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El Nuevo Robo León

El último conflicto que le estalló a Samuel García fue el del transporte. Como si la crisis de agua y de inseguridad que azotan al Nuevo Nuevo León no fueran suficientes

Por Ramón Alberto Garza

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El Nuevo Nuevo León es tierra de ladrones. Al menos esa es la visión que proyecta su gobernador Samuel García.

Los políticos del PRI y del PAN -no los de Movimiento Ciudadano- son corruptos y ladrones.

Los empresarios son ladrones, porque sobre explotan los pozos de agua que hacen falta para saciar la sed de los regiomontanos.

Los agricultores son ladrones, porque se roban el agua de ríos y arroyos, para acumularlas en presas clandestinas.

Los ganaderos son ladrones, porque sin permiso usan agua en el rastro cuando sacrifican a sus animales.

Y ahora, los transportistas son ladrones y canallas, porque subieron la tarifa para igualarla a otros aumentos selectivos, que sí se autorizaron en las rutas que maneja el gobierno estatal y algunas familias de políticos.

El mantra político del gobierno del Nuevo Nuevo León es aquel de que “todos son culpables, menos yo”.

El gobernador no está dispuesto a recibir tantas mentadas para cumplir con su deber. No en el cuento de hadas que siempre imaginó que sería el co-gobierno con su esposa e influencer Mariana Rodríguez.

El último conflicto que le estalló a Samuel García fue el del transporte. Como si la crisis de agua y de inseguridad que azotan al Nuevo Nuevo León no fueran suficientes.

El gobernador culpó ayer, en un video, a los concesionarios del transporte urbano de darle un “tarifazo” al subir de 12 a 15 pesos.

Lo que Samuel García no dice es que la medida unilateral se decidió después de que su gobierno incumplió el acuerdo de subsidiar, con dos pesos por kilómetro, a los transportistas para evitar la necesidad del cobro.

Las fechas del primer pago se llegaron y lo prometido no se cumplió. Debió estallar el conflicto para que, selectivamente, se le diera a un par de concesionarios una iguala.

Tampoco dijo el gobernador que las rutas manejadas por el gobierno del Estado, además de las que opera un concesionario para García, sí fueron autorizadas a cobrar los 15 pesos. ¿Por qué el resto no?

Frente a la “rebeldía” de los concesionarios, el gobernador ordenó a la Secretaría de Movilidad imponer multas que solo en el primer día alcanzaron los 30 millones de pesos, pero sin detener los camiones. ¿Será que con esas multas les van a pagar el subsidio?

Y ante la falta de resultados, Samuel García no tuvo más remedio que amenazar frente a las cámaras con la requisa a los transportistas que no bajaran la tarifa.

Sí, sería una requisa como la que llevó a Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, al penal de Apodaca, porque nunca pagó los camiones requisados a la Ecovía.

Si el gobierno Fosfo Fosfo no tiene para cubrir 50 millones de pesos para cumplir su promesa del subsidio, ¿de dónde conseguirá los 5 mil millones de pesos que costaría requisar solo las unidades, sin contar con el valor de sus instalaciones?

Ya en el colmo de la confrontación contra los transportistas “canallas” -a los que no se les ha autorizado un aumento de tarifas desde el 2013- la Secretaría de Movilidad salió a ofertar a inversionistas y empresarios foráneos las rutas del área metropolitana de Monterrey.

Sin duda, la medida es una continuación del fervor y la admiración que el gobierno del Nuevo Nuevo León tiene por Jalisco, el otro estado naranja.

Hasta allá fue el gobernador, al arrancar su sexenio, con un puñado de alcaldes para que aprendieran de sus colegas tapatíos.

De Jalisco y Michoacán llegaron también los comunicadores para el gobierno naranja, a los que ya se les conoce como Cártel Jalisco Nueva Comunicación. Vean lo bien que le manejan la imagen a Samuel.

Y de Jalisco llegará, la próxima semana, el nuevo director de Proyectos Estratégicos para el Nuevo Nuevo León.  Todo un insulto para el talento local que suele ser ejemplo nacional.

Lo único que falta para apretar la rosca es que el llamado a los transportistas foráneos sea respondido desde Jalisco. Los tapatíos son el ejemplo, los nuevoleonenses, unos canallas y  ladrones.

¿Qué dirán, de tanta incompetencia, el puñado de empresarios y líderes de Nuevo León que apadrinaron a Samuel García para alcanzar la gubernatura?

¿Qué dirán de la cadena de crisis inmanejables, la crispación social a flor de piel y la confrontación generalizada, alentados por el gobernador que le habla a las nubes?

Esa es la triste realidad del Nuevo Robo León.

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