¿Cuánto falta para la elección?

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¡Que alguien me explique!

Del púlpito a la curul

Si el próximo 6 de junio, Onésimo Cepeda, alcanza su asiento en San Lázaro, el escándalo continuará siendo el sello de la casa. ¡Que el Señor nos agarre confesados!

Por Ramón Alberto Garza

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Onésimo Cepeda Silva es uno de esos renglones torcidos de Dios. Hizo de su sacerdocio un catálogo de los más celebrados pecados capitales.

Obispo de Ecatepec hasta su retiro en el 2012, el controvertido prelado aspira hoy, a sus 84 años, a ser diputado federal por el partido Fuerza por México, de Pedro Haces.

Su registro para una candidatura plurinominal se dio ayer lunes, cuando el llamado clérigo del Grupo Atlacomulco se presentó a conferencia de prensa en el Hotel Imperial, en Paseo de la Reforma, en medio de serias dudas sobre la legalidad de su posible candidatura.

La legislación electoral vigente permite a los clérigos de cualquier religión, que hayan dejado su sacerdocio cinco años antes, el poder aspirar a un cargo de elección popular.

El conflicto con Onésimo Cepeda es que, de acuerdo con la Conferencia del Episcopado Mexicano, el prelado todavía es miembro de ese organismo religioso y como tal está sujeto al Derecho Canónico vigente, lo que le impediría buscar la curul.

De acuerdo al Canon 287: “No han de participar activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales, a no ser que, según el juicio de la autoridad eclesiástica competente, lo exijan la defensa de los derechos de la Iglesia o la promoción del bien común”. Por lo tanto, su candidatura todavía está en el aire.

La incursión de Onésimo Cepeda en la política abierta, partidista, no es otra cosa que lo que siempre practicó a lo largo de una vida llena de lujos, manejo de millonarios capitales, horas y horas lejos del confesionario y cerca de los campos de golf, entre opíparas viandas y quema de incienso a su personalidad, con festejos sin fin para ensalzar su vanidad.

Sus orígenes distan mucho de la misión pastoral que más tarde abrazó. Se graduó como abogado en la UNAM y sus primeras incursiones profesionales se dieron en la banca.

En 1964 conoció a un entonces incipiente casabolsero llamado Carlos Slim y junto con Alfredo Harp Helú fundaron Casa de Bolsa Inversora Bursátil S.A.

Onésimo Cepeda, el financiero, también trabajó con Roberto Hernández en el Grupo Financiero Banamex, sin dejar fuera de su currículum sus incursiones en la constructora ICA, en los días de Gilberto Borja y en la Televisa de Emilio Azcárraga Milmo.

Cuenta él mismo que cuando se decidió tomar el camino del sacerdocio, le propuso a Carlos Slim su retiro como socio en Inbursa, vendiéndole sus acciones al precio original.

La condición fue que si no le iba bien en el púlpito, y en los confesionarios, se las recompraría al mismo precio. Valieran lo que valieran.

Alcanzó el grado de Filosofía en el Instituto de Nuestra Señora de Guadalupe y el de Teología en Friburgo, Suiza, ordenándose como sacerdote en Cuernavaca, el 28 de octubre de 1970.

Sus relaciones con las altas esferas del poder económico y político de México le valieron un vertiginoso ascenso dentro del episcopado, desde rector del Seminario Conciliar de San José, en Cuernavaca, hasta alcanzar la designación como el primer Obispo de la Diócesis de Ecatepec en agosto de 1995.

Siempre controvertido, Onésimo Cepeda era cuestionado por sus modos y sus formas de escándalo, alejadas de la vida sacerdotal.

Era asiduo jugador en los mejores campos de golf y se le veía con frecuencia en las mejores mesas, públicas y privadas, degustando los más suculentos bocados y los más sofisticados vinos. Muy cercano a la soberbia, muy lejano a la humildad.

Sus dotes de socialización lo convirtieron en un eje político dentro del llamado Grupo Atlacomulco, convirtiéndose por sus relaciones con los hombres del capital en un promotor de candidaturas y padrino de políticos en todos los niveles.

Fue duramente cuestionado cuando salió a la defensa de Jorge Hank Rhon, cuando el dueño del Grupo Caliente fue acusado por el gobierno federal de acopio de armas.

El clímax de sus escándalos lo alcanzó en noviembre del 2010, cuando la empresa Arthinia Internacional lo acusó de fraude procesal ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.

Se acusaba al entonces Obispo en funciones de simular, en abril del 2003, un préstamo de 130 millones de dólares en efectivo a la señora Olga Azcárraga, quien falleció en noviembre de ese mismo año y presumiblemente no pudo pagarle el multimillonario préstamo del que solo existía un presunto pagaré que se presumía falso.

Para cobrarlo, el Obispo de Ecatepec reclamó una valiosa colección de obras de pintores famosos como Francisco de Goya, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Marc Chagall, Amedeo Modigliani, Diego Rivera, Rufino Tamayo, Frida Kahlo, José clemente Orozco y Leonora Carrington.

Hoy, el excéntrico y multimillonario abogado, financiero, golfista, sibarita y ex prelado de la Iglesia intentará buscar una curul en la Cámara de Diputados. Solo formalizará lo que siempre ejerció magistralmente: la grilla.

Solo como referencia de su vicio por la cercanía al poder, asiduos asistentes a sus fastuosos festejos de cumpleaños suelen ser Carlos Slim, Roberto Hernández, la familia Hank Rhon, Mario Marín, Norberto Rivera y Antonio Chedraui, sin faltar gobernadores y el presidente en turno.

Ese es el perfil de quien decidió cambiar el púlpito por una curul, postulado por un partido de izquierda, Fuerza por México, de corte sindicalista y populista. Nada más alejado al dinero, el golf y los buenos vinos.

Y si el próximo 6 de junio, Onésimo Cepeda, alcanza su asiento en San Lázaro, el escándalo continuará siendo el sello de la casa. ¡Que el Señor nos agarre confesados!

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