1 de abril 2025
¡Que alguien me explique!
¡Bravo, Presidenta!
Un golpe al corazón del tráfico ilegal de combustibles -mejor conocido como “huachicol fiscal”- acaba de asestar por partida doble el gobierno de la 4T. Un enorme acierto de la presidenta Claudia Sheinbaum y de su Secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch
Por Ramón Alberto Garza
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Un golpe al corazón del tráfico ilegal de combustibles -mejor conocido como “huachicol fiscal”- acaba de asestar por partida doble el gobierno de la Cuarta Transformación. El viernes 28 de marzo se decomisaron, en Ensenada, 8 millones de litros resguardados en el terreno de un político morenista. Y ayer lunes 31 de marzo, se anunció un nuevo y mayor decomiso de 10 millones de litros en el puerto de Altamira, buque confiscado y detenidos incluidos.
Un enorme acierto de la presidenta Claudia Sheinbaum y de su Secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, quienes -más temprano que tarde en el arranque de este sexenio- se decidieron a combatir el tráfico ilegal de combustibles proveniente de Estados Unidos, utilizando pipas, ferrocarriles e incluso grandes buque-tanques. Todo ese contrabando multimillonario, amparado a la sombra de múltiples complicidades oficiales, comenzando por la presidencial.
Durante todo el sexenio anterior, Código Magenta viene exhibiendo ese tráfico del llamado huachicol fiscal que una y otra vez -a pesar de las contundentes evidencias- el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador negaba, decía que no existía. Y no podía ser de otra manera.
Las complicidades de esa intrincada red de contrabando alcanzaban a personajes tan cercanos a los afectos y a los intereses del ex presidente como Ricardo Peralta Saucedo, el primer director de Aduanas de la Cuarta Transformación; Audomaro Martínez, el hombre de la Inteligencia lopezobradorista; y a Mario Delgado, el entonces presidente de Morena y hoy Secretario de Educación. Todos pasando por encima del cadáver de Sergio Carmona Angulo, ‘El Rey del Huachicol’, quien sabía demasiado y por ello acabó ejecutado en una barbería del municipio de San Pedro Garza García.
Por eso, la dimensión enorme que significa para la presidenta Claudia Sheinbaum el asumir la realidad, la que todos veíamos, menos el gobierno de su antecesor. Ese es el valor del anuncio difundido ayer en sus propias redes sociales por el Secretario Omar García Harfuch, con el beneplácito -por supuesto- de la inquilina de Palacio Nacional.
El golpe dado al huachicol fiscal se anuncia en un momento de coyuntura binacional. Dos semanas después de que García Harfuch y el gabinete de seguridad se reunieron con sus contrapartes en Washington. Tres días después de que la inquilina de Palacio Nacional sostuvo acuerdos privados con Kristi Noem, la Secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos. Se da el mismo día de ayer, en que García Harfuch vuelve a Washington a sostener encuentros con sus pares norteamericanos. Y a dos días de que la presidenta Claudia Sheinbaum establezca nueva comunicación con el presidente norteamericano, Donald Trump, para concluir o patear de nuevo el tema de los aranceles.
Pero presiones más, presiones menos, la exhibición descarada del contrabando de millones y millones de litros de combustible, que hoy inunda el mercado ilegal en perjuicio de Pemex y de la Hacienda pública, es un quiebre significativo contra la política del “no veo, no oigo, no digo” con la que se manejó tan impunemente el ex presidente a Andrés Manuel López Obrador, quien hoy confirma su calidad de delincuente, su estatus de ‘narcopresidente’.
Al ahora inquilino de Palenque le pasó con el huachicol fiscal lo mismo que con el fentanilo. Siempre dijo que la droga que inundaba el mercado norteamericano no se producía en México, que era una falsedad de los norteamericanos. Que él tenía sus “otros datos”. Hasta que se instalaron la presidenta Claudia Sheinbaum y el Secretario Omar García Harfuch en el poder y ya registran, a su favor, el desmantelamiento de más de un centenar de laboratorios de fentanilo a lo largo y a lo ancho de nuestro país, además del decomiso de cargamentos de millones de pastillas que cuantifican cientos de millones de dólares en ganancias esfumadas.
