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10 de septiembre 2025

8 de septiembre 2025

¡Que alguien me explique!

La red la tejió el ex presidente

Yo sí le creo al ex presidente Andrés Manuel López Obrador. Y por eso asumo que él es el jefe supremo del gran negocio del huachicol fiscal y del huachi-diésel con el que saquearon a Pemex y a la CFE

Por Ramón Alberto Garza

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“Nada de que el presidente no sabe, no se enteró, de que el presidente no tiene buenos colaboradores, de que lo engañan. Mentira, el presidente de México se entera de todo y no hay un negocio jugoso que se haga sin el visto bueno del presidente”.

Yo sí le creo al ex presidente Andrés Manuel López Obrador. Y por eso asumo que él es el jefe supremo del gran negocio del huachicol fiscal y del huachi-diésel con el que saquearon a Pemex y a la CFE, y se forjaron fortunas que en su sexenio superaron los 40 mil millones de dólares. Sí, unos 6 mil 500 millones de dólares al año. Comenzando por las de Manuel Bartlett y familia e incluyendo las de Andy López Beltrán y su círculo íntimo de amigos rapaces.

Por eso es relevante la captura de una red compuesta por 14 operadores comandados desde la Secretaría de Marina y desde la dirección de Aduanas, por cinco marinos en activo y jefes aduanales, encabezados por el Vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna y su hermano, el Contralmirante Fernando Farías Laguna. Ambos sobrinos del Almirante Rafael Ojeda, quien fuera el Secretario de Marina en el sexenio lopezobradorista.

Las investigaciones dirigidas por la fiscalía de Alejandro Gertz Manero, bajo las aportaciones y las pesquisas del Secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, datan desde marzo de este año e involucran el asesinato de dos servidores públicos que, en su momento, se atrevieron a investigar y a denunciar tanto lo que estaba pasando dentro de la Secretaría de Marina, como en la dirección de Aduanas. Entre esas muertes están las del Contralmirante Fernando Rubén Guerrero Alcántara y la auxiliar de la fiscalía general de la República, Magaly Janet Nava Ramos, quienes dieron con la red huachicolera de los Farías Laguna y tuvieron el valor civil de denunciarla.

Por lo pronto, ya salió a escena el fiscal Alejandro Gertz Manero a exculpar al ex Secretario de Marina. Dice que el Almirante Rafael Ojeda fue quien denunció en su momento -hace muchos meses- esos ilícitos y exigió las investigaciones, sin revelar que eran sus sobrinos los personajes al frente de la red que, hasta ahora, da cuenta del contrabando de 31 buques que descargaron el huachicol fiscal en Altamira, Tampico, Tuxpan y Baja California.

El valor que tiene este primer gran golpe a involucrados de alto nivel es que por fin se tiene una pista confirmada para dar con el entramado de lo que acabará  siendo, sin duda, el saqueo más grande del siglo a las arcas nacionales. Un saqueo perpetrado desde la misma oficina presidencial, con la venia y el beneplácito de Andrés Manuel López Obrador, el hombre que con suprema hipocresía prometía desterrar la corrupción. Él mismo lo reconoce en su mañanera de septiembre de 2019: un negocio de esa magnitud no se hace sin la venia del presidente en turno.

O ya se nos olvidó que fue el mismo Andrés Manuel López Obrador el que se inventó aquel cuento de comprar 612 pipas valoradas en 85 millones de dólares con el pretexto de contrarrestar el saqueo de gasolinas de los ductos de Pemex. ¿Dónde quedaron esas pipas que presuntamente le fueron asignadas a la Secretaría de la Defensa? ¿Acaso operando para Sergio Carmona, quien se convertiría años más tarde en el “Rey del Huachicol” y en el financiero de los candidatos de Morena a través de las millonarias aportaciones en efectivo al entonces presidente nacional Mario Delgado?

O es que ya no recuerdan que fue el intocable Manuel Bartlett el que convenció al entonces inquilino de Palacio Nacional de declararle la guerra a los proveedores de gas natural de la CFE, quesque porque los precios estaban inflados desde los sexenios de Calderón y Peña Nieto. Y ya sin gas, se dedicaron a contrabandear diésel y con ese huachi-diésel le dieron al traste a media docena de plantas generadoras y por eso vivimos hoy la crisis energética -ya no de lo que hace falta para crecer- sino para surtir lo indispensable. Los apagones se multiplican por días en todo el territorio nacional.

Cuando se estire el hilo final se desenmascarará una trama en la que el asesinato de Sergio Carmona en San Pedro Garza  García será apenas la punta de un iceberg que incluye media docena de asesinatos relacionados con el huachicol fiscal y el huachi-diésel. Asesinatos en Monterrey, en Manzanillo, en Matamoros, en Tampico y en Colima.

Ya verán que irá dibujándose la red que se tejió, primero, con el nombramiento de Ricardo Peralta Saucedo, quien vendió las aduanas mexicanas al mejor postor y colocó en algunos puertos fronterizos  clave a cómplices como Julio Carmona Angulo, quien desde Reynosa dejaba pasar miles de pipas de combustible de contrabando.

Por supuesto que se sumarán los nombres de Audomaro Martínez -el hombre de los servicios de Inteligencia lopezobradoristas- y el de Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa. Los expedientes de los servicios de inteligencia extranjeros los ubican como los patronos en la protección e incluso distribución del huachicol fiscal, sobre todo, a estados gobernados por Morena. Ahí también aparecerán como operadores hijos y yernos de los susodichos, y en un descuido, hasta una esposa.

Al jalar ese hilo se alcanzará a Adán Augusto López, otro de los integrantes de Cártel Tabasco, quien con su ya famosa “Barredora” involucró a los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generaciones en el negocio del huachicol fiscal.

Pero la joya de la corona será Andy López Beltrán y su clan de amigos íntimos, quienes estarían siendo vinculados en las investigaciones de James Jensen, el empresario de Utah, quien a través de Big Star Gathering LTD y de Saint James Oil Inc, traficaba con crudo mexicano adquirido a cárteles que operaban en la cuenca de Burgos y con crudo pesado extraído en Tabasco y que se enviaba a refinar a sus refinerías en Texas.

La red de la Secretaría de Marina y de la dirección de Aduanas es apenas el inicio de la gran investigación. Y no es casualidad que este primer acto del huachicol fiscal y del huachi-diésel se exhibiera precisamente dos días después de que Marco Rubio, el Secretario de Estado norteamericano, tuviera su “entendimiento” a puerta cerrada con la presidenta Claudia Sheinbaum y su gabinete de seguridad en Palacio Nacional.

Por lo pronto, no duden que en Palenque estén recordando una y otra vez aquello de que no existe negocio grande que el presidente de México no conozca. Y que sientan que la lumbre está tocando a las puertas de “La Chingada”.

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