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¡Que alguien me explique!

Buenrostro, ¿mala-salud?

Raquel Buenrostro, que en octubre de 2022 relevó a Tatiana Clouthier como secretaria de Economía, estaría pasando por un difícil trance de salud que le impediría continuar con la complicada agenda que su cargo le impone

Por Ramón Alberto Garza

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Comienzan a circular informes sobre la posibilidad de un relevo en la Secretaría de Economía. La versión más cercana a lo oficial es que Raquel Buenrostro, la titular que en octubre de 2022 relevó a Tatiana Clouthier, estaría pasando por un difícil trance de salud que le impediría continuar con la complicada agenda que su cargo le impone.

Las presiones, sobre todo en los litigios internacionales, en particular con los de los Estados Unidos en el marco del T-MEC -energía y maíz transgénico, por citar dos casos- no son compatibles con los cuidados que los doctores le estarían demandando a Raquel Buenrostro para resolver su cuadro clínico.

Existe, sin embargo, una versión alternativa que estaría relacionada con la Secretaria de Economía y el mayor escándalo de corrupción del sexenio detectado en Segalmex -la Conasupo de la 4T-.

El drama involucraría la compra fraudulenta de alimentos, acuerdos con gobiernos extranjeros y desviación abierta de recursos públicos para asuntos privados.

El eje de esa investigación pasa por el nombre de René Gavira Segreste, un ex priista con raíces en la delegación Cuajimalpa, y que en 2018 fue designado por Raquel Buenrostro como director de la Unidad de Administración y Finanzas de Segalmex.

Cuestión de recordar que, en aquel entonces, la ahora Secretaria de Economía fungía como Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda y, por instrucción presidencial, era la responsable directa del programa nacional de compras del gobierno federal para instaurar la llamada austeridad franciscana.

Bajo esa posición fue la responsable de nombrar a todos los oficiales mayores y administradores de las dependencias, incluyendo a Gavira Segreste en Segalmex, de quien se dice iba también recomendado por Alejandro Esquer, el secretario particular del presidente López Obrador.

Bastaron dos años -2019 y 2020- para que el personaje se involucrara en temas que se volvieron más que espinosos en el manejo de dineros y acabaron por estallarle en las manos, llevando a la cárcel hasta ahora a 12 funcionarios de Segalmex, pero nunca una acusación, mucho menos apertura de proceso, contra su director Ignacio Ovalle.

Es decir, el mayor escándalo de corrupción del gobierno de la 4T, con manejos cuestionables sobre 15 mil millones de pesos no tiene dueño, está huérfano.

Los escándalos de corrupción que obligaron a Gavira Segreste a dejar su cargo incluyen la compra a sobreprecio de 7.8 toneladas de azúcar, con valor de 142 millones de pesos; el escándalo de la empresa Libre Abordo, que intercambió alimentos mexicanos por crudo venezolano, así como la desviación de fondos de Segalmex a la compra de títulos bursátiles e inversiones en desarrollos inmobiliarios.

Alguien -justa o injustamente- pretende endosarle a la ahora Secretaria de Economía, si no su complicidad, sí al menos su falta de vigilancia y auditoría sobre quién era considerado su subalterno.

Y el caso irá escalando, en la medida en que expedientes como el de Libre Abordo sean exhibidos desde los Estados Unidos, en donde las informaciones sobre el destino no claro del petróleo o de su venta amenazan con estallar en cualquier momento un escándalo de grandes proporciones que podría salpicar incluso a una “corcholata” morenista.

Y quizás por estos tintes ideológicos que involucran a los gobiernos de Venezuela y Cuba es que se esté protegiendo desde Palacio Nacional, no solo a Ignacio Ovalle, sino también a Raquel Buenrostro.

Decir que la Secretaria de Economía está “enferma” es la ruta fácil a su salida protegida para irse con Ovalle al limbo de los jamás acusados.

Ahora sí se explica por qué el presidente López Obrador salió en su mañanera a defender al director de Segalmex, exculpándolo del mega fraude y diciendo que mañosos priistas del pasado fueron los perpetradores de un desfalco dos veces el tamaño de la Estafa Maestra. Malvados tricolores que embaucan a inocentes morenistas.

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