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El dispendio del adiós

La Oficina de Comunicación de Los Pinos cree que es propicio inundar la radio y la televisión mexicana de anuncios del sexto informe de gobierno

Por Ramón Alberto Garza

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Como si la indignación de los mexicanos fuera poca con el dispendio en publicidad generado en el actual sexenio, sus genios de la mercadotecnia lanzan al presidente Enrique Peña Nieto al precipicio mediático.

Y en un cierre muy anticipado -opacando incluso los festejos por la firma del entendimiento comercial con Estados Unidos- inundan desde hace días la radio, la prensa y la televisión con mensajes que buscan exaltar los logros de la administración.

Lo primero que se transparenta en el tsunami de infomerciales pagados es la urgencia por dilapidar lo que se pueda en el llamado Año de Hidalgo.

Ya sucedió al final del sexenio de Felipe Calderón, cuando Alejandra de la Sota –sobreviviente de este sexenio- dejó tirados 400 millones de pesos de deudas en la campaña de despedida.

¿Cuánto le está costando hoy al Erario las decenas de miles de spots a la que mandan al inquilino de Los Pinos a presumir con medias verdades “lo mejor” de sus seis años?

De arranque parecería que buscan contrarrestar el natural desvío de reflectores hacia el gobierno entrante de Andrés Manuel López Obrador, que sin pagar un centavo acapara desde hace seis semanas las cámaras y los micrófonos.

Alguien debió resentir el regaño por el abandono de espacios  en el actual gobierno. Y su mejor ocurrencia fue lanzar al presidente Peña Nieto a regalar entrevistas de arrepentimiento y a inundar con mensajes oficialistas, con escasa credibilidad, la radio, la televisión y las redes sociales.

¿Por qué mandan al presidente Peña Nieto a presumir una reforma educativa en los momentos en que le otorgan su libertad a Elba Esther Gordillo, quien ya la sepultó?

¿De quien fue la infeliz ocurrencia de poner al mandatario frente a las cámaras para elogiar una reforma energética cuando la producción de gasolinas, diesel y gas está en su peor momento?

¿Por qué obligar al presidente a decir públicamente que al 99 por ciento de los mexicanos no les ha subido el recibo de luz en los últimos cinco años, si es una flagrante mentira?

¿Qué script le van a poner para presumir los logros de inseguridad, con cifras que rompen los récords mas sangrientos del sexenio rojo del panista Felipe Calderón y su entenado Genaro García Luna?

¿Forzar al presidente Peña Nieto a mentir, diciendo que le cumplió a Nuevo León con una Línea 3 del Metro que por falta de recursos no le compraron a tiempo sus trenes y vagones?

Al margen de la irresponsabilidad y la insensatez del dispendio mediático para difundir hechos que nadie toma como ciertos, se les olvida a los filósofos peñistas de la comunicación que el agonizante gobierno tiene una crisis de flujo.

Y que por ese déficit se están buscando préstamos que sumarían hasta 10 mil millones de dólares más, lo que agravará la herencia de una deuda pública desbordada.

Si no hay dinero para cerrar lo elemental, ¿para qué gastar en vender historias falsas, que solo elevan la indignación popular tanto por su falso contenido como por su impúdica frecuencia?

Sintonicen la radio, entren a las redes sociales, vean lo que queda de la televisión, abran las páginas de los periódicos,  para se intoxiquen de mensajes que solo empeoran el sentimiento de hartazgo de los ciudadanos.

Es una lástima que el excelente sabor que dejó el presidente Peña Nieto con la civilizada transición y ahora con su victoria de la negociación comercial con Estado Unidos, sea sepultada con la ingrata estrategia de comunicación para cerrar su sexenio.

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