¿Cuánto falta para la elección?

6 de mayo 2024

8 de febrero 2022

¡Que alguien me explique!

El Presidente en su laberinto (I)

El presidente Andrés Manuel López Obrador está iracundo, molesto, enojado, intolerable, frustrado, cansado e incluso apesadumbrado. Y no es para menos

Por Ramón Alberto Garza

COMPARTE ESTA HISTORIA

El presidente Andrés Manuel López Obrador está iracundo, molesto, enojado, intolerable, frustrado, cansado e incluso apesadumbrado. Y no es para menos.

Cada día se vuelve más difícil sostener las promesas sobre las que se montó la redención del gobierno de la Cuarta Transformación.

El discurso contra la corrupción se estrella todos los días con las historias que abundan de lo que se tiene que dar para sacar adelante algún contrato o desatorar un pago en muchas de las dependencias oficiales. Por más que el discurso oficial lo niegue, luce igual o peor que antes.

Las aduanas y los puertos -de la mano del crimen organizado- están convertidos en los epicentros de la ordeña para financiar las campañas políticas de Morena. Huachicol fiscal y fentanilo incluidos. Y todos conocen quién los regentea. Algunos ya fueron enviados a guardar silencio al santo sepulcro.

El Ejército está tan entretenido expidiendo cheques de tantas obras públicas que irracionalmente le asignaron, que la seguridad nacional ya no transita por el verde olivo. Y ahora, como premio, le regalarán a la Guardia Nacional.

Cada día se vuelve más que imposible unificar a su bloque político, irritados todos por el favoritismo que se le da a Claudia Sheinbaum. ¿Candidata o interina? Por eso la urgencia del Testamento Político, para que la manada morenista no pierda el rumbo de su mayoría. Monreal e incluso Ebrard son una real amenaza.

Y encima de todo, el desastroso balance del Sector Salud, desde el genocida y gatelliano manejo de la pandemia hasta el criminal desabasto de medicamentos al que a tres años de padecerlo no se le ve salida. Asesinaron al Seguro Popular y la nueva propuesta de Sector Salud es un mal parto.

La prometida democracia sindical ya se estrelló en su función de estreno, con la reelección del sempiterno Carlos Romero Deschamps, en la figura de su financiero Ricardo Aldana. ¡Vida eterna al Pemexgate!

Esas y otras Mafias del Poder a las que en su libro como candidato prometió desterrar, son hoy las que cogobiernan con él desde Palacio Nacional. Las de los grandes contratos por asignación directa, las que le construyen sus cuestionadas obras insignia. Las que recibieron el favor del “Aeroproa” para rescatarlos de su error de construir en los pantanos de Texcoco.

Sus amigos se reducen y sus adversarios crecen. Los que hasta ayer eran simpatizantes hoy cuestionan y desertan de lo que califican como un inestable estilo personal de gobernar.

El gabinete se achica, porque quienes le daban equilibrio y balance a este gobierno renunciaron a ser floreros. Solo hay sitio para los incondicionales, secretarios y directores -salvo honrosas excepciones- graduados en la escuela de la autocomplacencia y la mediocridad. Ayudantías escaladas al nivel de incompetencia y embajadas asignadas a personajes impresentables como Salmerón o Jesusa.

Y el escaparate de su gobierno, La Mañanera, está convertido en el epicentro de los odios desde donde se cosechan abundantes tempestades, en el patíbulo donde se les pasa guillotina bajo juicios sumarios, lo mismo a empresarios que a opositores, a periodistas que a intelectuales. Carmen Aristegui, su heroína de ayer es su villana de hoy. ¿Alguien sobrevive?

El presidente vive los peores días de su laberinto, solo sustentado en el ánimo de las encuestas que le dan el 65 por ciento, de una aprobación que coincide con el igual número de cheques, tarjetas y efectivo que desde el Erario público se reparten a través de los programas del Bienestar. Pero ese barril algún día tocará fondo.

Y como si todo lo anterior no fuera suficiente, su deteriorada salud se encarga de recordarle con terquedad -al inquilino de Palacio Nacional- que la vida es finita, que él es mortal.

Por eso, el presidente López Obrador luce hoy aturdido en su laberinto. Porque sabe que el calendario, el político y formal o el de lo que le resta de vida, avanza inexorable acumulando batallas pendientes, sin consumar. El tiempo se agota, sofocado en un horizonte económico inflacionario, inestable.

Y esa frustración se agiganta cuando la honestidad del apellido presidencial es colocada en duda, sea por una fábrica de chocolates o por la renta de una casa en Houston a un contratista de Pemex. Hermanos, primas, hijos bajo la lupa de cuestionables ayudas o aportaciones.

Por supuesto que nadie, en sus cabales, quisiera que al presidente le vaya mal porque perdiendo él pierde México.

Pero si en su estilo personal de gobernar eligió la autocracia, la descalificación, la confrontación y la redención del evangelio político que solo él y nadie más redacta, la cosecha de odios y frustraciones es ya inevitable.

Y ese lugar que tanto se buscó en la historia, el de ser el redentor de la Cuarta Transformación, acabará sepultado en los pobres resultados. Y ese país al que alguna vez ya se le esfumó el cambio, acabará nuevamente traicionado por un liderazgo esperanzador que se boicoteó a sí mismo.

Publicidad
Publicidad
Publicidad