El nivel de hipocresía y la enorme dosis de complicidades del ex presidente Andrés Manuel López Obrador tendría que ser exhibido, si de verdad se va al fondo de quiénes, con la protección de quién y en beneficio de quién, traficaban con al menos 1.5 millones de barriles de combustibles semanales, con los que lograron evadirle al fisco unos 600 mil millones de pesos en seis años. Ello sin contar con lo que enviaban a Cuba en lo oscurito, sin contabilidad.
Código Magenta exhibió, en exclusiva desde el 21 de marzo de 2024 -hace exactamente un año- los primeros videos que dejaban en claro el abierto contrabando, ya no en tráileres y ferrocarriles, sino en buque-tanques en los puertos de Altamira, Tampico, Madero y Tuxpan.
Más recientemente -el 20 de marzo de este año, hace apenas once días- denunciamos en este espacio la llegada en sólo dos semanas de 10 buque-tanques al puerto de Tampico, procedentes de refinerías texanas, repletos de combustibles que eran descargados directamente en pipas, desde los barcos, y enviados a inundar el mercado mexicano. Todos veíamos los buques, todos éramos testigos de los cientos de pipas circulando por las carreteras de los estados fronterizos, protegidos por el Ejército, por la Guardia Nacional y las policías estatales. Y todos los gasolineros conocían del negocio turbio y la mayoría participaba y se beneficiaba a carteras llenas de él. Sólo el gobierno de la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador hacía oídos sordos a las denuncias exhibidas aquí.
Si las investigaciones que se iniciaron desde el pasado viernes con los decomisos de Ensenada y Altamira van en serio, aquí tienen la listas de aquellos que deben sentarse en el banquillo para rendir cuentas.
Al frente de este ejército de contrabandistas cuatroteístas hay que colocar a Ricardo Peralta Saucedo, quien fuera el primer director de Aduanas en el gobierno lopezobradorista. Fue él quien ofertó al mejor postor las más suculentas aduanas -las fronterizas y las portuarias-. Desde Matamoros hasta Manzanillo. Para muestra, ahí está la caliente aduana de Reynosa, donde Julio Carmona Angulo dejaba pasar -sin recato- cientos de pipas diarias. Su hermano Sergio Carmona Angulo fue elegido para ser el responsable de diseminar, entre políticos morenistas, las ilícitas ganancias para ganar elecciones en favor de Morena. La mayor parte de los fondos electorales que le permitieron al partido lopezobradorista crecer, entre 2018 y 2021 de dos a 22 gubernaturas, pasa por el huachicol fiscal.
Ni qué decir de Audomaro Martínez, el tabasqueño que le habla fuerte al oído al hombre de Palenque y quien creó toda una red de complicidades para que los gobiernos de los estados morenistas les compraran el huachicol fiscal. Ahí están involucrados sus familiares y también los de algunos hombres de verde olivo.
Y, sin duda, hay que sentar en el banquillo a Mario Delgado, el entonces presidente de Morena y actual Secretario de Educación, quien decidía a dónde iban a dar los dineros del contrabando de combustibles. Junto con él, a su principal cómplice, quien fuera legislador tamaulipeco y su amigo muy cercano, Erasmo González, hoy alcalde de Madero, uno de los puertos junto con Altamira, Tampico y Tuxpan, utilizados para descargar el huachicol fiscal. Ambos usaban a discreción el avión del finado Sergio Carmona.
Por supuesto deben pasar lista todos los gobernadores fronterizos y todos los que tienen salida al mar, para que expliquen cuánto se les pagaba a familiares o a sus despachos particulares por dejar que circularan, sin recato alguno -y hasta con protección de sus policías estatales- las pipas con huachicol fiscal.
Por ahora, hay que reconocer que se rompió no sólo el silencio, sino la inacción y la complicidad. Y ése es un enorme paso hacia adelante. Y eso hay que reconocérselo a la presidenta Claudia Sheinbaum y a su Secretario Omar García Harfuch. “Haiga sido como haiga sido”.
Ojalá que lo que se ve hoy como un excelente comienzo a esta colosal impunidad, tenga un final que acabe con ese negocio que instaló en México -con la venia presidencial- un cártel tan poderoso y rentable como el de las drogas. Los mexicanos se los vamos a agradecer. Y las futuras generaciones, también.
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