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¡Que alguien me explique!

El nuevo y triste Nuevo León…

Es una pena, el deterioro político por el que atraviesa el Nuevo (y Triste) Nuevo León. El epicentro de ese deterioro es la actitud del gobernador emecista, Samuel García, quien ve a su Nuevo Nuevo León como un feudo personal y particular

Por Ramón Alberto Garza

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Es una pena, el deterioro político por el que atraviesa el Nuevo (y Triste) Nuevo León.

Los niveles de debate están por los suelos y la alta clase política y empresarial que sobrevive está pasmada, inmovilizada.

El epicentro de ese deterioro es la actitud del gobernador emecista, Samuel García, quien ve a su Nuevo Nuevo León como un feudo personal y particular.

Baste ver el último video que él mismo difundió en redes sociales, en donde habla de “mi presupuesto”, de los “proyectos de mi gobierno”, “vótenme esto y yo les mando mi presupuesto”, “me iban a dejar sin programas”, “me iban a tumbar las líneas del Metro”, “me querían quitar”. Yo, mi, mío, de mí.

Olvida el gobernador Fosfo Fosfo que la tarea de la aprobación de los presupuestos -tanto de ingresos como de egresos- es tarea conjunta con un Congreso, que fue electo por mayoría ciudadana, al igual que lo fue él.

El presupuesto no le pertenece en exclusiva al Gobernador, sino al pueblo de Nuevo León y eso se opera también a través de sus representantes, que son los legisladores. De manera conjunta.

Pero lejos de tender puentes para conciliar los diferendos y acercar los acuerdos, Samuel García se lanza con acusaciones falsas, sumarias, denunciando que los diputados del PRIAN le quieren “robar” 12 mil millones del presupuesto.

Nada más falso. La reasignación de esos recursos no es “un robo”. Está ligada al incremento de participaciones del presupuesto estatal a los municipios, para apuntalar obras locales. Y ese es un derecho de reasignación que tiene el Congreso, sea de la filiación política que sea. Lo dicho por el gobernador es una abierta difamación.

Peor aún, es un infundio del gobernador de Nuevo León el decir que esos recursos se los están quitando a programas de niños y mujeres con cáncer, a programas de salud, a tumbarle las líneas del Metro y la carretera Interserrana.  Una mentira al más puro estilo de su nuevo mentor y custodio, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Tizna que algo queda.

La reasignación de los 12 mil millones de pesos está dentro -no fuera- del presupuesto. Y están etiquetados para los municipios que los recibirían. ¿De dónde el “robo”?

Pero la auténtica intención se exhibe cuando el mismo gobernador naranja sale a decir que, la buena noticia, es que el presidente López Obrador lo está apoyando con participaciones “copeteadas”.

Y Samuel García remata su video diciendo que “no le voy a dar” ni un peso al PRIAN para hacer estructuras y para robárselo.

¿Qué dirán los políticos y hombres de empresa nuevoleoneses de estas actitudes autoritarias, de amo y señor de haciendas y voluntades, de un gobernador que desdeña a un Congreso en pleno y acusa a todos los legisladores -sin excepción- de ladrones, declarando que la Ley es él y solo él?

¿Qué dirán los empresarios de Nuevo León, que en el afán por impedir en el 2021 el triunfo de Morena, patrocinaron su campaña naranja y ahora ven cómo su gobernador se entrega a los brazos del presidente López Obrador y se pinta de color morado?

La cereza en el pastel, en el video, viene cuando el gobernador remata diciendo que “los bandidos del PRIAN” se han enriquecido con factureras y prestanombres.

¿De verdad, Samuel García hablando de “factureras” y de “prestanombres”?

La respuesta a todas las interrogantes quizás se encuentre en la renuncia de Fernando Elizondo Barragán, el consejero al que el gobernador de Nuevo León presumía como su maestro y mentor. ¿Por qué le renunció?

Triste, muy triste, es el panorama político del Nuevo Nuevo León.

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