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2 de julio 2025

31 de agosto 2022

¡Que alguien me explique!

Colosio, el ingrato

Luis Donaldo Colosio Riojas volvió a marcar distancia de Dante Delgado y del partido que lo llevó al poder, y por el que está sentado en la silla de la capital industrial de México

Por Ramón Alberto Garza

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En política, la ingratitud es un delito comparable con la traición. Y eso es lo que se asoma en el desplante de Luis Donaldo Colosio Riojas, al desairar el pasado fin de semana un evento nacional de Movimiento Ciudadano en Monterrey, la ciudad que presumiblemente gobierna.

El hijo del candidato presidencial del PRI, asesinado en marzo de 1994 en Lomas Taurinas, volvió a marcar distancia de Dante Delgado y del partido que lo llevó al poder, y por el que está sentado en la silla de la capital industrial de México.

Para distinguir tanto a su gobernador como a su alcalde naranjas -Samuel García y Luis Donaldo Colosio- el líder nacional de Movimiento Ciudadano eligió a Monterrey como sede de la plenaria nacional 2022, en la que se reunieron sus Diputados y Senadores.

Y aunque tenían una gira de trabajo ya programada por Texas, Samuel García y Mariana Rodríguez, sí se dieron el tiempo de ajustar sus agendas para asistir, aunque fuera el último día, para hacerse presentes en la clausura.

Tanto que la influencer y esposa del gobernador nuevoleonés cosechó un inusual elogio de Dante Delgado, al calificarla en su discurso como “uno de los más importantes activos de Movimiento Ciudadano”.

No fue así con Luis Donaldo Colosio Riojas. El alcalde no se dignó a asomarse por la sede del Hotel Krystal, donde sus correligionarios naranjas departían. El alcalde de Monterrey tenía una boda y con ese pretexto se les volvió ojo de hormiga en su propia tierra.

Este es el enésimo deslinde de Colosio Riojas hacia Movimiento Ciudadano y hacia Dante Delgado. Su soberbia al explotar el único activo que posee -el apellido de su padre- apareció apenas 22 días después de ser electo alcalde de Monterrey. El nobel munícipe declaró que “Movimiento Ciudadano fue una plataforma que nos permitió contender, pero yo me deslindo respetuosamente o pinto mi raya”.

Y a lo largo de los primeros diez meses de gobierno ha sido muy su estilo el desdeñar todo lo que se pinte con tintes color naranja. Marca, cuantas veces puede, no solo su distancia del partido, sino también del gobernador naranja Samuel García.

Pero esas conductas de Colosio Riojas no son nada nuevo. Solo son una repetición del rol de “fantasma político” que viene ejerciendo en un gobierno que dice encabezar, pero en el que ni se le ve ni se le siente, a menos que haya bailongo, pachanga o trago. Quizás porque -como reza el vallenato que bailó en uno de los barrios que vistió- “los caminos de la vida, no son como los pensaba, no son como imaginaba”.

Y ese papel de “fantasma político” está transformando el Palacio de Cristal en territorio de intrigas y disputas impulsadas por Agustín Basave, el poder tras el trono, y por decenas de funcionarios importados, la mayoría desde la Ciudad de México, como si en Monterrey no existiera talento propio que conociera su terruño. Comenzando por la Secretaria del Ayuntamiento, Ana Lucía Riojas Martínez.

Es esa funcionaria, quien ya entró en abierta disputa con la Secretaria de Desarrollo Urbano, Laura Ballesteros, a quien le arrebató la inspección de obras, sin que mediara la necesaria modificación a la Ley.

El todavía director de Agua y Drenaje de Monterrey, Juan Ignacio Barragán, ya hizo pinza con Riojas Martínez -a través de Mario Ibarra- para controlar los permisos de nuevas construcciones, pasando por encima de la titular de Desarrollo Urbano.

Y, mientras tanto, los desarrolladores y constructores tienen frenadas cientos de obras, con el consecuente desempleo para miles de trabajadores de la construcción, porque se está repitiendo en Monterrey la parálisis de permisos de obra que se dio en la Ciudad de México, durante el arranque del gobierno de Claudia Sheinbaum. Todo bajo el pretexto de regularizar y de ponerle orden al desorden.

Lo único cierto es que, a un mes de cumplir su primer año como alcalde, Luis Donaldo Colosio Riojas tiene muy poco o nada que presumir de su gestión, más allá de que gracias a su apellido aparezca como puntero opositor en las encuestas rumbo a la carrera presidencial. Pero eso es consecuencia de la herencia, no de los méritos de un gobierno que nada tiene que presumir.

Pero más lamentable que su incapacidad es su ingratitud, al morder la mano de quien le dio la oportunidad de ser hoy el alcalde de la segunda ciudad más importante de México.

Para unos, ese reiterado deslinde es solo el síntoma de que está mostrándose como “carta libre”, sin color naranja, en caso de que a la coalición PRI, PAN y PRD se le ofrezca fichar al único apellido que rivaliza en las encuestas a las “corcholatas” de Morena.

O dos, porque alguien desde el gobierno de la Cuarta Transformación o desde el terreno personal, ya “lo convenció” de que le sería de un altísimo costo buscar la silla presidencial. Y quizás, por ello, le declaró el pasado 21 de agosto al sitio Latinus, de Carlos Loret, que se descartaba para la grande.

Sea cual fuere el motivo, el gesto de ingratitud mostrado el pasado fin de semana por Luis Donaldo Colosio Riojas hacia Dante Delgado y hacia el  partido con el que llegó al poder, solo les da a los demás un anticipo de lo que sería si alguien le compra “su carta” rumbo al 2024.

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