¿Cuánto falta para la elección?

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30 de junio 2021

¡Que alguien me explique!

Con AMLO no; ¿con Biden sí?

Pueden dar por hecho que la negativa de AMLO será un detonador que propicie, más temprano que tarde, el que se le abran a Silvano Aureoles las puertas del gobierno norteamericano

Por Ramón Alberto Garza

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Cuatro horas aguardó en vano Silvano Aureoles en las afueras de Palacio Nacional, a la espera de ser recibido por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Siete peticiones de audiencia presidencial desde que en diciembre del 2018 arrancó la Cuarta Transformación y ninguna de ellas correspondida.

“Muchas solicitudes que le he hecho al presidente de audiencia durante estos tres años y nunca me ha recibido… siete por lo menos, siete solicitudes de audiencia”.

El gobernador de Michoacán se apersonó muy temprano ayer martes a las puertas de Palacio Nacional. Buscaba audiencia con AMLO, aunque fuera en La Mañanera. Y sin duda, también atención mediática, para blindarse frente a la denuncia.

Intentaba entregarle al mandatario algunos testimonios que avalaban sus dichos, de que el narcotráfico habría apoyado a Morena en las pasadas elecciones del 6 de junio, no solo en su entidad, sino en los estados de la costa del Pacífico.

Y es que cuando Aureoles planteó su denuncia, el inquilino de Palacio Nacional lo conminó a que presentara pruebas que lo avalaran.

“Pues que pruebe, si tiene elementos”…

“Los estoy acusando de delincuentes, no de tarugos”.

Pues aceptando el reto, el gobernador de Michoacán buscó una audiencia con el presidente López Obrador para compartirle las que calificó como “delicadas pruebas”, pero las puertas de Palacio Nacional no se le abrieron.

El mandatario justificó su rechazo pensando que se trataba de una jugada de tintes políticos. Y que si el gobernador Aureoles tenía algo que denunciar fuera a las instancias correspondientes, como el INE o la Fiscalía General de la República.

Legalmente lo dicho por AMLO es lo correcto, pero el protocolo de atender la petición de audiencia del gobernador de Michoacán -uno de los 32 que suscriben el Pacto Federal- y sugerirle en persona que aporte lo que tenga a las autoridades responsables, sería lo políticamente correcto.

¿Qué es lo que no quiere escuchar o qué es lo que no quiere ver el inquilino de Palacio Nacional? ¿Se le pueden dedicar horas a periodistas “fake” en una conferencia mañanera mientras se le niega a un gobernador, un derecho de audiencia a lo largo de los dos años y medio que lleva el sexenio?

Por más diferencias políticas que se tengan, por más desacuerdos que existan con el PRD, el presidente López Obrador es el jefe político de todos los mexicanos, sin distinción de partidos.

De hecho, horas antes de su negativa al michoacano, el mandatario sostuvo encuentros con dos gobernadores con quienes sostenía desencuentros.

Uno fue el panista Javier Corral, de Chihuahua. ¿Tratarían el caso de Isaac Gamboa y la Operación Zafiro, que compromete al PRI?

El otro encuentro fue con el gobernador emecista de Jalisco, Enrique Alfaro. ¿Tocarían el tema de Samuel García y las presuntas triangulaciones de fondos a Movimiento Ciudadano?

Históricamente, AMLO venía teniendo desencuentros con ellos. Pero en esta ocasión acabaron dándose la mano. ¿Por qué al gobernador Aureoles no?

Lo que no es congruente es que, por un lado, el inquilino de Palacio Nacional agencie desde la mañanera -como ya lo hizo- una audiencia para un presunto delincuente internacional como Florian Tudor, acusado de ser el cabecilla de la mafia rumana en México, y por el otro, se ignoren las peticiones de audiencia de un gobernador como Aureoles.

Corrida la negativa del presidente López Obrador, no hay duda de que el gobernador de Michoacán buscará la anunciada audiencia con el presidente Biden, o en interpósita persona, con algún influyente asesor en Seguridad de la Casa Blanca.

Aureoles lo dijo con todas sus letras en la conferencia de prensa que dio el pasado jueves, y en la que advirtió que recurriría a otras instancias internacionales -el gobierno norteamericano incluido- para impedir que en el 2024 se tenga una narcopresidente en un narcoestado.

“Lo de la denuncia de Estados Unidos, sí la vamos a hacer… ando contactando ya a personas cercanas al gobierno del presidente Biden, deben de saber y deben de estar preocupados, porque también es un tema de seguridad para ellos”.

Pueden dar por hecho que la negativa del presidente López Obrador será un detonador que propicie, más temprano que tarde, el que se le abran al michoacano las puertas del gobierno norteamericano.

Será entonces muy lamentable que fuera forzado por los hechos a cumplir aquel viejo proverbio que lo instale como “candil de la calle y oscuridad de la casa”.

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