadores, los fifís, los hipócritas, los deshonestos, los corruptos y los rateros?

Cuidado con el gobierno que enaltece lo negro y denigra lo blanco. Su decadencia será inevitable.

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