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16 de abril 2025

14 de abril 2025

¡Que alguien me explique!

De San Andrés a Santa Claudia

En medio de la mística cuatroteísta de estos días santos, comienzan a dibujarse no uno, sino dos “evangelios” para los fieles mexicanos que viven a diario el calvario de un mal gobierno: el de San Andrés y el de Santa Claudia

Por Ramón Alberto Garza

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Nos alcanzó ya la Semana Santa y ayer, en el Domingo de Ramos, ya no apareció el Mesías de la Cuarta Transformación montado a lomo de su apóstol Jesús Ramírez para que sus Youtuberos lo vitorearan en su entrada triunfal desde Macuspana, Tabasco, a la Jerusalén chilanga. Andrés Manuel López Obrador guarda hoy el silencio del Santo Sepulcro.

Pero, en medio de la mística cuatroteísta de estos días santos, comienzan a dibujarse no uno, sino dos “evangelios” para los fieles mexicanos que viven a diario el calvario de un mal gobierno.

Uno es el “Evangelio de San Andrés”; el otro es el “Evangelio de Santa Claudia”. En apariencia, ambas homilías parecerían las mismas. En el fondo, el discurso se va divorciando con los hechos. Comienza a dejarse atrás el “Antiguo Testamento del Primer Piso” y comienza a dibujarse ya un “Nuevo Testamento del Segundo Piso” de la 4T.

En el Evangelio de San Andrés, los abrazos reemplazan a los balazos. Nada de combatir a los cárteles. Todo el respeto para “el señor Guzmán Loera”. Saludos personales hasta su casa para la madre de “El Chapo”. Los capos son seres humanos a los que hay que cuidar. Seis giras presidenciales por Badiraguato, el epicentro mundial del tráfico de drogas, lo dicen todo.

En el Nuevo Evangelio de Santa Claudia, reeditado bajo la supervisión del apóstol García Harfuch -el “San Pedro” del Segundo Piso-, los balazos ya están reemplazando a los abrazos. El combate contra los cárteles va en ascenso.

En el Evangelio de San Andrés, el fentanilo jamás se fabricó en México. Eran fantasías de los fariseos fifís y los pecadores pro-yanquis, decía el Mesías una y otra vez en sus mañaneras.

En el Nuevo Evangelio de Santa Claudia, ya fueron desmantelados en Sinaloa y otros estados, decenas de laboratorios del mortal opioide. Y repetidamente se anuncia el decomiso en territorio mexicano de millones de esas pastillas que le quitan la vida a más de 100 mil norteamericanos al año. Vuelta a la página. El apóstol García Harfuch se va imponiendo sobre los Judas del pasado sexenio.

En el Evangelio de San Andrés jamás existió el huachicol fiscal -el del contrabando de combustibles desde Estados Unidos que entra a México sin pagar impuestos-. Y a pesar de tanta evidencia, el Mesías Tropical -aquel que con toda precisión nos anticipó Enrique Krauze-nunca se atrevió a tocar ese tema en La Mañanera. Confiaba que sus apóstoles más cercanos -Peralta, Audomaro, Luis Cresencio y Delgado- tenían todo bajo control en las aduanas, con el respectivo reparto de los panes para ellos, para los gasolineros, para gobernadores y -por supuesto- su rebanada para financiar electoralmente a Morena.

En el Nuevo Evangelio de Santa Claudia, el huachicol no sólo existe, ya se está combatiendo. Y el apóstol García Harfuch -de la mano de la Marina y de la Guardia Nacional- ya decomisó 18 millones de litros de ese contrabando en Ensenada y en Altamira. Cientos de pipas y un buque-tanque con el que se transportaban gasolinas y diésel de contrabando. ¿Será el comienzo de un calvario para una docena de próceres de la Cuarta Transformación y sus cómplices gasolineros, que hicieron del huachicol fiscal el acto de corrupción más grande en la historia de México? Al infierno todos.

En el Evangelio de San Andrés no existían oídos para los desaparecidos, ni para “las madres buscadoras”. Se les aplicaba el mismo desdén que a las feministas del 8M y a los 43 de Ayotzinapa. Lo mejor era ignorarlas, desdeñando cualquier evidencia. La finca de Teuchitlán, por ejemplo, se descubrió en septiembre de 2024. San Andrés calló el hallazgo y lo envió al Santo Sepulcro del silencio. No quería que lo crucificaran.

En el Nuevo Evangelio de Santa Claudia no sólo se abrió el diálogo con las sufridas madres de los desaparecidos, sino que se están revelando e investigando -sin ocultar la verdad- las fosas clandestinas en donde se desaparecían a las víctimas, como ya sucedió en el Rancho Izaguirre, en Jalisco.

En el Evangelio de San Andrés, el partido Morena es un monolito imparable en el que reina la hermandad y la buena voluntad, todo alineado en torno al retoño del Mesías, conocido como Andy López Beltrán. Para que Junior esté listo si se necesita en 2026 una revocación de mandato, en el mejor de los casos, o fortalecerlo como la única corcholata presidencial en el 2030, en el peor.

En el Nuevo Evangelio de Santa Claudia, Morena se exhibe tal como es: un conciliábulo de tribus políticas de las distintas izquierdas, contrapunteadas todas, que pelean ferozmente por sus cotos de poder. Adán Augusto contra Monreal. Adán Augusto contra Javier May. Andy López Beltrán opacando y urgido de brillar y de controlar por encima de su jefa Luisa María Alcalde. Y todos contra la senadora Andrea Chávez, quien desacata el llamado de la presidenta Sheinbaum, porque sus afectos y sus defectos están no en Palacio Nacional, sino en el Senado…. ¡con Adán Augusto López!

En el Evangelio de San Andrés, el sector salud en México es mejor que el de Dinamarca. La realidad es que los destrozos que hizo durante la pandemia el Judas de la Pandemia, Hugo López-Gatell, arrastraron al sistema nacional de salud al peor de sus infiernos. Sin medicamentos, con hospitales operando al mínimo y con 350 mil mexicanos que, frente a la negligencia, jamás debieron morir durante la pandemia del COVID.

En el Nuevo Evangelio de Santa Claudia, la corrupción en el sector salud ya no se esconde. Las licitaciones amañadas de Birmex por 13 mil millones de pesos fueron suspendidas la semana pasada, al descubrirse a los Judas que vendían “por 30 denarios” sus favores a empresas del sector salud. Y eso fue apenas la punta del iceberg en el 6 por ciento de las licitaciones. Se evidenció el latrocinio y fueron renunciados media docena de altos funcionarios, incluido el director general Iván Olmos Cansino, quienes ahora deberán de responder en un proceso judicial sobre sus acciones que pueden alcanzar la cárcel. No más “sepulcros blanqueados” en la Dinamarca mexicana del Antiguo Testamento.

Y estos evangelios son apenas el comienzo. El Nuevo Testamento apenas cumplió los seis meses en el poder. Y Santa Claudia tiene frente a sí un dilema: luchar para escapar del Antiguo Testamento de San Andrés que inevitablemente y frente a tantos Judas llevarían a su sexenio a la crucifixión política… O a elegir un estilo personal de gobernar -como ya lo está haciendo- para ser merecedora de una justa “resurrección”.

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